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 La Noche es Peligrosa para las Damas (Capítulo 3/4)

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Jaime Olate
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La Noche es Peligrosa para las Damas (Capítulo 3/4) Empty
MensajeTema: La Noche es Peligrosa para las Damas (Capítulo 3/4)   La Noche es Peligrosa para las Damas (Capítulo 3/4) Icon_minitimeMar Nov 26, 2019 2:38 pm

Un Día con Sorpresas


Cuando despertó a las 7 A.M., ella se sentó bruscamente. Se acarició su hermoso mentón, no estaba segura si había tenido un sueño o todo fue real.
Decidida fue al cuarto de su hermana Andrea, quien se negaba a escucharla, tapándose con la cabecera. Sólo miró a Florentina con asombro cuando le contó que la noche anterior había sido salvada por un gallardo desconocido, muy mal vestido, pero que era todo un caballero.
Andrea, se restregaba su bello rostro y la escuchaba con atención.
–Aaah diablilla, casi salí a ver quién era el conquistador que trajiste a casa.
–Epa, epa, hermanita, era un pobre hombre mal vestido, pero muy valiente.
–Ja, y también muy buen mozo. Vi como lo llevaste al cuarto de visitas. Vamos … quiero ver al héroe de mi hermana mayor.
Con sorpresa vieron que el cuarto de hospedaje tenía la puerta abierta y no había nadie.
–Vaya que mal agradecido es tu salvador, hermanita. Pudo haberse despedido siquiera, espero que no nos haya robado.
–Por favor, Andrea, se trata de un tipo extraordinario, pero … muy extraño. ¡Ya sé, iremos a su casa después que desayunemos … tengo su dirección, está relativamente cerca!

Cuando arribaron en su carro al domicilio indicado en la tarjeta, quedaron con la boca abierta al ver una enorme mansión en un gran terreno con árboles ornamentales que cualquier vecino no podía tener.
Al pulsar el timbre en la puerta pequeña del lujoso cerco de fierro, notaron que una señora salió de una casa muy hermosa, mucho más pequeña, y ubicada casi al fondo. Dedujeron que se trataba de una empleada doméstica y así era en efecto, se presentó como doña María la esposa del mayordomo, don Carlos.
Conversando a través de las rejas, doña María preguntó qué buscaban. Florentina al mencionar que buscaban a don Tulio, los ojos de la sirviente tuvieron un rápido parpadeo y desvió su mirada, en tanto que se acarició su mentón.
–Sí, vive aquí. Perdón que les pregunte ¿Para qué lo buscan?
–Deseo agradecerle personalmente que anoche me haya salvado de un grupo de asaltantes.
El nerviosismo de doña María se hizo más evidente y les dijo que no sabía si don Tulio estaba en su habitación y con su mano indicó una pequeña y agraciada construcción un poco más al fondo.

Iba a continuar dando explicaciones, pero fue interrumpida por la voz sonora y varonil de un hombre que salió por la puerta principal de la enorme casa.
–Me pareció que preguntan por don Tulio, mi tocayo.
Calzaba pantuflas y bata de baño con largos pasos, que corresponden a un hombre muy alto, llegó a la puerta.
–¿Con quienes tengo el placer de hablar?
Florentina se presentó junto a su hermana Andrea.
–Doña María, por favor haga entrar a estas bellas damas y que me esperen en la sala, mientras me seco y … (una encantadora sonrisa acompañó a sus palabras) ¡Ja! … me visto.
Mientras caminaban por el hermoso sendero hacia su hogar, pidió excusas por restregarse el desordenado cabello, evidencia que venía saliendo de la ducha.
En tanto el dueño de casa se emperifollaba, las dos hermanas contemplaban la amplia y lujosa sala, sentadas en cómodos y hermosos sillones.
Minutos después apareció el gallardo hombre, luciendo una camisa blanca con los botones superiores desabrochados tal vez por la premura en atender a las dos jóvenes.

Sin mayores cortesías cogió una pesada silla y se sentó frente a las hermanas.
–Antes les advierto que no conozco personalmente a don Tulio, con quien curiosamente tenemos ese mismo nombre. El mayordomo don Carlos y su esposa, doña María, intercedieron para que le diera alojamiento en el cuarto para hospedados.
Se arregló un mechón de pelos en su frente y la hábil mirada de Florentina descubrió una evidente cicatriz casi en el borde la cabellera.
–Es extraña la vida … pueden creer que a mi albergado no lo he visto nunca. Aparentemente es un familiar de mis queridos mayordomos, a quienes les debo mucho… incluso parte de mi crianza, por la muerte en un accidente de mis padres.
Juntó sus manos y su mirada quedó perdida en algún punto.
–No entiendo por qué cuento estos hechos … sin embargo, les debo sus cuidados desde los 15 años de edad; al poco tiempo del fallecimiento de mis padres, don Carlos y un gran amigo mío dirigieron nuestra empresa. Debido a su avanzada edad, tuve que hacerme cargo junto a Mauricio, mi querido y leal amigo, de tan pesada carga.
Dio un profundo suspiro y movió la cabeza.
–Desde niño practico karate y tuve un estúpido golpe en la cabeza –mostró la gran cicatriz en la parte superior de su amplia frente– y ellos dos han manejado la conocida empresa Importaciones Tulio Ferreira y Cía. que inició mi madrecita y su familia al poco tiempo de llegar como inmigrantes.
Florentina dio un respingo. ¡No podía ser tanta coincidencia, casi el mismo nombre del heroico hombre que la salvó horas antes!
–Por favor señor, –interrumpió la asombrada Florentina– es casi el mismo nombre de don Tulio …sólo que él se llama Tulio Escobar Ferreira …
–Perdón, perdón señorita … aquí hay un evidente error o alguien está usando mi nombre. YO ME LLAMO TULIO ESCOBAR FERREIRA.
Los bellos ojos de la joven se abrieron desmesuradamente.

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