El Lolo y Rodrigo

El Lolo y Rodrigo

Ese sábado, el Lolo tenía planeado por la tarde pasear acompañado de su compañero Martín, esa era una deuda que sentía debía pagar porque durante la semana se le hacia difícil sacar al perro a dar una vuelta, sólo un ratito hasta la esquina y de vuelta a casa.
En eso estaban cuando sonó el timbre y Martín salió ladrando y disparado como un cohete hasta la ventana.

- Soy yo Rodrigo, necesito hablar con usted.
- Hola… ¿Qué haces Pibe?... pasá… ¿Qué te pasó?
- Es que no sé como pasar este billete de cincuenta pesos falsos que me dieron. No me lo puedo sacar de encima (le dijo con algo de desesperación)
Lolo se dio vuelta y encaró hacia la cocina.
- Vení pibe seguime que conversamos mientras termino de lavar los platos.
- ¿Sabes quién te dio el billete?
- No, por eso tengo que sacármelo de encima, pero… no se a quien encajárselo, intenté con varios pero, se avivaron.

Se secó las manos y mirando al muchacho a los ojos le dijo.

- Claro… y entonces te sentís un pelotudo ¿No? Cómo te comiste el billete falso vos que sos un piola bárbaro y ahora tenés que encontrar uno más pelotudo para que se quede con el billete falso ¿No? Dale no te quedés mirándome como si te hubiese hecho una pregunta difícil. contestáme.
- Y si… ¿Que quiere… que me quede con el billete?
- No pibe… que te quedes con el billete no. Que lo rompas.
- ¿Como que lo rompa y entonces pierdo cincuenta pesos?
- Es que los cincuenta pesos ya los perdiste por pelotudo.
- No… por pelotudo no, me engañaron.
- A te engañaron claro… y ahora vos queres ser tan mierda como el que te engaño ¿No? y como no encontras uno más pelotudo que vos, seguro vas a caer en cuenta que al los únicos que podes engañar es a un niño o a un viejo y como los niños no andan con plata vas a terminar cagando a un viejo. Te felicito.

Mirá, anda acá en frente al kiosco de Don Berto y como el viejo apenas ve, le encajas el billete así te sentís menos pelotudo y más mierda.

Rodrigo bajó la cabeza sacó el billete de su bolsillo y lo rompió.

¡Qué personaje Lolo! Como apela a la conciencia del interlocutor.
Muy buen texto.
Nilda