franckpalaciosgrimaldo Escritor activo
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| Tema: Otra historia que no puedo contar (Parte 1) Mar Ene 15, 2019 9:00 pm | |
| Hacía más de 10 años que no sabía de ella, cuando me llegó su mensaje de texto quede sorprendido. Habíamos sido muy buenos amigos, hasta un poco más tal vez, la conocí cuando estaba trabajando en una revista como columnista, pues cursaba una maestría para poder dictar clases en la universidad, lo que siempre quise hacer luego de acabar Literatura, 5 años muy divertidos. Ella trabajaba en la misma revista, se encargaba del área de diseño específicamente, era su profesión, llevaba ahí más tiempo que yo, yo solo tenía 5 meses cuando por fin cruzamos palabra, la verdad no era muy sociable, me dedicaba a mi trabajo, revisar entrevistas, organizar contenido, cosas típicas. Cuando me llegó su mensaje luego de tantos años sin saber de ella me sorprendí, no negare que en esos años supe algunas cosas de ella, una amiga muy cercana me dijo que había tenido un fracaso amoroso y que estaba embarazada, eso fue ya hace mucho, quizá 7 años atrás. No volví a saber de ella desde la última vez que nos vimos, recuerdo que yo ya había conseguido mi maestría y había logrado un buen contrato en la Universidad Nacional de catalina, ya había conocido a Beatriz, mi esposa. Recuerdo que aquel día conversamos acerca del amor, de las relaciones, de todo un poco, de sus sueños, siempre quiso formar su empresa de diseño, yo siempre pensé que así sería, de haber sabido que era la última vez que la vería hubiera hablado menos de mi vida tan feliz y la hubiera escuchado más. Pero las cosas pasaron así, Fernanda fue y será siempre una parte importante de mi vida. Por eso creí que su regreso era el destino, pensé que era algo que tenía que suceder que era el momento preciso, estaba pasando una crisis matrimonial, no voy a mentir con Beatriz pase años muy felices, pero los últimos 5 años de nuestra vida juntos había ido cuesta abajo, quizá por los celos, quizá por que aun no llega el bebé, quizá por que paso mucho tiempo trabajando o simplemente que no habíamos podido superar lo de Miriam, una mujer que conocí en la universidad y con la cual tuve un romance, cuando Beatriz y yo estábamos en quizá un punto crítico, ella se había mudado con su madre y yo estaba pues sensible, ya cuando regresó yo había comenzado a sentir cosas por Miriam y las cosas se complicaron de tal modo que hasta el día de hoy ella sigue pensando que soy un mal tipo, pasamos buenos momentos, prefiero recordar esos aunque duele. Bueno, pase algunos meses deprimido pues si e había enamorado, luego trate de recuperarme tratando de ver lo bueno de mi relación, así fueron algunos años, Beatriz pensó que seria bueno tener un hijo, así como soñábamos en un principio la idea me gustó siempre quise ser papá, pero tenia miedo y tengo miedo a esa responsabilidad, vivimos en un apartamento, ella es enfermera trabaja mucho, yo de catedrático gano lo suficiente, pero igual es un paso grande que dar. Los últimos años han sido tratar de encontrar al niño y otras alternativas, pero por alguna razón no ha llegado aún, ya intentamos todo, y la adopción es algo que ella no considera, cada pelea siempre sale este tema, que yo parezco no preocuparme, y es que no hago nada, pienso que si no ha llegado es por algo, creo mucho en el destino. Acababa de pelear con Beatriz, para variar, y si me pregunto por qué no la he dejado aun, la respuesta es que aun muy en el fondo algo me dice que tampoco ella es la mala de la historia, y tiene sus momentos, al igual que yo, a veces hay días inolvidables yendo a pasear, beber un vino, ver una película, quedarnos dormidos en el balcón mirado las estrellas y escuchando música, en fin. La pela esta vez había sido por que cancele una cita que teníamos para ir a ver al médico, para un análisis, más precisamente un conteo de espermas para comenzar un nuevo tratamiento, pero la verdad no me sentía de ánimos habían sido semanas complicadas en la universidad, muchas evaluaciones, tenía que trabajar el doble, tenía que enviar una columna al periódico, en fin, y se me iban los ánimos, casi siempre ene estas fechas de agosto, pues me recordaba los buenos momentos con Miriam en estas fechas y el hecho de lo mucho que había cambiado por ella, había bajado de peso, me había afeitado, típicas cosas que hace un hombre cuando está enamorado, creo que por eso sospecho Beatriz también, la cuestión es que a cerca de 4 años de ese suceso estoy pero hecho otra persona, he subido mucho de peso, nadie imaginaria que tengo 35 años, me he dejado la barba, el cabello ya no lo arreglo, en fin todo un profesor de universidad de parches en codos y maletín de cuero, y eso me deprimía pues aún tengo algunas fotos de aquellos tiempos, fotos que ella me tomó. Me llegó el mensaje y fue como un sorbo de agua fresca en el desierto, me animó, por el hecho de que quería saber de ella, hasta ahí todo normal, un amigo que tiene noticias de una vieja amiga. Beatriz no estaba en casa, así que llame a Fernanda y conversamos largo rato. Me contó que estaba bien, que estaba llevando un curso de pintura, que me extrañaba, que le hice falta, pues en aquellos tiempos, ella siempre mucho más joven que yo, siempre pedía mis consejos, me contaba sus cosas como buenos amigos y a veces era al revés , y me contó que tenía una niña, una pequeña hija de 6 años que era el motor de su vida, se llamaba Sara, estaba en primaria, me envió sus fotos, era su vivo retrato, por otro lado ella seguía igual de linda, había ganado algunas líneas de expresión, quizá el cabello distinto, pero estaba igual, yo le envié una mía, no muy actual realmente, se sorprendió, pues cuando ella me vio por última vez hace cerca de 10 años, estaba delgaducho pelucón y sin barba, le mande la mejor que tenía, se sorprendió. Le pregunte ¿y que era de su esposo? Y me respondió que no sabía nada de él desde cerca de 5 años, que se había despreocupado de su hija y de ella y que así era mejor para las dos. No pedí más detalles, por alguna razón eso me gustó y tampoco me sorprendió, era una buena chica, pero a veces pecaba de ingenua. Me preguntó de mí, le dije la verdad que estaba casado y que las cosas no iban muy bien, le conté de mi trabajo, le gustó saber que seguía trabajando en lo que me gustaba, que estaba bien y con salud, me dijo que estaba viviendo en Burgos, no estaba muy lejos de aquí, quizá 40 minutos, que sería bueno vernos y conversar en persona, pues era tarde, sin darme cuenta habíamos hablado una hora y eran cerca de las 11 de la noche, le dije que claro, que ahora que regresó, por llamarlo así, tenemos que recuperar el tiempo perdido. No mentiré al día siguiente me desperté más animado fue bueno recordar viejos tiempos, incluso fue una buena motivación para sorprenderla cuando me viera, pues estando como estaba me era difícil dejarme ver, sobre todo porque ella me conoció a mis 23 años, ese día dejé de comer entre comidas. Seguí mis días normal, tranquilo, extrañamente más animado, Beatriz regresó 3 días después con la misma charla de siempre, que tenemos que arreglar las cosas y que no quiere estar en esta situación, muy bien, lo arreglamos, no tenía ánimos para estar peleando me sentía relajado y solo quería seguir así, algunas noches Fernanda me escribía, me mandaba algunos mensajes preguntándome como estaba, siempre entre las 10 y 11 de la noche, cuando acababa de hacer sus cosas en casa, seguía de diseñadora gráfica, pero no en una revista, trabajaba para un pequeño estudio fotográfico arreglando fotografías y cosas así en las tardes, y en las mañanas enseñaba arte en el colegio de su hija, lo que le daba un descuento y así era suficiente para pagar su apartamento y las cosas de ella y su hija, siempre fue trabajadora. A veces me sentía muy afortunado, pues mi trabajo era bastante relajado, dictaba clases a mis alumnos, redactaba una columna semanal para un diario de la ciudad, tenía tiempo para llevar algunos cursos de actualización los viernes, todo era fácil comparado con ella, me hizo ver muchas cosas que en sus momento parecían irrelevantes. Cuando una noche me encontraba en la cama con Beatriz y me llegó un mensaje de Fernanda no pude evitar que mi esposa se diera cuenta que constantemente recibía mensajes de esta amiga, así que le dije que era una amiga de hacía años que había vuelto a comunicarse conmigo y conversábamos a veces. Sabía que esto era un problema a simple vista, me preguntó todo sobre ella y recordó que en alguna ocasión le había contado de quien se trataba. Su expresión cambio, pues sabía que aquella chica de la que le contaba hace muchos años con emoción se trataba de alguien especial para mí, no me dijo nada en el momento, pero sé que le molestó mucho al grado de que algunas noches cuando sonaba el celular, podía oír sus resoplidos de incomodidad mientras yo respondía los mensajes, cada vez se hacía más notorio y me causaba más estrés no poder responder un mensaje tranquilamente. Algunas veces le hablaba de ella, pues no veía nada malo en mantener una conversación con alguien, pero ella siempre lo veía por el lado negativo, al punto de enfadarse y suponer cosas que no eran, pues hasta ese momento, así es, yo y Fernanda no habíamos vuelto a vernos, solo mensajes. Quizá mi error fue contarle demasiado sobre ella, lo que denotaba que me interesaba, y que me preocupaba pues sabía que no estaba pasando por una buena situación con sus dos trabajos y los gastos que ocasionaba la escuela de la niña, en fin, dejaba ver mi preocupación, y Beatriz tomaba eso como una amenaza a sus intereses. Siempre terminábamos discutiendo por esa razón, porque respondía sus mensajes. Algunas veces eso me estresaba tanto que no podía seguir con mi dieta y mis ejercicios, luego de discutir casi siempre salía por una pizza o una hamburguesa, en fin, por esa misma razón no pude asistir a un evento muy importante la exposición de arte que se llevó a cabo en su instituto donde los domingos asistía, de ver quise ir, pero no me sentía listo para verla viéndome así y la situación con Beatriz se había complicado, ese fin de semana fuimos al médico, los resultados de mis análisis decían que estaba en un buen momento, al parecer mi dieta había estado funcionando al igual que hacer más deporte aunque sea caminata y correr algunas noches. Aquella noche la llame por teléfono y me disculpé, me envió las fotos de la sesión de arte, eran lindos cuadros, reconocí su talento, me dijo que había estado esperándome por si llegaba, yo le había dicho que estaba enfermo y que había que tenido que ir al hospital, ella no preguntaba sobre mi esposa y yo nunca le daba detalles, pero me dijo que no importaba que en un mes, Octubre, era su cumpleaños, que ese día esperaba verme, pues había pensado en comprar una torta y estar en casa con su hija como solía hacer, luego de ir donde su mamá, quizá podrían ir a dar una vuelta y así conocería a su hija. Le dije que contara conmigo que ahí estaría, pero no pude asistir, se me cruzó con un seminario al que todos los docentes tuvimos que asistir, cuando Salí ya eran cerca de las 12 de la noche y no tenía excusa con Beatriz, nuevamente le falle, de verdad me sentí muy mal, quería asistir, me lo vino repitiendo varios días, pues algunas veces mientras Beatriz dormía, o tenia turno noche en el hospital yo podía conversar con Fernanda largo rato como antes lo hacíamos, pero en persona. Me contó acerca de su ex pareja, el padre de Sara, no me contó acerca de el en la actualidad, pues al parecer no sabía nada de él, pero si me contó lo que pasaron estando juntos, que tuvieron problemas y que muchas veces al hablarle a él de mí, este se ponía celoso, pues ella siempre me recordaba con mucho cariño, no me dijo más, salvo que había sido una mala decisión el estar con alguien como él, pero que rescata el haber tenido a su hija, no seguí preguntando. Había algo en esas noches de conversación y risas, recuerdos, etc. Pero me hacía sentir contento, con ánimos, feliz de poder hablar con ella, y ella sentía lo mismo, me decía que hablar conmigo le gustaba que oír mi voz la hacía sentir tranquila, y a mi igual, me acostumbre a escucharla y saber de ella antes de irme a dormir, y pues finalmente las cosas con Beatriz iban de mal en peor, fue cuando comencé a pensar que quizá esto era una señal de algo, de que quizá mi felicidad no era ni seria al lado de Beatriz. Decidí entonces que ya era hora de verla luego de tantos años. Me dijo que el sábado no trabajaría en el estudio fotográfico y que su hija pasaría la tarde con su abuela, que podría pasar por ella e ir por ahí a dar unas vueltas como los viejos tiempos. Hacía mucho antes que ella se fuera luego de salir de la revista nos íbamos a caminar por el centro, por la plaza central, comprábamos unas latas de cerveza y conversábamos acerca del futuro, pensábamos en nuestras vidas, donde estaríamos y que estaríamos haciendo, juro que nunca pensé que así terminaríamos, ella siendo madre soltera y yo en un matrimonio que ya no deseo pero del cual aún no puedo salirme porque en el fondo aun quería a esa mujer. Recuerdo aquellas noches caminando bajo las estrellas riendo y compartiendo momentos que aún recuerdo con mucho cariño, a veces ni sabía a dónde íbamos, solo caminábamos, al final de la noche tomábamos un taxi que la dejaba a ella en su antigua casa y a mí en la avenida donde vivía, regresaba a casa y le escribía un mensaje agradeciéndole por la divertida noche, ella respondía con una cara feliz. Si me preguntan por qué no nos enamoramos, pues fue porque ella estaba enamorada de un chico, un chico con el cual tenía algunos problemas, pues sus vidas estaban llevando diferentes rumbos, pero a su edad no era fácil despegarse de esas relaciones, más aun si habían pasado tantos años juntos, creo que por ese lado ahora la entiendo, la había visto en sus mejores momentos así como en los malos, muchas veces me llamaba en las madrugadas llena de emociones, con las ilusiones destrozadas, otras simplemente me pedía que vaya a por ella, porque no había nadie más que fuera a su rescate, papel que me gustaba desempeñar porque aprendí a comprenderla y a quererla. De la misma forma cuando necesitaba yo a alguien para contarle mis problemas, ansiedades, angustias de la universidad, de la vida, ella estaba ahí. No quiere decir con todo esto que a mí no me gustaba ella, siempre me gustó, pero hasta ahí, pues en esos tiempo también había yo salido de una relación y no quería lanzarme a sentir amor otra vez, quizá no era el momento. Ella pro su lado siempre mostró un gusto hacia mí, pero no lo suficiente quizá. Me alisté y aquella tarde la fui a esperar en la esquina de su casa, le hable por teléfono al llegar y me dijo que la esperara unos minutos. No la había visto en casi 10 años, estaba muy ansioso, pero me sentía seguro de mí mismo, había bajado de peso, me había afeitado un poco, claro que aun seguía siendo muy diferente a lo que ella conocía. Finalmente luego de algunos minutos la vi acercarse por la calle, estaba hermosa, la misma sonrisa, la misma mirada, su cabello algo distinto, pero ella al fin. Me acerque a ella sonriendo y le di un fuerte abrazo, un abrazo que duro un buen rato mientras me hablaba al oído, diciéndome que me había extrañado muchísimo. Igual yo. ¿Dónde vamos? Me preguntó. A recordar viejos tiempos, respondí. Fuimos a la plaza del centro de la ciudad donde habíamos ido tantas veces, decidimos ir a pie, conversando en el camino, me conto todo lo que había pasado en estos años, me hablo de su trabajo, como había tenido que adaptarse, sus problemas familiares, su relación con el padre de su hija, me contó de sus nuevos planes y de lo mucho que la habían apoyado en la escuela donde daba clases de arte, la directora era su amiga y le había ofrecido ese empleo porque sabía la situación por la que pasaba, mientras paseábamos por la plaza me contó de sus problemas con su ex pareja, vivo con él por 3 años hasta que se embarazó y comenzaron los problemas, el sujeto al parecer siempre fue alguien conflictivo e inseguro, desconfiaba de ella, y no tenía en sus planes ser papá, cuando las cosas se pusieron serias luego de uno más de los tantos problemas que tuvieron como pareja este decidió alejarse, ella por su bien, según me contó decidió dejar ese apartamento y alejarse, desde ese momento vio por si sola todo lo relacionado a Sara, 6 años después casi no ha sabido nada de aquel tipo, Sara piensa que su papá ha fallecido, es lo que le dijo pues sin la familia de aquel hombre quieren saber de ellas. Yo le explique que a veces las cosas no salen como uno cree en estos temas del amor, y que a veces las personas no son como uno piensa, aunque las conozca de años, me preguntó acerca de Beatriz, la verdad le dije cosas buenas, pero dejándole claro que la relación no pasa por el mejor momento, le explique que no había podido ser padre aun y que poco a poco había dejado de tener interés en esa posibilidad, ella me recalcó lo bello que era ser padre y que es complicado también. Me dijo que no pensaba en el amor más allá que el de su hija, que no tenía tiempo para eso, se notaba sentida y asustada en torno a eso y es que una situación como la suya debe ser muy complicada de superar, no me extrañaba que no confiara en los hombres, yo, en sus palabras, era diferente confiaba en mí. Conversamos mucho esa noche, me preguntó de mi trabajo de todos mis planes, de mis nuevas metas sueños, nos pusimos al día en tanto a nosotros, comimos una aburguesas mientras caminábamos por el parque y finalmente fuimos en busca de un taxi. En el paradero me abrazó, como un no te vayas aun, así lo sentí, las lágrimas salieron de sus ojos y la abrace en silencio, de mis labios solo salieron un “Tranquila, ya estoy aquí no voy a dejar que te vayas esta vez”. Ella me dijo “Me hiciste tanta falta, tanta falta”. No pude dejar de abrazarla mientras colocaba mi cabeza sobre la suya, el sonido del autobús llegando nos separó, le seque las lágrimas y le dije que nos veremos pronto, que me gustaría mucho conocer a Sara. Me abrazo nuevamente, le di un beso en la mejilla y subió al autobús. Regresé a casa con una sonrisa de oreja a oreja, fue un día hermoso, uno de los mejores días que había tenido en más de 6 años, aunque también con una pequeña sensación de melancolía, por la situación en la que ella se encontraba. Antes de entrar a mi apartamento le escribí, y le agradecí por haberme hecho pasar un buen rato con ella, me respondió igual. No pasó mucho para verla nuevamente. Seguíamos comunicándonos por las noches, hablando por teléfono o a través de los textos, era como si se hubiera hecho costumbre contarme su día, y yo el mío, Beatriz en esos tiempos había tomado el turno nocturno, así que era cómodo para mí hablar con Fernanda. Solo habían dos personas a las que le había contado acerca de esto, una era mi amiga de años, con quien trabajábamos en la universidad, la cual para contrastar ex pareja de mi amigo el cual también sabia sobre este tema, la verdad es que ella siempre escuchaba mis cosas, sabia lo de Miriam y el pues compartamos algunas cosas en común, ambos habíamos engañado a nuestras parejas, la diferencia es que el sí terminó con su novia y ahora vive con su nueva esposa y con la hija de esta, por lo que él era el más indicado para aconsejarme en este sentido, pues pronto conocería a la hija de Fernanda. Kim, mi amiga fue directa conmigo, me dijo que lo que estaba haciendo estaba mal, pues de acuerdo a todo lo que le conté, la chica estaba comenzando a ilusionarse o a hacerse ideas que no eran, le explique de sus llamadas de las noches conversando de lo mucho que disfrutaba salir con ella y la idea de conocer a su hija y salir los 3, inmediatamente le traía el recuerdo de lo que le pasó con Ignacio, pues este en una crisis de su relación comenzó a salir con una socia de su empresa, una mujer separada con una niña de 5 años, la cual hoy en día tiene 9 y a la cual el ama como si fuera de él, y viceversa, era obvio lo que ella opinaría sobre mi situación y no la culpo. Me dijo claramente que yo estaba también comenzando a emocionarme, y no lo niego, habremos salido unas 4 veces hasta el momento, fuimos por un café, almorzamos juntos un día, fuimos a caminar, paso a la universidad una tarde que fue a entregar unas fotografías cerca y fuimos a cenar, verla para mí era alegrarme el peor día. Kim me aconsejó que si deseaba algo con ella, que fuera claro con Beatriz, que me separe de una vez y haga las cosas bien, de verdad debí haberle hecho caso; pero no fue así. Hasta ese punto no estaba seguro de que quería Fernanda conmigo, soy sincero nada era distinto a cuando salíamos en el pasado, salvo que ella ahora era quien estaba soltera y yo era quien tenía un problema en mi relación. Ella a veces me preguntaba sobre mi relación, yo seguía respondiéndole que las cosas seguían igual. No pasaba de eso, no preguntaba más. Una de esas noches me reuní con Ignacio, mi viejo amigo, compartimos unos cursos en la universidad antes de que se cambiara de carrera, pero nos seguimos viendo siempre, es un buen amigo hasta el día de hoy, aunque por su trabajo es difícil verlo tan seguido, nos reunimos para unas cervezas en un bar cerca del centro. Debo aceptar que había cambiado mucho, se había vuelto más responsable y mucho más trabajador que antes, eso me agradaba, pues en su motivación estaba su hija, él siempre me dijo que esa pequeña y su madre eran lo que lo motivaban a siempre ser mejor, pues aunque no era su hija la había criado los últimos años como tal y el siempre había deseado ser padre, pero no estaba eso en los planes de Kim. Al contarle mi situación pues me dijo que tenga mucho cuidado, en el sentido de que si me gustaba Fernanda, me terminaría enamorando de su hija, y ahí si estaba perdido, pues en su experiencia así le sucedió. La verdad yo me sentía muy animado de conocer a su hija, como le dije a Fernanda, esa pequeña era una extensión de ella y la voy a querer como la quiero a ella, eso le gustó. Ignacio me dijo que debería dejar de una vez a Beatriz, él la conocía, sabia lo complicada que era mi esposa, pero sabía también lo difícil que iba a ser esa separación, al final me dijo que conozca mejor a Fernanda ahora que son mucho más maduros, quizá las cosas no sean como parecen y pues esto sea motivo de algo más, en su caso lo ayudo a madurar, en el mío quizá me ayude a darme cuenta que quiero de una vez por todas, pues era obvio que Fernanda estaba ya ganándose un lugar en mis sentimientos y cada día me preocupaba más por ella y mis ganas de verla aumentaban y aunque su vida era algo más agitada que la mía, sabía que también pensaba en mí. Por otra parte Beatriz comenzaba a sospechar que algo pasaba conmigo, me dijo que me veía diferente, que parecía que no me interesaba en ella, no salíamos, no hablábamos, no había ido siquiera a recoger los análisis nuevos, yo le explicaba que tenía mucho trabajo y con el horario de su trabajo pues solo nos veíamos los sábados y domingos, y que ella iba donde su mamá y yo me quedaba en casa, con el pretexto de descansar y avanzar mis clases, algunas veces simplemente pasaba las tardes hablando con Fernanda quien iba donde su mamá con la pequeña. Esa noche discutí por enésima vez con Beatriz, era como si supiera en el fondo que estaba saliendo con alguien más, y no perdía tiempo para sacarme en cara lo de Miriam, y que tenga cuidado con las “amiguitas” que tengo, que no me iba a perdonar que vuelva a dejarla de lado por cualquier mujer, hablaba con la seguridad de que yo la había engañado, algo que nunca pudo probar finalmente, pero que había marcado mucho la relación, yo le insistía que ya olvidara esas cosas, que se concentrara en cualquier otra cosa, que yo tenía trabajo, estaba estresado y que discutir con ella solo dificultaba más el estado de la relación. Pero sus celos, sus sospechas, su inseguridad siempre complicaba todo, algunas veces no negare que me sentía un poco culpable, aunque aún no estaba haciendo nada malo, pues podía sentir que la estaba lastimando, solo por esa culpa algunas veces daba mi brazo a torcer y le decía que estaba bien que le daría más tiempo para ella, que no me concentraría tanto en el trabajo, así la tuve que darle más tiempo a ella, en parte no fue tan malo, la verdad era que sí, había estado muy alejado de ella, por su nuevo horario solo dormíamos juntos los fines de semana o 2 veces a la semana, y pues cuando estábamos juntos, cuando la abrazaba, cuando hacíamos el amor, pues recordaba porque me enamore de ella, era muy difícil pensar en dejarla entonces. Aunque esto duraba lo que a ella le duraba la paciencia y los celos regresaban al oír una llamada telefónica, cuando alguien le contaba que me vieron con alguien o cambiaba los planes, o cuando recuerda el pasado, eso me desanimaba mucho y hacia que el poder salir y ver a Fernanda fuera algo mucho más lindo, pues me quitaba esa horrible sensación de estar perdiendo el tiempo con alguien que siendo mi esposa seguía actuando como si fuéramos enamoraditos de 3 meses ¿para qué nos casamos entonces si no estaba segura de mí? Beatriz sabia de Fernanda, recuerdo que cuando ella y yo iniciábamos la relación yo le hablaba mucho de ella, pues éramos mejores amigos y aunque entonces el celoso era yo con Beatriz, pues no pensé que eso pasaría factura, ella conocía nuestra relación y es más, una vez hablaron por teléfono, nunca supe que le dijo, pero a Beatriz no le gustó. No mentiré, sentía que me vengaba de esas horribles escenas de celo y comentarios absurdos, aunque solo fueran paseos y conversaciones largas riéndonos y compartiendo. Finalmente algunos días más tarde quede con Fernanda para salir los tres, así que un domingo que Beatriz tuvo que ir a trabajar invite a ambas a pasear, le pregunte a Fernanda donde podríamos ir, algo que le gustara a un aniña de 6 años, ella me recomendó el centro comercial ahí habían juegos, comida, podríamos ver las cosas y comer algo juntos, así que esa tarde las espere en la esquina de su apartamento. Cuando las vi llegar no pude evitar sonreír, eran muy parecidas, las salude amablemente, me presenté, no era raro que para Sara yo era un ser extraño en su mundo, Fernanda me contó que no le había presentado amigos jamás, y me dijo que si la pequeña no era muy abierta hacia mí no me enfadara. Sara casi no dijo una palabra más éramos su mamá y yo quienes hablábamos, cuando caminábamos ella estaba agarrada de su mamá, no la soltaba para nada, era gracioso ver como parecía que cuando más se acercaba Fernanda a mí, Sara la halaba hacia ella. fuimos al centro comercial, paseamos por las galerías, viendo computadoras, artículos de casa, incluso ropa, ella aprovecho para comprarle a Sara unas zapatillas, era muy pronto para ofrecer a pagarlas yo, así que no intervine, pero luego fuimos a los juegos que habían ahí, el único momento en que Sara se separó de su madre. “Le caes bien”, me dijo, “Ella es normalmente así, es muy apegada a mí y tú le pareces extraño, espera a que entre en confianza”, Yo la entendía, era obvio que esperaba caerle bien, le dije que no se preocupara que le caeré bien, que se parecía a ella pues cuando nos conocimos también era algo distante conmigo, luego, pues ya sabía. Ella rio y se recostó en mi hombro, mientras veíamos a la niña correr y jugar, fue algo tierno. Yo la rodee con mi brazo, no sin antes mirar a todas partes, pues el centro comercial era un lugar público temía que alguien me viera. A veces simplemente se me olvidaba y disfrutaba de la relación. Finalmente luego de mucho rato ignorándome creo que logre encontrar algo que me acercara o rompa el hielo con Sara, pasamos por una librería dentro del centro y ella se acercó al aparador, estaba interesada en los libros, algo que yo conocía por demás. ¿Te gustan los libros? , le pregunté, A mí también, soy profesor de literatura en la universidad… ¿quieres entrar a verlos?, la pequeña asintió. Entramos juntos, Fernanda entro detrás de nosotros sonriendo. La pequeña rápidamente se fue a uno en especial, un libro que estaba siendo muy popular últimamente, un libro acerca de unos viajes fantásticos y cosas así, no eran mi especialidad pero sabía del autor y del contenido pues muchos de mis estudiantes habían hecho ensayos y monografías de aquel ejemplar, el que ella miraba era el último que había salido. Le pregunte si había leído los ejemplares anteriores, y me comenzó a contar acerca de estos, y que estaba esperando acabar el segundo, para decirle a su mamá que le compre el nuevo, pero que no tenía dinero aun, le dije que yo estaba pensando en comprarlo, y que pronto abría una feria del libro en la ciudad, ahí lo tendrían mucho más barato que con gusto yo se lo regalaba si su mama y ella me acompañaban, idea que le agradó mucho, a Fernanda también, sabía que el cumpleaños de la pequeña ya estaba cerca y que coincidía con las fechas de la feria, la semana siguiente a su onomástico, así que quedamos en ir los tres aquel día, hablamos un poco más acerca de libros y luego nos fuimos a comer una pizza, para entonces la pequeña ya estaba más relajada y parecía estar acostumbrándose a mi presencia. Comimos pizza, conversamos, la pasamos bien, fue divertido, finalmente caminamos de regreso a su apartamento, la pequeña me hizo algunas preguntas sobre aquella feria, estaba muy animada, me conto que le gustaba mucho leer, la naturaleza, el dibujo, por unos instantes parecía haberme aceptado en el equipo, por el momento al menos, le sugerí a Fernanda ir quizá en otra ocasión al zoológico de la ciudad o a un museo que había en el centro, ella estaba feliz de ir con nosotros, me dijo que ahora que conocía a Sara tendría que ir con el equipo completo, ella y su niña, yo le dije que encantado. Finalmente las deje en la entrada de su edificio, me despedí con un abrazo de Fernanda, y con un hasta pronto a Sara, hasta pronto señor, me respondió y entro a su edificio bostezando, estaba cansada había sido un día agitado, Fernanda me abrazo y me dijo gracias por todo me sonrió e ingreso a su edificio. Todo el camino a casa no deje de pensar en ambas, Ignacio tenía razón ver a las dos juntas, salir con ellas fue encantador, saber que las vería pronto era emocionante. Al llegar a Casa Beatriz estaba ahí había regresado temprano, mi celular se había apagado y yo ni cuenta, me preguntó dónde había ido; juro que quise decirle la verdad, pero no iba a comprenderlo, solo sería un problema más y no quería que se arruine esta noche tan perfecta, le mentí entonces. Le dije que había ido al centro comercial a buscar unas cosas que necesitaba ay que me encontré con un colega y comimos una pizza y bebimos unas cervezas. Me creyó. Desde ese día siempre le mandaba saludos a Sara, siempre preguntaba por ella y eventualmente Fernanda me mandaba sus saludos también, recordándome que la habían pasado muy bien, por asuntos del trabajo no pude verlas algunos semanas que me dedique a mi trabajo y a Beatriz, con quien salimos a cenar, celebramos nuestro aniversario y le regale un collar y un vestido, fue divertido, pero no podía evitar pensar en Fernanda mientras comía y bailaba con Beatriz, incluso algunas veces cuando la besaba pensaba en ella. Algo que no me hacía sentir feliz, finalmente esa semana fue linda como antes, ella estaba tranquila, linda, me sentía después de mucho feliz con mi pareja. Esa semana hablando por teléfono surgió una conversación interesante, aunque me hizo pensar mucho en que estaba sucediendo, o que pensaba ella de mí, comenzamos hablar de películas y de la posibilidad de ir al cine, ella me dijo que mejor podría ir a su casa y ver películas ahí, que había comprado un DVD nuevo y hasta hoy no lo había instalado, entonces me dijo que podría venir a ver unas películas, le dije que no había problema que podríamos comprar una pizza, comida china, y quedarnos a ver ya luego me iría a casa, cuando dije eso, ella me dijo que podría quedarme no habría problema. Yo le dije “¿estas segura?” me pareció extraño, aunque quizá estaba yo pensando mal, la verdad no me disgustaba la idea, me dijo que no habría problemas, sobre todo porque así podríamos ver películas de terror toda la noche mientras la pequeña duerme. Quedo como un plan para el fin de semana, no negare que tuve sentimientos encontrados. Le comenté a Kim, y me dijo que era algo extraño, que era una mujer sola con una hija y que estaba viendo en mi alguien en quien confía y quien le da estabilidad y compañía, que no era extraño que comenzara a sentir algo más que amistad por mí, yo me mantenía escéptico, no había visto aun alguna señal de que ella se interesara en mi amorosamente, claro, cuando caminamos me coge el brazo, se deja rodear por mi brazo, pero eso lo hacíamos siempre desde hace años, ahora con esto me confundió un poco. Éramos dos adultos, Kim tenía razón, pero que sabiendo la situación, no era de amistad solamente, esas llamadas, largas horas conversando, la salida con la niña, que me la pasara al teléfono, que a veces me mandara un mensaje saludándome, cosas que haría una mujer interesada en que yo me acerque más a ella, mi amiga me aconsejo que mantenga una distancia, porque aparte de esos yo estaba casado, y que quizá Fernanda no lo hacía con mala intención, dado que yo no le mostraba que estaba casado y que no tenía planeado dejar a mi esposa, eso era verdad, me quede en silencio. Finalmente unos días después pide verlas, al salir de la universidad Fernanda me llamó y me dijo que Sara quería ir al parque a dar unas vueltas, eran cerca de las 6 de la tarde, y dado que había un enorme parque cerca del edificio de Fernanda, había juegos y cosas entretenidas para los niños, así que me dirigí a su edificio para verlas un rato. Fuimos al parque para que la pequeña jugara y saltara por ahí, se encontró con unos amigos y se pusieron a juguetear mientras Fernanda y yo conversamos, me preguntó que hice estos días, la verdad le fui sincero, al fin y al cabo no tenía por qué mentirle, pensé, le dije que había sido mi aniversario y que había salido con Beatriz, su respuesta fue poco vacía, solo un simple “Ah ya”, y me cambio de tema, creo que no debí decirle eso, pero tampoco podía ocultar el hecho de que me sentía feliz. Y es que era algo que ya me había pasado antes, cuando salía con Miriam, muchas veces pasaba semanas muy bien con Beatriz, y por un instante me olvidaba de Miriam, luego Beatriz regresaba a su actitud y Miriam volvía a tener toda mi atención, me está sucediendo lo mismo. Lo que sucedió después me hizo pensar que ella había sentido celos de esa situación, no voy a decir que no sospechaba que ella sentía afecto por mí, pero de ahí a celos es diferente, no voy a mentir esa actitud me gustó. Ya cuando regresábamos a su apartamento me comenzó a hablar de un profesor que trabajaba en el colegio de su hija, me dijo que este profesor le había dicho para que tomaran un café un día de estos, soy sincero al decir que encontré rápidamente una conexión entre lo que le había dicho y lo que ella me estaba contando ahora, yo solo le dije que no había nada de malo en ir por un café, que si pensaba que tenía buenas intenciones no había que preocuparse, ella era soltera. “Si, de repente le acepto” me respondió, yo solté una risa. “Claro, no es mala idea”, respondí. Cambiamos de tema, converse con Sara sobre algunos libros y animales, fantasía; luego Fernanda me contó que estaba pensando en hacerle una pequeña fiesta a Sara por su cumpleaños y que si vamos a la feria del libro tendría que ser un día antes de esos, pues la fiestecita seria en su colegio ya que en su apartamento no había espacio. Me pareció bien, le dije que mi regalo seria ese, comprarle el libro que quería. Compramos unos helados y regresamos a su edificio. Una vez ahí me dijo algo. Me pregunto si yo veía mal que me quede en su apartamento toda la noche, me lo dijo con seriedad, pues ya faltaban 2 días para el fin de semana que habíamos quedado en comprar videos y quedarme, la verdad luego de hablar con mi amiga Kim no sabía que responder, una parte de mi sabía que era algo raro si no dejábamos claras las cosas, pero por otro lado si era algo que quería hacer y estaba seguro que ella también, pues le pregunté. ¿Te gustara que me quedara? Y me respondió que sí, que normal, pero que le había comentado a su amiga en el trabajo, en el colegio y le había comentado que no era bueno para Sara. Por un momento me pregunte por que lo había comentado, y bueno eso era algo positivo pues si yo no significara nada importante no contaría de mi a sus amigas, pero por otro lado lo que le dijeron era verdad, si Sara conocía a alguien y luego este se va, sentiría una doble perdida, sobre todo por la imagen masculina. Le respondí que por ese lado tenía razón, pero que solo sería un problema si Sara comienza a verme como alguien importante, por estar cerca de ellas, y luego desaparezco como si nada, ella entendió, pero la note confundida y algo a insegura, así que la tome de las manos y le sonreí. Ya se nos ocurrirá algo que hacer el fin de semana, no te preocupes, le dije, lo que no quiero es que tengas problemas o piensen mal. Ella asintió y me dijo que quizá podríamos ir al cine o ir por ahí a pasear. Me despedí de ellas y regresé a casa. No negaré que me decepciono un poco pues si tenía muchas ganas de ir, pero entendía que la situación hubiera sido complicada, ¿Qué le hubiera dicho a Beatriz? Al final no pudimos salir ese día, tuvo que ir a casa de su madre que estaba algo enferma y yo tuve que ir a casa de mis suegros. Se había hecho costumbre, por decirlo así, que luego de salir de la universidad, fuera a recogerla a la salida de su trabajo en el estudio fotográfico e ir juntos a casa de su mamá a recoger a la pequeña, como estaba cerca de su edificio podíamos ir desde ahí caminando y pasar un rato conversando, algo que disfrutaba mucho, la dejaba ahí donde su mamá y me iba a la mía. Ella siempre contaba sus cosas, como estaba pasándola, y me preguntaba sobre la mía, obviando evidentemente el tema de Beatriz, igual, en esos momentos difícilmente pensaba o trataba de pensar en ella, algunas veces cuando sonaba el celular o respondía un mensaje se quedaba mirando y comentaba que no le gustaba que hiciera eso, por alguna razón le hacía caso, aunque lo decía con un tono de broma. En esos mensajes Beatriz me preguntaba en donde estaba, o si ya había salido de la universidad, evidentemente le mentía, le decía que estaba en clases o que había reunión. Algo que sucedió en una de esas ocasiones resultó quizá en el comienzo de algo que aun hoy sigo arrepintiéndome, pues fue el comienzo de la parte de esta historia que no he podido dejar de lamentar. Una de esas noches luego de la universidad, de terminar de dar mis clases, cerca de las nueve de las noche fui a por ella al estudio, y decidimos caminar de regreso a casa de su mamá, que no estaba muy lejos de su edificio, ahí estaba Sara mientras ella trabajaba, dado que era temprano, así que caminamos por la avenida de camino a casa, todo bien, reímos, conversamos, planeábamos como haríamos para el cumpleaños de Sara que era en dos días y ella estaba muy emocionada por ir a la feria, pero la feria coincidía con sus horas de clases y los exámenes de mis alumnos, así que teníamos que organizarnos, la pequeña ya me había llamado algunas veces haciéndome recordar y saludándome, por lo que me sentía comprometido. Como era costumbre al caminar con ella, yo la rodeaba con mi brazo o ella se agarraba de mi brazo, era algo común entre los dos, pero no conté con que me cruzaría con una amiga de Beatriz en la avenida, la vi mientras cruzaba una calle, inmediatamente me quede congelado, frio, palidecí, sabía que esta amiga no perdería tiempo, me miró y rápidamente miró a Fernanda quien estaba muy sonriente bajo mi brazo, el cual retire rápidamente, error de mi parte pues me hizo ver más sospechoso, mi expresión cambio, cuando crucé mirada con esta amiga, con una sonrisa forzada respondí, Fernanda ni cuenta se dio de esta amiga, pero si le extraño que le quite el brazo, pues a ella parecía gustarle, así que tropezó y me dijo “Ves por tu culpa casi caigo, ¿para qué me sueltas?” sonriendo se agarró de mi brazo, cuando volteé me di cuenta que aquella amiga de Beatriz estaba observándome, casi me da un paro cardiaco. No pasaron ni 10 minutos y el celular comenzó a sonar sin parar, ya me imaginaba quien era. No respondí en el momento, pues sabía que sería un error, así que dejé a Fernanda en casa de su madre, nos despedimos y mientras me alejaba respondí finalmente, era Beatriz estaba pero muy enfadada, me preguntó qué estaba haciendo, con quien estaba, que no le vaya a mentir, porque no respondía, preguntas difíciles, pero las cuales tuve que manipular, así que casi todo el camino a casa nos la pasamos discutiendo a través del celular, ella no me creía que me había encontrado con una amiga, y que estábamos paseando y que lo del brazo solo fue por saludarla, al llegar a casa seguimos discutiendo, esa noche dormí en el sofá, pues no tenía ganas de seguir excusándome, en un momento pensé en simplemente decirle la verdad, quien era aquella mujer, pero eso hubiera sido peor, pues Beatriz nunca había tenido un buen concepto de mi amiga Fernanda, a pesar que le había contado toda la historia de cómo nos conocimos. Yo tenía ya 6 meses trabajando en aquel periódico, era columnista, acababa de acabar la universidad y necesitaban a alguien que redacte acerca de la coyuntura social, sobre cultura, libros, museos, comentar un poco acerca de las principales noticias de arte, cosas así por el estilo, y ella se encargaba del área de estructurar los diseños, espacios, era muy buena, se encontraba en otra oficina difícilmente nos veíamos seguido, pero tiramos una amiga en común, la encargada de las correcciones, quien era su amiga en esos tiempos, hoy ya no se hablan, al parecer discutieron duramente tiempo después que yo Salí de ahí. En fin, la cosa es que hubo una reunión en el periódico celebrando los 5 años de la revista, así que todos los trabajadores nos reunimos, fue ahí que pude por fin cruzar palabra con ella fuera de alguna recomendación o alguna sugerencia, rápidamente me di cuenta que era muy divertida, muy rápida para responder y que me caía bien, me preguntó acerca de algún evento sobre arte urbana o sobre pintura, le recomendé algunos lugares que sabía, y así comenzamos a hablar sobre música, arte, etc. como diseñadora gráfica conocía sobre esas cosas incluso más que yo. Desde ese momento nos comenzamos a llevar bien, los fines de semana ella su amiga y yo nos íbamos por ahí por unas cervezas y a bailar, o simplemente a conversar por ahí, algunas veces solo éramos ella y yo, hasta que simplemente comenzábamos a salir los dos, fue cuando más nos conocimos y cuando más aprendí de ella. Cada vez que contaba esa historia, a quien se lo contaba pues me decía que se me iluminaba la cara, pues fue una etapa de mi vida muy feliz, fue mi primer trabajo real luego de cavar la universidad, estaba cursando una maestría, conocí una buena amiga, excelentes personas, etc. No mentiré, me gustaría poder vivirlo otra vez, como me dice Fernanda a veces, hemos cambiado mucho, ya no somos los mismos. Por alguna razón Fernanda desde ese día concentró todos sus celos hacia Fernanda, pues estaba segura que era ella aquella chica con la que me vieron, pues cuando hablaba de ella, eventualmente veía en mi rostro lo mismos que veía cuando hablaba de Miriam, para empeorar las cosas ella sabía que Fernanda era madre soltera y dijo cosas muy hirientes que dejaban también ver su temor de que viera en ellas una familia que sigo no tenía aun, Beatriz se tomaba muy en serio el no haber podido concebir aun y sabía que yo veía la adopción como la mejor alternativa, y ella no concebía esa idea Creo que había sido una mala idea contarle de Fernanda, le dije que habíamos vuelto a comunicarnos, que estaba bien, que tenía una hija, y que quería verme, no le conté que nos habíamos visto aun, pero que no teníamos tiempo, algo de verdad habían en esas palabras, finalmente ese ese día me contó lo que Fernanda le había dicho aquella vez que hablaron: le dijo que si me hacía sufrir o me lastimaba de alguna forma se las vería con ella. Las cosas desde ese día se fueron complicando en casa. Tenía un conflicto interno bastante fuerte, ya no sabía qué hacer, para esos momentos para mí era más que evidente que Fernanda si tenía intenciones conmigo, y yo también, a veces fantaseaba con estar con ella, ¿Qué seria? Dejar a Beatriz, y tratar de ser feliz con Fernanda y con Sara, pero luego pensaba más realistamente, con Fernanda las cosas serían mucho más complejas y serias, la responsabilidad seria doble, y aun no podía estar seguro de que dejar a una esposa para comenzar una relación, estaba igual que hacia algunos años con Miriam, ¿Qué será de ella? Miriam fue una chica a la que conocí en un congreso de actualización, nos enamoramos y comenzamos un romance que duro algunos meses, luego de eso las cosas se salieron de control y nos separamos de la peor forma, hoy en día me duele pensar que se llevó la peor imagen de mí, pero me dio muy buenos momentos y me gusta pensar que también se los di a ella. En fin, eso quedo en el pasado. El día del cumpleaños de Sara llegó, yo no pude ir a saludarla pero si llame para saludarla en la mañana, pues yo daba clases justo a esa hora, le dije que la siguiente semana que iniciaba la feria iríamos a comprarle su libro y algunos otros, ella se alegró. Aquella noche sucedió algo que no esperaba, Beatriz estaba en la universidad, resulta que había ido a actualizar unos documentos que necesitaba para postular a un mejor puesto en el hospital donde trabajaba, estaba de buen humor al parecer, fue hasta el campus de Letras y filosofía donde estaba yo, y me dijo que me esperaría para irnos juntos a casa, me pareció bien. Lo que no contaba en ese momento es que Fernanda me llamaría para decirme que iría con Sara a verme, resulta que habían estado en el centro comercial con la hermana de Fernanda y su esposo quienes no veían a Sara hacia mucho y la habían llevado a comer y a pasear, no pude decirles que no, así que tenía que hacer algo y si quería verlas. Estaba en una difícil posición, pues Beatriz ya estaba en la universidad, terminaría sus trámites a las 8, hora que salía yo y a las 9 llegaría Fernanda, no podía hacer todo a la vez, no voy a mentir pensé en presentarle de una definitivamente a Fernanda y a su hija, para ver si finalmente terminaba todo esto y así no habrían tanta tención, pero yo ya tenía una experiencia similar, cuando Beatriz conoció a Miriam haca varios años, la tensión solo empeoró, así que no era una alternativa. Hice lo único que se me ocurrió, pues sabía que Beatriz no se iba a ir así nada más, genere una discusión, le dije que tenía que quedarme a revisar unos exámenes y a terminar unos artículos que vaya a casa y que la alcanzo ahí, sabía que eso la haría enfadar pues ya le había confirmado ir a cenar juntos por ahí, lo que no hacíamos muy seguido. Ella me dijo que igual podría esperar para irnos juntos, pero le insistí que no, que tenía que hacer esas cosas solo y que ya era tarde para ir a cenar y más excusas que terminaron por enfadarla, discutimos unos instantes en el primer piso del campus y finalmente se fue muy enfadada. No me siento orgulloso de aquello. En aquel momento no podía pensar correctamente, tenía las ideas dispersas, era obvio que no estaba pensando ni en Beatriz, ni en Fernanda, solo estaba pensando en mí. Finalmente cerca de las 9:30 llegó Fernanda con Sara, ya era lo suficientemente tarde como para que alguien que conozca a Beatriz y a mi estuvieran por ahí, así que caminamos por toda la avenida hasta la principal, pude abrazar y saludar a Sara por su cumpleaños, prometiéndole ir la siguiente semana a la feria de libros, me contó que la había pasado bien en el colegio con sus amigos y luego con sus tíos paseando, Fernanda y también conversamos.
Continua parte 2 http://www.letrasyalgomas.com/t35743-otra-historia-que-no-puedo-contar-parte-2 | |
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