Ella, Una historia que no debo contar- Parte 3 (Final)
Cuando hable de eso con Romina evidentemente los problemas aumentaron, ella sabía que no estaba obligado a ir, y sabía que Miriam estaría ahí pues le había dicho hace algún tiempo que no iría, que no tenía la necesidad, le inventé que iría en remplazo de mi supervisor, pero fue algo dudoso, ella sabía que yo odiaba esas conferencias y que mi motivación era otra, al final me inscribí de todas maneras, sabía que las siguientes semanas tendría a Romina enzima mío, pero me importó muy poco, Miriam estaba de regreso en mis sentimientos.
Esa noche, luego de varias semanas volví a beber una copa, no se por qué lo hice, pero sentía mis emociones revueltas y siempre el alcohol me relajaba, solo fue un par de copas como antes, no me embriague aún estaba asustado.
Una semana antes me encontraba en el comedor de la empresa y me topé con alguien que no veía hace mucho, Karina, aquella chica que en su momento había sido tan importante para mí, me vio ahí y corrió hacia mi muy contenta, me saltó enzima y me abrazo fuerte, estaba muy feliz de verme nuevamente y yo también.
Esa tarde conversamos largo y tendido mientras bebimos unas copas en el bar al salir del trabajo, al parecer había venido para la conferencia, pero ella estaba en un horario diferente, pues las ponencias se dividían en horarios ahora, yo estaba en las mañanas junto con Miriam, Karina estaba en el horario nocturno. Ese día hablamos de todo, de ella, de mí, del trabajo, me contó que estaba saliendo con un contador desde hacía 7 meses y que estaba feliz, eso me alegró pues su última relación no fue muy buena, le conté por lo que estaba pasando y debo aceptar que para ser alguien que conocía a Romina y con quien nunca se llevó bien , pues, fue muy objetiva, me dijo que tenga mucho cuidado y que yo sabría qué hacer, y que si no era feliz con Romina, antes de pensar en estar con alguien más, debería aclarar mis ideas, pero ella siempre me apoyaría, y es más, tenia ganas de conocer a Miriam, le dije que quizá en la ponencia podría conocerla.
Debo aceptar que Karina se convirtió entonces en mi confidente, pues ella es la única que sabe toda esta historia de comienzo a final, la conoce tan bien que podría ella haber escrito esta historia sin mi ayuda, y aun así, siempre fue imparcial, aunque evidentemente pensaba un poco más en mí y en mi felicidad, de verdad es una buena amiga a mi concepto.
Por fin llegó el día, contra lo que quería Romina asistí al congreso, este se realizaba en un centro de recepciones en un edificio de la ciudad, cerca de mi trabajo, por suerte el asistir a esa conferencia equivalía a mis horas de labor, por los beneficios para la organización así que solo tendía que preocuparme por cumplir y obtener los certificados, y regresar a trabajar en las tardes.
Como Miriam no conocía muy bien el lugar había quedado en irla a recoger en mi auto casa de su prima, no estaba muy lejos, no estaba en mi camino, pero me importó muy poco solo quería pasar un rato con ella de camino, así que conducía muy temprano hasta Prada, donde estaba quedándose, y de ahí partíamos hasta el centro de recepciones, era una hora de viaje, una hora que pasábamos juntos conversando riéndonos, hablando de cualquier cosa, música, películas, el amor, nosotros, el trabajo, sexo incluso, era gracioso compararla con la joven que conocí casi hacia un año, había cambiado mucho, era un poco más segura, seguía con sus mismos líos emociónale, pero creo que había madurado un poco.
Esas 4 semanas fueron suficientes para que naciera algo entre nosotros.
Cuando la vi nuevamente note algo diferente en ella, en su forma de hablar en su forma de ser, la note más linda incluso, y yo no me quede atrás, me corte el cabello, me afeité la barba, nunca lo acepte, pero lo hice porque ella me lo recomendó, y creo que funcionó, pues no hubo día en que no me dijera que me veo muy guapo así.
Esa primera semana pasamos mucho tiempo junto, al salir de las ponencias a medio día nos íbamos a almorzar juntos, luego la llevaba hasta su casa, conversamos mucho, recuerdo que esa semana me dijo algo, me dijo que la ayude a terminar con su enamorado. Sabía que yo era más experimentado en cuestiones de pareja, eso pensaba al menos. Me dijo que estaba decidida a dejarlo y aunque no me dijo que quería comenzar algo, lo dejo implícito, no negare que eso me dio esperanzas, ella sabía que mi relación no estaba bien, le había sido sincero en nuestras ultimas largas conversaciones, le dije que con Romina las cosas estaban de mal en peor y que poco a poco el amor que tenía por ella había comenzado a irse, no sé si eso le dio esperanzas a ella, pero pronto me dijo lo que comenté antes, que quería mi ayuda para terminar con él.
Le dije que sea sincera con lo que sentía, que estaba confundida, que ella podía conseguir algo mejor para su felicidad, le dije que era hermosa, aunque ella misma nunca se lo creyera, y que muchos hombres “estaríamos” felices de estar con alguien con su forma de ser, le repetí lo que le había dicho hacia mucho: “SI no estuviera con Romina y si estuvieras sola, estaría contigo”, ella me respondió “Déjala y yo dejo a mi enamorado y nos vamos juntos”, esto seguido de una risita nerviosa, primero pensé que lo dijo de broma, pero luego me di cuenta que era algo que ella sentía, lo sé por todo lo que sucedió más adelante en esta historia, desearía haberlo tomado más en serio en su momento.
Esa primera semana fue un sube y baja emocional para ambos, nos tomamos de la mano y caminamos del brazo en muchas ocasiones, era como si no existiera nada ni nadie nuestro alrededor, y eso que estaba rodeado e gente que me conocía, me importó muy poco. Esa semana también tuve muchos problemas con Romina, se sentía muy insegura, me preguntaba constantemente sobre las ponencias y el por qué no regresaba a almorzar a casa, que hacia tantas hora fuera, ella sospechaba estaba segura que algo sucedía con Miriam.
Yo solo le decía que no tenía por qué sentirse así, ella solo alzaba la voz, insultaba y me hacía sentir un infiel, cuando no era así, o eso me gustaba pensar. Me gustaba pensar que éramos dos personas que se gustaban, que habían comenzado a sentir algo y que la situación era difícil, la fantasía me mantenía motivado, feliz, me hacía sentir vivo, fueron días donde de verdad sentía la vida de un color nuevo, estaba alegre. A pesar de todo era feliz, me bastaba conversar con ella, verla, hacerla reír con algún chiste, responder sus preguntas sobre la vida, jugar con su picardía tan poco sutil.
El viernes de esa semana primera semana fue la primera vez que nos abrazamos largamente, habíamos ido al muelle a ver el atardecer y habíamos conversado de lo que sentíamos, esa tarde le dije que me gustaba, lo hice porque me sentí seguro de eso, ella me respondió que yo le gustaba también, eso me hiso sentir el hombre más feliz del mundo, había sentido su abrazo tan confortante, al día siguiente viajó a su ciudad de regreso, regresaría la semana que viene para la segunda parte dela conferencia, me dijo que terminaría con su pareja, que hablábamos el lunes.
Así fue, terminó con él, me envió un mensaje el domingo en la mañana, no me alegre, pues sabía que era algo que iba a afectarle mucho, eran muchos años, podía comprender que era algo difícil, y debo aceptar que en parte sabía que lo hacía por mí, pues yo fui quien le dio fuerzas, aunque para ser sincero no pensé que lo haría.
Esa semana cometí un terrible error.
Cuando ella regresó la note algo triste, pues era evidente que estaba pasando por una situación complicada, yo trataba de animarla, pasábamos las tardes hablando de la vida, no lo sé, hablando del amor, de lo que significa de que es, de nosotros también me pregunto que me gustaba de ella, me dijo lo que le gustaba de mí, aunque yo en parte sentía que ella no estaba segura aun de lo que había decidido trataba de no darle importancia al tema; el miércoles de esa semana ella me pregunto algo que pude haber respondido de diferente forma; nos encontrábamos en un restaurante almorzando, y me conto como se había conocido con su ex enamorado, en ese momento, me dijo que fue en la universidad, era un amigo de una amiga y así, luego me preguntó sobre cómo me conocí con Romina, y se lo conté con lujo de detalles, y con una cara de enamorado que ella notó, me dijo “Te brillan los ojos al hablar de eso”, era verdad, recordar todo eso fue lindo, no medí lo que causaría.
Me tarde en darme cuenta que ella no espera ver eso en mi mirada al hablar de mi esposa, Karina me dijo que esperaba que yo no siguiera sintiendo amor por ella, me dijo que Miriam esperaba que yo respondiera diferente, como mujer en esa situación creo que se sintió sola. Lo comprendí muy tarde, no vi los mensajes ocultos, en esa semana incluso trato de sacarme algunos celos, pero no lo logró, incluso se puso celosa cuando una amiga que coincidió con nosotros en la conferencia comenzó a hablar conmigo, sus celos fueron evidentes, y lindos, me gustó mucho esa reacción, más que nada luego tratar de animarla y sacarla de su rabieta, me gustó más ese día y se lo dije, eso fue el martes, no le di quizá la importancia necesaria, estaba pensando solo en mí.
Un días después había regresado con él y yo no podía decir nada, y de una forma algo extraña no me molestó, como que se me despertó un lado mío que no conocí, ese conquistador que estaba oculto en mí y no había salido, fue como si dentro de mi entrara en una confrontación contra su enamorado aunque nunca me interesó, pero esta vez debo aceptar que la quería para mí y estaba dispuesto a arrebatársela.
El jueves y el viernes nos divertimos mucho, fuimos a pasear, conversamos, bebimos, era como si nada hubiera cambiado, salvo una cosa, ella de alguna forma parecía más cómoda conmigo, pues nos abrazábamos, caminamos del brazo, y casi no mencionaba a su enamorado, creo que mi actitud con ella era lo que había esperado, pues si, debo aceptar que fui más atento, más protector, la trataba como quizá nunca la habían tratado, ella me correspondía y aunque sabíamos que al regresar a casa estaríamos con nuestras parejas, durante esas horas juntos es como si no estuvieran, puede sonar feo, pero ella no era feliz con él, y yo no era feliz en casa, esas horas juntos quizá eran lo mejor de mis días.
Karina y yo conversábamos los fines de semana, bebíamos y trago y conversábamos, me dijo que si seguía así pronto las cosas subirían de grado, ya no serían solo abrazos y caminatas de la mano o tomados del brazo, y efectivamente así fue.
EL lunes luego de la ponencia, y mientras nos dirigíamos a almorzar al centro, conversamos largamente en mi auto, me conto con algo de nervios que había soñado con algo, Karina me dijo que eso era un viejo truco, y luego de insistirle me confesó su sueño, me dijo que había soñado que nos besábamos, nos reímos y luego de unos minutos cumplimos el sueño, oficialmente había sido infiel a Romina. Pero fue extraño, aunque disfrute mucho ese beso, no fue como lo imaginé, fue dulce, fue tierno, me gustó, pero tenía un aura a traición que no me terminó de gustar.
Fuimos a comer, paseamos, fue un lindo día, esa semana nos volvimos a besar quizá unas 3 veces más, fueron los días más felices que recuerdo, esa semana fue como si ella y yo fuéramos un par de chicos enamorados otra vez, era obvio que había un sentimiento ahí, tendría que ser un idiota para no darme cuenta, como me dijo Karina, ella estaba ilusionada, pero esos 3 hermosos días llenos de alegría y felicidad terminaron cuando las cosas se estaban poniendo muy serias y estaban pasando a otro nivel quizá, pues ella había terminado con su enamorado nuevamente, le dijo lo que estaba pasando conmigo, que nos gustábamos y estaba muy confundida.
Lo que ella me preguntó fue también en parte luego de conocer a Romina.
Así es, Romina no aguantó su temor y fue a verme al centro de recepciones, quiso cubrir su intención de vigilarme bajo la excusa de que había olvidado mi billetera, y aunque así fue, ella sabía que tenía otras tarjetas y documentos en mi auto, se apareció ahí, debo aceptar que me puse muy nervioso al verlas juntas, ese día fue uno de los pocos donde Miriam y yo no salíamos del brazo o de la mano, ese día realmente me sentí en medio de dos tierras, las miradas de todos estaban posadas en nosotros, pues muchos pensaban ya que Miriam y yo éramos más que amigos y los que me conocían sabían que Romina era mi mujer. Trate de ser lo más objetivo posible, pero no pude esconder mi enfado con Romina, su actitud altanera y como miro y trató a Miriam simplemente me hicieron despreciarla. Ese día discutimos horriblemente, Miriam se sintió mal también, y creo que ese desencadeno lo que contare a continuación.
Lo que sucedió fue que me preguntó al día siguiente, si estaba enamorado de ella.
Ella ya me lo había dicho, luego de conversar acerca del amor, del enamoramiento, salió el tema de que sentíamos, que es lo que estaba pasando entre nosotros, yo no pude decirle lo que sentía, pues me era difícil incluso creerlo yo, además, una parte mía, no terminaba de creer en lo que estaba viviendo. Además ya me había arreglado con Romina.
Fue un error, le dije que me gustaba mucho, que la quería mucho, pero que no estaba enamorado pues aun en mi corazón estaba mi esposa, y que necesitaba tiempo para sacarla y poder enamorarme nuevamente, pero que enamorarme de ella sería muy fácil. Los días siguientes algo cambio, las cosas no fueron iguales, y cuando me confeso que había regresado con él, perdí el control, nunca pensé que sería yo capaz de hablarle así como lo hice, le grite, le dije que estaba loca, que no sabía lo que hacía, que estaba haciéndole daño a él y se lo hacia ella, creo que toda la presión la desahogue ese día, ella no tenía la culpa, no lo vi en ese momento, era obvio que ella esperaba más de mí, algo que hasta hoy lamento, fui un estúpido.
No hablamos todo ese fin de semana, quise hacerme el duro, pero me duró muy poco, me moría por hablarle esa misma noche, viernes no hablamos, sábado tampoco ni el domingo, el lunes que la vi nuevamente, fue el primer lunes que no fui por ella, la vi tan triste, vi su rostro desencajado, tan frio tan diferente, no pude sostener mi enfado, hable con ella en el receso d Ela conferencia, le pedí perdón, ella lloró, por poco y lloro yo, nunca la había visto tan triste, pero en su tristeza, sabía que algo no era igual, me confesó que no solo estaba triste porque yo le había dicho todas esas cosas horribles, haciéndola sentir terrible, sino que lo que le había dicho había sido la verdad y que había terminado nuevamente con su enamorado, esta vez definitivamente, contándole todo lo que había sucedido.
Yo solo la abracé en frente de toda la gente que nos había visto conversar ahí en las escaleras, de todas formas ya más de la mitad de los empleados pensaban que ella y yo estábamos en alguna especie de relación, era muy evidente nuestro trato, la verdad nos importaba muy poco, aunque ese día sucedió algo también, que contare más adelante.
Luego de eso ella pareció sentirse un poco mejor, volvimos a ser amigos.
Y aunque ya no hubieras más besos, si hubieron abrazos, ella estaba muy afectada seria abusivo aprovecharme de su estado, yo aunque moría de ganas por besarla, solo soportaba su presencia y disfrutaba de ella con ese mismo cariño de siempre, y aunque pasamos largas tardes conversando, momentos románticos, yo me concentre en que los siguientes días ella se sintiera querida, amada incluso, pues aunque no se lo decía, estaba muy enamorado de ella.
Esa semana Karina conoció a Miriam, nos cruzamos a la salida y fuimos a almorzar, fue divertido, Miriam pensaba que ella no sabía lo que estaba pasando entre nosotros, pero le dije que sí, y que era mi mejor amiga, nos tomamos fotos, fue una linda tarde.
El miércoles de esa semana nos quedamos hasta muy tarde en mi auto, habíamos perdido el tiempo conversando, riéndonos como en un principio de nuestra extraña relación, es anoche nos besamos y poco a poco nos estábamos dejando llevar por las emociones, el gusto, la emoción, yo recorrí su cuello, su cintura, podía sentir como se entregaba ella a la pasión de aquel momento en el que no me importaba nada, hasta que ella en un momento de cordura, o de realidad, o apelando a su moral se aportó y me dijo “Esto no nos llevara a nada bueno, tú tienes esposa, no es correcto”, yo la mire y sonreí “Solo nos estamos divirtiendo, tu sabes que yo no haría nada que no desees”, “Lo sé” me respondió, “No es que no lo desee, solo que yo me conozco y si seguimos así…”, No continuo la frase. Y era cierto, ya en otras ocasiones, con solo abrazarnos y besos en la mejilla, caricias, y palabras tiernas que nunca me faltaban para ella, podía sentir que su pasión se encendía, y no era extraño porque soy sincero muchas veces regrese a casa directo a masturbarme, pues el grado de amor que sentía era equivalente a la pasión que ella me despertaba.
Nos detuvimos, y continuamos ahí conversando y riéndonos, más tarde la lleve a casa.
Al día siguiente no pude quedarme con ella en la tarde como era de costumbre, era cumpleaños de mi hija y le había prometido ir al centro comercial, le gustaba mucho los juegos que ahí habían así como comer en ese lugar, Miriam comprendió, y me dijo que aprovecharía para salir con su prima, entonces así fue, y ahí también todo comenzaría a venirse cuesta abajo.
Nos vio a mi familia y a mí, no sabía que yo iría al Centro comercial, y fue con su prima, me dijo que me vio, y literalmente me dijo “Te vi feliz con ella, con tus hijos, se les veía muy lindos tomando se fotos, comiendo, jugando”. Al día siguiente, el último día de la ponencia, conversamos.
Conduje hasta un parque cerca y me estacioné.
— ¿Por qué me dices eso? — Le pregunté.
— Porque es la verdad, — me dijo. — Tú tienes una esposa, tu familia, yo, ¿Qué soy? una chica más a la que le pareces interesante y que se siente tonta, pues espera el amor de un hombre casado…— Esas palabras me destrozaron el alma, aun hoy me retumban en la cabeza.
— No me digas eso, tú sabes que la situación con Romina es muy complicada… y ella, yo… la situación es solo por los niños, por favor compréndeme…
— ¿Qué somos? — Me preguntó — Solo enamoraditos secretos, como me dijiste una ves de broma, supuestamente, pero eso es lo que no me gusta ser… ser la otra… ¿eso quieres? Estar con las dos… no pensé que serias así…, no me gusta pensar eso.
— No, no digas eso, — le dije con seriedad, me estaba doliendo mucho oírla, — Tu sabes que jamás haría eso, ha habido oportunidades en donde esto… ha podido ser diferente, tú lo sabes, es solo… la situación, — siguiente de mis errores — ¿acaso yo te he pedido algo te dije algo?
— No… — me respondió bajando la cabeza.
— Entonces, por favor no quiero que pienses eso…
Ya eran solo patadas de ahogado, la verdad es que estaba cada vez más profundo.
Ese día, Miriam terminó conmigo, no pude hacer nada, no fue explícito, pero quedo más que claro que se había convencido de que todo lo que habíamos pasado solo era una aventura sin más que esperar, nada más lejos de la realidad. Yo no pude hacer más, simplemente la deje en el paradero y se fue, se fue, al día siguiente regresará a su ciudad y como me lo dijo, siempre seremos amigos, pero que ya no sería bueno vernos otra vez, no dije nada, solo asentí y respete sus deseos, en contra de lo mucho que deseaba decirle que la amaba, y que dejaría a Romina por estar con ella.
Romina por su lado, como por acto divino, ese mismo día descubrió entre mis cosas, dice ella sin intención, unas cartas que ella me había escrito donde quedaba claro que estaba pasando algo entre nosotros, cuando llegue a casa no pude negarlo, le confesé que había estado sucediendo algo, no le dije más que eso, solo que se había convertido ella en alguien muy especial para mí pero que ya se había acabado.
Romina se fue de casa esa misma noche, me pidió el divorcio, que ironía, ahora que mi Amante me había abandonado, mi esposa lo hacia también, quizá me lo merecía, las dos mujeres que de verdad había amado se iban pensando que no ame a ninguna. Los niños pensaron que ella había ido a cuidar a la abuela, fue lo mejor.
Llame Miriam, le conté lo sucedido y le propuse que ahora podríamos comenzar algo, pero ella me rechazó, no la culpo, estaba dolida, y yo había sido un estúpido, un verdadero estúpido.
Para mí los siguientes días fueron terribles, bebí mucho, dormí poco, Karina vino a verme y a tratar de animarme, me desahogaba con ella contándole todo, ella solo me escuchaba, pero estaba muy mal, era como si una parte mía se hubiera ido con ella, Miriam no sabía que tanto me dolía también.
Tome una decisión entonces, algunos días después de estar lamentándome, decidí que era el momento de solucionar las cosas, o buscaba a Miriam y le confesaba lo que sentía por ella y le pedía perdón y trataba de reconquistarla o buscaba a Romina y le explicaba las cosas y recuperaba a mi familia. Luego de ver a mis hijos jugando en la sala y preguntar por cuando regresaba mamá, decidí que eso era lo correcto.
Busque a Romina en casa de mi suegra, conversamos largo y tendido como no habíamos conversado en muchos meses, le conté las cosas como sucedieron cuidando muy bien mis palabras, no le fui sincero, debo aceptar que omití ciertas partes que solo empeorarían las cosas, y de verdad quería recuperar a mi esposa, en ese momento solo eso me importaba. Al final luego de mucho ella aceptó regresar y darme una nueva oportunidad, por los niños, por nosotros; Esa semana fuimos de fin de semana a la playa, la pasamos bien, fue bueno alejarnos un poco de todo, del trabajo de la ciudad que me traía tantos recuerdos aunque no los quisiera, fue bueno alejarme unos días, juro que todo me lo recordaba.
Paso una semana y no supe nada de Miriam, hasta que me llego un mensaje de ella, preguntándome como estaba, me sorprendió, le respondí con la verdad, le dije que las cosas se habían resuelto, luego de eso no me respondió hasta el día siguiente, y solo un simple “ok”, sabía que lo mejor sería que no hubieran esperanzas entre nosotros, sabía que quizá ella al igual que yo había pensado las cosas, le escribí diciéndole algo que esperaba con ansias que ella me creyera “Creo que tenías razón, y no vernos fue lo mejor, creo que luego de arreglar las cosas con mi esposa las cosas irán mucho mejor, y si bien me enamore de ti, nunca dejé de amar a Romina, en estos días he aprendido a colocar mis sentimientos por mi donde deben estar, te quiero mucho, te deseo lo mejor en todo, sé que lograras lo mejor para ti”, me respondió con un “Yo también te quiero, y eso significa que ¿tú y yo? Ya no podrá ser ¿verdad? ya no es lo que deseas”, luego de tragarme mis emociones le respondí; “Es la aventaja de enamorarse utilizando el cerebro, no sufres y puedes organizar mejor tus ideas”, Ella me respondió algunas horas después. “Al menos podremos seguir siendo amigos”, “Si, eso siempre” respondí, me dolió mucho leer todo eso.
Los días pasaron, yo continuaba trabajando, continuaba tratando de mantenerme tranquilo, de no pensar en ella, aunque algunas veces me moría por llamarla, o escribirle, no lo hacía, cuando pensé que las cosas habían acabado y que aunque ella y yo nunca más tendríamos lo que habíamos formado en esas semanas, como me había dicho Karina, la había ayudado y ella a mí, yo le mostré que puede ser muy segura de sí, que puede enamorar a un hombre con solo sonreír, que puede tener algo mejor, y ella me había ensañado que la vida puede tener otro color, aunque los colores y la luz me la había dado ella, Karina fue mi soporte esas semanas, me hizo ver que no perdí a una buena amiga y que no había perdido a mi esposa. Eso me animaba, pues sabía que la vería algún día ya con los pies más puestos en el suelo y que seguro seriamos amigos otra vez.
Pero como siempre cuando las cosas parecen ir bien algo llega para joderla, la cereza del pastel que llegó quizá para hacerme pagar todo lo que había hecho.
Kevin Ortega es un compañero del trabajo, un administrador de la misma área, pero que a diferencia mía no había logrado los asensos o los aumentos y siempre me había tenido cierto rencor, pues él siempre estuvo enamorado de Karina, pero ella siempre estaba conmigo y el al igual que muchos pensaba que yo quería algo con ella y estaba “Robándosela”, pero la verdad es que siempre fue un estúpido, pero este estúpido esta vez me tenía agarrado de los huevos.
Se apareció en mi oficina con una sonrisa y dejó un sobre en mi escritorio.
— Serán solo 4000, solo eso te costara, — me dijo.
— ¿de qué hablas? — le dije tomando el sobre.
— Ábrelo… — me dijo con esa sonrisa en el rostro.
Abrí el sobre y sí que me sorprendí, eran fotos mías y de Miriam en la conferencia de hacía casi un mes, se nos veía abrazados, caminando del brazo, en situaciones comprometedoras, de verdad me paralicé.
— Eres un hijo de puta… — le dije lanzándole el sobre en la cara.
— ¿de verdad tienes la cara de decirme eso? ¿Quién es el que se cree el gran galán tratando de conquistar a una chica de casi 10 años menos que tú? ¿Qué pensaste que podías hacerte el galán en plena conferencia donde todos te ven y nadie diría nada? Esta vez no, amigo… serán 4000 o le enviare esto a tu esposa, y quizá también deba enviárselas a ella, quizá le preocupe quedar como la amante, quizá pague… — dijo sonriendo.
— Maldito… A ella no la molestes… — dije con rabia, estaba muy enfadado por esta situación —… ¿Por qué haces esto?
— Solo por fastidiarte, y necesito el dinero, he tenido problemas últimamente…, tienes hasta mañana, sino, tu esposa sabrá todo… porque estoy seguro que no le has sido sincero… si conoceré a los mentirosos como tu…. Sino mira esa cara que tienes. — se fue de mi oficina a carcajadas, me había dejado helado.
Inmediatamente lame a Miriam, y fue ahí que todo se terminó de destruir, me explotó en la cara. Su reacción no me sorprendió, yo mismo me había asustado de esta situación, cuando la llame le dije que no respondiera números desconocidos y que protegiera su correo electrónico y esas cosas, eso la asustó y me dijo dos cosas que me destrozaron ese día.
Primero, que estaba muy asustada, que esto se estaba saliendo de control, que ya estaba rebasando lo normal y que le daba mucho miedo, segundo, que le daba mucho miedo pues se había reconciliado con su enamorado, nuevamente, y que por primera vez en mucho tiempo las cosas estaban yendo bien con él, y esto lo iba a fastidiar todo.
Fue un paro cardiaco para mí, luego de un baldazo de agua helada, sentí mucha decepción, pues todo había regresado donde comenzó, y era como si todo lo que habíamos pasado hubiera sido en vano, más luego comprendí que fue todo culpa mía, y eso es lo que más duele, por que pude haber cambiado el destino de las cosas con solo ser sincero con ella.
Me dijo que me enviaría 2000 que yo podría pagar los 2000 restantes, yo le dije que no se preocupe, que yo me encargaría, le insistí mucho, pues ella quería pagar la mitad. Al final me hizo caso, pero me dijo también, que sería mejor no vernos nunca más, no hablar nunca más, no tener relación alguna, pues estaba muy asustada y que vernos solo conllevaría a más líos y eso era algo que quería evitar, sentí sus palabras tan duras, me dolieron, pero no le discutí, solo le dije que el que hizo eso buscaba justamente eso, fastidiarme, y lo había logrado con algo que sin saberlo, me importaba mucho.
Esa misma tarde retire los 4000 del banco y se los arroje en la cara a ortega, me dio entonces el USB donde estaban todas las fotografías, arroje el USB por el inodoro luego de pisarlo. Esa noche al salir del trabajo, fue, luego de mucho al bar cerca a la empresa y bebí, bebí hasta no acordarme de que había pasado, ni como llegue a mi casa, solo quería olvidarme de todo esto.
Dos días más tarde le escribí un correo a Miriam, el cual ignoro si leyó, diciéndole que todo estaba bien, ya había pagado y destruido las imágenes, que le deseaba lo mejor y que hablaríamos en algún momento, que quizá ella ya no quiera verme, pero yo tenía la esperanza de verla algún día. Fue lo último que le escribí, luego de eso no supe nada de ella.
Los meses siguientes las cosas para mí solo empeoraron, la depresión me regresó, regrese a terapia, pues había perdido el control de mi forma de beber, de comer, subí de peso, me enferme e incluso estrelle mi auto, pedía permisos constantemente en mi trabajo, pues no tenía ganas de nada, solo quería estar en mi despacho bebiendo unas copas, casi no veía a mis hijos, casi ni hablaba con Romina, cuando iba a trabajar me quedaba hasta tarde, a veces me amanecía, no quería pensar en nada, ni ver a nadie, cometí muchos errores en las cuentas lo que me costó mucho dinero y mi aumento, no podía concentrarme, pedí mis vacaciones adelantadas estaba muy mal, mi terapeuta me aconsejó que trate de elaborar lo sucedido, que no sienta esta culpa que me destroza el alma, pero no puedo.
Me acostumbre a la tristeza, me acostumbré a fingir que amaba a mi esposa, y que soportaba a mis hijos, que soportaba sus celos, sus constantes reproches, me acostumbre incluso a lidiar con esta culpa que me mata día a día desde entonces, pero no me he acostumbrado a no ver su sonrisa, a no saber si está feliz, a no sentir sus manos junto a las mías, a la ausencia de sus palabras, extraño mucho como me hacía sentir, esa emoción por vivir cada día, sus palabras de aliento, sus halagos, no me acostumbro a estar sin ella.
Siempre me repetía que se sentía muy feliz de haberme conocido, que había llegado para alegrar sus días, y hacerla feliz, pero la verdad es que ella fue quien llegó para alegrar los míos, al menos mientras duró, porque aunque hoy su recuerdo me está matando, en su momento su presencia me dio vida otra vez.
Quizá el escribir esto más que una forma de desahogo sea una forma de que ella viva siempre en mis recuerdos, y una forma de evitar que se me olvide lo que hemos vivido, y como un recordatorio de que fue un estúpido que arruino quizá lo mejor que le había pasado.
Y por supuesto, pues se lo había prometido, un día escribir la historia que habíamos vivido, una historia de amor y quizá de dolor, donde no existe un héroe o una princesa, solo dos personas que compartieron algo muy especial, lástima que no lo vaya a leer, y si lo lee algún día, estoy seguro que le va a gustar, eso me gusta pensar.
FIN
Franck Palacios Grimaldo
29 de junio del 2016