Inundación, otra vez

Como hemos llegado a esta situación. Cómo, me pregunto. No es fácil entender. La gente pasa, hace un gesto de preocupación, dicen: pobre gente, y siguen su camino. Algunos al girar la cabeza ya se olvidaron lo que acababan de ver, hasta se ríen de cosas nuevas que conversan.
Y mientras esto sucede, mi casa en medio del agua, parece hundirse sin remedio. Vamos sacando las cosas que podemos, inmensamente pesadas por la gran cantidad de agua que absorbieron. Y sigo preguntándome, la insensibilidad en su mayor punto, en su más alto nivel. A veces algunos helicópteros revolotean como pájaros, sacan fotos, filman. Otras veces la oscuridad llega sin soluciones. Llega cargada de sensaciones que nos llenan el corazón.
Los pobres gatos y perros en los marcos de las ventanas abiertas miran el agua que corre abajo y entienden menos que yo. Cómo hemos llegado a esta situación.
Las inundaciones deben ser consecuencia de algo, acciones de alguien, ¿o no? No quiero creer que solo llegan, por designio divino, sin razón alguna. Si así fuera, para qué rezar, a quién suplicar clemencia. Las lágrimas se mezclan con el agua sucia que cada vez aumenta más. Los pies, tan blancos y llenos de rayitas, como si todas las huellas digitales del pie decidieron salir a la superficie para hacerse más visible. Parece que la piel fuera a desprenderse lentamente como si fuera algo tan natural. Y el agua siempre igual.
Los muebles vencidos ceden ante el poder del agua y empiezan a tumbarse lentamente, mientras el contenido se esparce como camalotes sobre el rio. Ya no hay dónde alzar nada más, ya no hay dónde poner a salvo, solo mirar y sentir la profunda tristeza ante el devastador panorama.
El asombro, la sorpresa, hace mucho se fueron, creo que con la inundación número…. No, no recuerdo cuál de tantas inundaciones se llevó todo lo positivo.
Y la gente sigue pasando, con cara de pena miran, mueven la cabeza de derecha a izquierda, o de izquierda a derecha, no se por dónde empiezan el movimiento para ese NO tan apesadumbrado. ¿Y después? Como siempre, dejan de ver. Claro, es imagen tan repetida. Es como los medios de prensa que enloquecen unos días con el tema, acusando, buscando soluciones, pidiendo explicaciones a los funcionarios, sobre la limpieza de arroyos, calles, canalizaciones, etc etc. Y pasa todo, y es como si no pasó nada. ¿Qué extraña la actitud verdad?
Vuelvo y vuelvo a pensar, cómo hemos llegado a esta situación. La heladera terminé de pagar hace un mes, ahora navega en el profundo mar del comedor, junto al lavarropas, que se desplaza de pared a pared. Alguien podrá entender por qué, alguien me podrá decir por qué. No creo que entienda, aunque quieran explicarme. La bondad es un bollo de papel estrujado que flota en el agua, ¿y la fe? Tal vez todavía esté en algún bolsillo de ropa en el placar, que también arriba de sillas empieza a perder fuerza. Pobre placard, creo que será su última inundación. Ya sobrevivió a dos o tres y no da más.
Mañana, ese mañana que llegará alguna vez, cuando baje el agua, los zócalos se habrán ido nadando, cerámicos desprendidos, muebles destruidos y artefactos sin funcionar. Qué larga lista una vez más. Pero eso será mañana, un mañana que puede tardar uno o varios días.
Y algunos dirán, múdense, solucionen el problema haciendo más alto el terreno, hagan un segundo piso. Si se atreven a decirme a mí una vez más, puede estallar algo y será de gravedad. Mejor no suceda.
Ya no quedan palabras, hasta las palabras fueron arrastradas por el agua, como la fuerza de ese pobre perro que mira con ojos tristes desde arriba de una mesa cubierta de agua, o ese gato que maúlla desde la ventana pidiendo explicación.
Y tendrán que soportar, como mi cuerpo, como mis blancos y gastados pies, casi sin piel.

Pues... leído. Y bueno, me ahorraré cualquier tipo de análisis sociológico y político, la cosa va por ahí y solamente puedo afirmar que la culpa es de quienes ostentan el poder. ¿Dios? Dios es un bálsamo muy útil sobretodo para esos que ostentan el poder. Con ese bálsamo, las masas calman el dolor de las heridas que causan la miseria y la ignorancia a la que los poderosos les han condenado. En resumen, teniendo Dios y fútbol, el pueblo aguantará lo que sea, inundaciones, terremotos o guerras.


Recibe mi saludo fraterno de siempre.

Gracias amigos de letras.
Nilda

Jaime Olate escribió:

¡Dios, qué lamentable situación!  Fuerza, querida amiga, el Señor se acordará de ti y tendrás solución. Oraré por ti cuando despierte a las 3 A. M. ¡Lástima que no pueda escribir aquí cuanto me protege Dios!
Un fraternal abrazo desde Chile.

Estimado Jaime, aquí en Letras y algo más podés escribir TODO y cuánto tu desees de Dios o de las cosas en que tú creas. Hago la aclaración porque si alguien lee tu comentario, pensará que en este sitio no hay libertad de expresión, de pensamiento o de creencia, y no es así. Te ofrezco como siempre mi mano franca y te deseo una muy feliz Navidad y un próspero año nuevo.

Saludo fraterno para vos, que estés muy bien.