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| Las visitas del marqués | |
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antifaz Escritor activo
Cantidad de envíos : 3642 Fecha de nacimiento : 23/07/1958 Edad : 66 Localización : Villa Colón - Montevideo Fecha de inscripción : 24/09/2009
| Tema: Las visitas del marqués Jue Jul 10, 2014 3:45 am | |
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A ver; esperen un poco. ¿Cómo les digo? Es un pueblo al norte, cerca de la frontera. Supongo que estará en pie, aunque yo soy catamarqueño. Lo que interesa es que fui por el empleo, pilotear el avión de la fábrica. Básicamente hacían caños industriales. Muy grande, le daba de comer a todo el pueblo. Tenían un DC3 que alguien había comprado como desecho de guerra y reparado como pudo para contrabandear. Cuando lo decomisaron pasó un tiempo parado antes de salir a remate. Ahí lo compra la fábrica para colocar mercadería también en Bolivia. Después de prolijearlo precisaban un piloto con licencia habilitada y me postulé. Así fue como empezó esta historia. De entrada me permitieron un vuelo corto para familiarizarme con el avión y el aeródromo, pero luego comencé a podrirme como un hongo. Debo haber pasado tres o cuatro meses a la orden esperando que salieran las cargas. Al principio conocí al personal, me familiaricé con lo que producían y escuché las aspiraciones del dueño. Luego el pueblo y sus alrededores. Me alquilaban una pieza en la única pensión, con otros técnicos que también estaban a contrato. Lo que se dice una cucha decente. Para mí era suficiente porque no había llevado casi nada. No me molestaba el baño compartido porque podía agarrarlo cuando quisiera y la comida era muy buena, casera. Como todo lo demás, lo arreglaba en los lugares posibles en un sitio que se recorría a pie y sin fatigarse. Nunca fui exigente, con llenarme bastaba para ir tirando. Lo único era el teléfono; había dejado una novia en San Fernando, donde vivía. Nos abrimos cuando fui por el puesto y ella, al tiempo, a trabajar a Capital. Tenía la esperanza de traerla conmigo no bien me asentara pero no se dio. Por eso el teléfono era un suplicio. Sonaba y sonaba interminablemente hasta que la dueña, una vieja, o el hijo, un vago, lo atendían. Después había que esperar a qué puerta tocaban. Al menos el correo era mudo, había o no carta pasada bajo la puerta. En fin, no los voy a entretener con insignificancias. Alcanza con que comprendan que esa poquedad fui yo hasta aquel quinto vuelo. O si prefieren, el último. Otro vaso, por favor. Recuerdo haber llegado al aeródromo siendo noche cerrada. No sólo era ansiedad; me gustaba estar en el aire antes que el sol, tener la sensación de ser lo único allá arriba. ¡Qué tontería, ¿no?! Me quedé un rato fumando en el portón, sin luna todo parecía más pobre todavía. Apenas unas luces de mercurio en la torre, los hangares y la bomba. Y por supuesto, la roja de la antena marcando la altura. La ventana de la oficina estaba iluminada, el despachador ya tendría todo dispuesto. Era un bicho nocturno y nos cruzábamos a esa hora, yo levantado y él sin acostarse. Y en la pista, un eufemismo porque no dejaba de ser un camino de tierra apisonada, el avión como un perro olfateando a lo lejos. Pero era mi perro y yo el suyo, lo único que teníamos en el mundo. Así que cerré el portón y me fui a hacer el papeleo. En tierra no éramos nada, pero allá arriba la vida tenía sentido. Había llovido y la visibilidad era muy buena. Sólo nosotros y las cumbres de los Andes estábamos al sol, abajo todo era una penumbra azulada. Iba al norte, a Santa Catalina. Me serví lo que hubiera sido mi primera taza de café y eso es todo, nada más quedó del hombre que fuera. Soy como dos películas que un caprichoso cortó por la mitad para empalmarlas. No se sabe cómo termina el piloto ni cómo empezó este borracho caribeño. El tránsito entre vaciar un cuerpo y ocupar el otro, son unas horas que no sé precisar. Pero es la historia que estoy condenado a contar una y otra vez por una botella más. Y sí, iría media hora de vuelo y estaba a punto de sorber el café cuando lo descubrí. En el horizonte, sobre la cordillera. Parecía quieto, a poca altura. Un objeto extraño que resplandecía. Había oído hablar de esas cosas sin que me inquietara mucho, las consideraba leyendas de la profesión. Lo cierto es que se me vino encima en un abrir y cerrar de ojos. ¡Debió ser a una velocidad vertiginosa! Me succionó como a una pluma y les juro que nunca sentí un dolor tan intenso. La cabeza me estallaba en miles de luces. Después… No sé cuánto tiempo demoré en despejarme, tenía consciencia de estar inclinado hacia adelante y de lado. Y poco a poco fui comprendiendo lo que me rodeaba. Estaba suspendido en un mar de hojas donde resultaba imposible orientarse. Me quedaba la cabina y poco más, y yo seguía en mi asiento mirando por el parabrisas como si eso tuviese algún sentido. Sabía que debía moverme, que no podía quedarme ahí indefinidamente, pero me aterraba no ver el fondo. Uno no piensa que pueda existir un lugar así hasta que cae en él. Estaba en otro mundo, a una descomunal distancia de todo lo que conocía. Entonces, como recuperada del susto, la selva comenzó a tener vida a mi alrededor y me animé un poco. Chillaron unos monos relativamente cerca y los encontré. No eran muy grandes aunque había muchos y estaban por todas partes. Me enseñaban los dientes. ¿Sorpresa, furia, conversaciones, burlas? Cualquier cosa podía provocarles mi presencia. Oscuros, de colas muy largas; excepto uno que era diferente y parecía mirarme con atención. En otra circunstancia hubiera dicho que era un muchacho desnudo. Corrí la ventana y les hablé, tanto así era mi desesperación; se callaron, se fueron. Con la resignación de los perdidos salté del avión aplastando un ramerío blando que me dejó donde quiso. No había cielo, sólo una luz lechosa y propia que brotada. El mono diferente se había quedado y avancé siguiendo su referencia. A veces desaparecía, a veces yo tropezaba. Caía y me levantaba embarrado sin saber lo que pisaba. No sé cuánto estuve dando tumbos hasta que la luz se fue haciendo más clara. Cuando por fin vi la salida me apuré pese al cansancio... No espero que me crean. ¡En un predio limpio, perfectamente delimitado y hasta con césped, había una casa de dos plantas! De haberme golpeado juraría que alucinaba. Por la descripción, otros turistas me dijeron que correspondía al estilo colonial español con influencias árabes. ¡Qué sé yo! En fin, poco importa. Cómo sería que antes de llamar la circunvalé un par de veces. Tenía terraza y hasta cochera. Los matorrales de hortensias no me dejaban pegarme a las paredes pero la recorrí despacio viendo ventanas y puertas. No daba la impresión de estar abandonada, al contrario. Simplemente no había nadie a la vista, ni siquiera una mascota. Porque bien podía tener perros o gatos que no me sorprendería más. Lo inexplicable es que no había forma de salir, la selva la encerraba a cal y canto. Ninguna vereda la conectaba al resto del mundo, ni siquiera tenía una antena o un manojo de cables. Silenciosa e impecable, eso me pareció pese a la rareza del caso. Usé el llamador de la puerta principal y me atendió una mujer hermosa en el esplendor de la madurez. Apenas le conté del accidente puso cara de delicioso asombro y con modales refinados me invitó a pasar al recibidor. Di unos pasos y me quedé tieso dado el deplorable estado en que me encontraba. Me dijo que no me preocupara, que el marqués se ocuparía de mí. De hecho debía disculparla porque estaba por llegar y tenía que terminar de arreglarse para recibirlo. Le hubiera preguntado cómo llegaría el susodicho pero la circunstancia me aturdía y necesitaba pensar para ponerme al día. No pude, las paredes a mi alrededor estaban recubiertas de cuadros con fotografías. Ropas, edificios, automóviles, personalidades… Eran acontecimientos sociales de una estrella de cine europea de los años veinte muy parecida a la dueña de casa. ¿Su madre, su abuela? ¿Quién había sido tan idéntica medio siglo atrás? A través de la arcada de la sala principal se veía un mobiliario señorial. Me asomé y allí estaba, en el sitio principal, un enorme retrato al óleo. El mismo lunar en el mismo lugar. Aunque un poco más joven, se diría que era ella posando con ropa de época, pero la pintura tenía el avejentamiento lógico. Por fin llamaron a la puerta y bajó presurosa acomodándose el peinado mientras me sonreía. No bien hubo abierto frustró el beso que le destinaban colocando graciosamente sus dedos sobre la boca de la visita y señaló en mi dirección. “El señor tuvo la desgracia de accidentarse aquí cerca”, dijo, y me presentó a un marqués de irrepetibles apellidos. El hombre de edad indefinida ataviado con una incierta gala militar vino directo hacia mí. Inútil fue que extendiera la mano para saludarlo, porque acarició mi rostro y me desvanecí por segunda vez. Luego, quién sabe cuánto después, desperté en un banco de la plaza que está aquí cerca. Dije quién era y qué me había sucedido, y desde entonces estoy abandonado en este bodegón caribeño contando mi historia por unas monedas a quien la requiera. ¿Me compran otra botella, por favor?
_________________ "Aprendemos de todos y entre todos" Taller de Escritura (Aula Virtual)
Mis cuentos:
http://www.letrasyalgomas.com/t26420-bolazos-para-gente-seria-y-viceversa#204930
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| | | Invitado Invitado
| Tema: Re: Las visitas del marqués Lun Jul 14, 2014 8:16 pm | |
| Antifaz como trato de leer todo y sinceramente no me gusta ver el odioso 0 ,aquí hoy recorriendo paso y leo un relato muy bueno que me gusto mucho ,y disculpe si coloco imágenes ...tal vez no vez le guste pero si es así dígamelo . Lo felicito por esta letras. Dios lo guie. saludos de Any |
| | | Poesiacarnivora Escritor activo
Cantidad de envíos : 16815 Fecha de nacimiento : 16/04/1972 Edad : 52 Localización : Montevideo-Uruguay Fecha de inscripción : 05/03/2008
RECONOCIMIENTOS Mención: - A la excelencia en sus comentarios Mención: - por sus Aportes a Letras y Algo Más Premios: 1ª y 2º Lugar en Concursos Letras y Algo Más
| Tema: Re: Las visitas del marqués Jue Jul 17, 2014 12:59 am | |
| Un excelente relato,que no me extraña viniendo de un maestro en narrativa. Una historia de vida,que logra captar la atención del lector que busca entrever esos giros de la vida del personaje que termina en un bodegón.
Me gusto,y mucho,si me choco a la vista, es decir el primer golpe visual,que creo que es importante,la forma de lo que del texto,sin espacios,sin sangría,con puntos seguido. Quizás es la forma que el autor quiso darle o quizás al pasarlo del word quedo así,no sé,pero es lo único que no me gusto y que en verdad no tiene importancia por que el contenido es excelente.
Que las hadas te acompañen | |
| | | Jaime Olate Escritor activo
Cantidad de envíos : 2341 Fecha de nacimiento : 17/01/1941 Edad : 83 Localización : Santiago de Chile Fecha de inscripción : 01/08/2008
RECONOCIMIENTOS Mención: -Escritor con textos DESTACADOS Mención: Lobo ,El Detective. Texto EXCEPCIONAL Premios: 1ºLugar Concurso "Ecología" parte Textos, Octubre de 2010
| Tema: Re: Las visitas del marqués Jue Jul 17, 2014 10:35 pm | |
| Es un agrado leer un texto un tanto distinto de lo acostumbrado en su redacción, pero que contiene el relato de un alcohólico que comienza con su historia. Ésta al principio es casi común, sin complicaciones. No obstante, en el negocio o cantina continuó una narración extraña, fuera de nuestra realidad, que termina con la presencia de un supuesto marqués con aires militares, quizás un vago recuerdo de una autoridad en su vida. ¡Uf, ya me estoy transformando en un psicólogo! No deseo aburrir con otras ideas que me sugieren las otras imágenes. | |
| | | Mateo Escritor activo
Cantidad de envíos : 5303 Fecha de nacimiento : 18/11/1993 Edad : 31 Localización : Montevideo-Uruguay Fecha de inscripción : 07/08/2008
RECONOCIMIENTOS Mención: - a la excelencia en sus comentarios Mención: - por sus Aportes a Letras y Algo Más Premios: 2ºLugar Concurso "Ecología", parte Textos, Octubre de 2010
| Tema: Re: Las visitas del marqués Vie Jul 18, 2014 12:26 am | |
| JA,BUENO GRACIAS DON JAIME POR ORIENTARME,PORQUE ANDABA PERDIDO. A VER ME ENCANTO EL TEXTO POR LO QUE ME MUESTRA,POR LAS IMÁGENES QUE PUDE RECREAR AL LEERLO,PERO NO PODÍA CONECTARLAS,ES DECIR ARMAR LA TRAMA.
NO SE SI AUN PUDE CAPTARLO BIEN,PERO VOY POR EL CAMINO _________________ El amistad mejora la felicidad y disminuye la tristeza, porque a través del amistad, se duplican las alegrías y se dividen los problemas.
Mateo
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| | | Nilda Sena Escritor activo
Cantidad de envíos : 6192 Fecha de nacimiento : 02/05/1961 Edad : 63 Localización : Corrientes Fecha de inscripción : 26/04/2014
RECONOCIMIENTOS Mención: - a la excelencia en sus comentarios Mención: - por sus Grandes Aportes a Letras y Algo Más Premios:
| Tema: Re: Las visitas del marqués Vie Jul 18, 2014 1:27 am | |
| Lindo relato. Me gustó. Nilda Sena | |
| | | Ciudadano del Mundo Escritor activo
Cantidad de envíos : 1554 Fecha de nacimiento : 02/05/1990 Edad : 34 Fecha de inscripción : 06/03/2008
RECONOCIMIENTOS Mención: - a la excelencia en sus comentarios Mención: - por sus Aportes a Letras y Algo Más Premios: Mención Especial en el Primer Concurso Conjunto de Fotografía
| Tema: Re: Las visitas del marqués Vie Jul 18, 2014 11:09 pm | |
| Un excelente cuento, que sabe ambientar al lector.Me gusto mucho. | |
| | | Invitado Invitado
| Tema: Re: Las visitas del marqués Lun Jul 21, 2014 12:07 am | |
| Me pareció un excelente trabajo, una excelente historia y una trama muy bien hilvanada. Un muy buen texto de los que uno disfruta mucho leyendo. Un gran abrazo, José |
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| Tema: Re: Las visitas del marqués | |
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| | | | Las visitas del marqués | |
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