Adanhiel Escritor activo
Cantidad de envíos : 1188 Fecha de nacimiento : 06/09/1967 Edad : 57 Localización : Torrelavega (Cantabria) Fecha de inscripción : 22/01/2013
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| Tema: El estigma de Caín: Hoy, MURMURADORES Vie Ago 30, 2013 11:24 am | |
| MURMURADORES
Farfullar entre dientes es una reacción que se puede contemplar como lógica ante hechos provocadores rebosadores de la nunca bien ponderada paciencia, dirigidos hacia nuestra persona o a posicionamientos ideológicos con los que compartimos una, aunque pueda ser subjetiva, segura afinidad. Todos estamos sujetos a la irrefrenable incontinencia, sobremanera al sentirnos injustamente tratados, o cuando una acumulación de situaciones mal avenidas acaban por desquiciar nuestro aplomo; muchas veces es preferible dejar escapar la contagiosa maldad y que quede expandida en la silenciosa y difuminante soledad del espacio, antes de utilizarla en perjuicio de nadie, por muy merecido que creamos lo tenga, pues la venganza acarrea continua represalia y un estúpido e irreflexivo arrebato puede tener consecuencias desmesuradas. No se debe olvidar lo que la historia demuestra: pequeños incidentes fueron los precursores de grandes desastres.
La crítica equilibrada pudiera ser el parapeto idóneo para el murmurador avezado y con recursos, pero sólo en un principio; los juicios de valor equitativos, con el margen consiguiente destinado a la posible equivocación, por desconocimiento de causa u omisión de aspectos determinantes, acaban por aburrirle. La murmuración se sale precipitadamente de estos cauces, puesto que no interesan a la principal de sus fuentes que les impele a hablar de los demás, descargando las frustraciones y la ira en hombros del escogido en el momento y al efecto, aunque clandestinamente, para que las consecuencias de su mala intención no sufran el percance de un inusitado retroceso que pudiera resultar nefasto.
Desde luego son cobardes; cuando sus infamias son descubiertas, por muchas pruebas y testigos que sean presentadas, jurarán y perjurarán, con asustado semblante, la inocencia de todo cargo, que tales rumores, aunque fueron comentados, desde luego no salieron de ellos que, en su "ingenuidad" tuvieron la desgracia de escucharlos de tal boca o en tal ambiente; personas o lugares, por supuesto y generalmente, inventados como coartada para salir del paso.
El murmurador es un falsario de primer orden, mismo da conocerle de unas horas, de toda una vida, o no tener el "placer", nadie está fuera del alcance de su mancillosa lengua, siempre dispuesta a no pasar por alto sin sojuzgar lo que para cualquier bien nacido no malicioso sería sagrado... ¡como el respeto, sin ir más lejos!
Pudiera darse el caso de haberse establecido una conversación distendida con uno de ellos, saliendo, incluso, satisfecho del momento compartido; al rato de darle la espalda, mientras usted conserva fresco y reciente el recuerdo de la plática mantenida el murmurador se las habrá ingeniado para, a tenor de lo escuchado, confeccionarle el San Benito más creíble y acorde a su personalidad. Son desdichados fabuladores de pútrida imaginación.
CÓMO RECONOCERLOS
Es bastante complicado el aislarles al primer trato, en el caso de que sean poco disimulados acostumbran a destacar lo negativo (o lo que aseguran es negativo) de las personas antes de permitir que la buena impresión que éstas hayan podido dejar en los presentes cale ligeramente. Son capaces de llevarse bien (en la apariencia) con una persona a la que anteriormente han vilipendiado; gracias a este inequívoco y aportador detalle podrá tener usted la casi completa seguridad de estar o haber estado en presencia de un murmurador. Al toparse con otro de su especie en ejercicio de su preferida afición, por extraña deferencia, le darán la razón aún cuando no conozcan al vituperado más que de vista o por esas solas referencias. Suelen ser, por definición, unos mal pensados, y se puede traslucir de sus comentarios la insana envidia que por dentro les corroe; por lo demás son gente corriente de corrientes vidas (las que, por lo visto, no les satisfacen en absoluto), aparte de disciplinados hipócritas. A pocos que fueran resultarían demasiados, por desgracia no es así pues abundan por doquier y su compañía pudiendo, en ciertos casos, ser agradable, es del todo desaconsejable.
Adanhiel. | |
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