Las materializaciones producidas por la famosa médium
Eusapia Palladino fueron frecuentes y variadas. Las manifestaciones ectoplasmáticas visuales fueron raras. Más bien solían ser manos de las que se percibía su contacto.
Charles Richet, que realizó más de doscientas sesiones con ella, cuenta que, en numerosas ocasiones, fue tocado por una mano en los costados, en las manos, en la cara, en la frente, en la nuca y en la espalda.
Esta mujer, de nacionalidad italiana, nacida en un ambiente pobre, era de modales toscos y groseros, comentario que hace sobre ella la hija de
Lombroso, añadiendo que, a pesar de haberse relacionado largo tiempo con gente educada –fue investigada por eminentes sabios–, no había conseguido aprender buenos modales. De costumbres bruscas, sus fraudes, cuando los hubo, fueron sumamente burdos e infantiles
En estas materializaciones de Eusapia sólo aparecen determinados miembros corpóreos del fantasma. La supuesta
telergía emitida por el médium no llega a tener la fuerza suficiente para provocar la aparición completa. Richet, que no era creyente en la supervivencia de la vida después de la muerte, explicaba la fantasmogénesis diciendo que se trata de una materia llamada
ectoplasma, que el médium emite a través de cavidades de cuerpo, boca, oídos, nariz, etc.
La telergía se condensa y poco a poco toma una apariencia corpórea, logrando los médiums muy potentes la materialización completa. Pero esta sustancia proviene del médium; por tanto, una vez completada la escena espectral, vuelve al cuerpo que la ha emitido. Que la aparición tome una forma conocida para el grupo de asistentes a la sesión que sea puede deberse a la clarividencia o a la telepatía. Es decir, el médium sería capaz de poder observar los hechos pasados en la vida del sujeto; o bien, si se trata de la telepatía, conocer las cuitas del experimentador, sus preocupaciones y las anécdotas que pasen por su imaginación.
Siguiendo con Eusapia, en la sesión celebrada en Génova con el círculo de Minerva, a la que asistían
Morselli,
Porro,
Ramorino,
L. Vasallo y el doctor
Venzano, surgió la forma de una niña que Porro conoció como su nieta. La sesión, acaecida el 21 de diciembre de 1901, sucedió así, según cuenta Morselli:
Manifestáronse dos formas invisibles en la oscuridad, pero que pudieron verse después enseguida a una débil luz. Porro percibió la forma de su nieta fallecida. Detrás de una cortina, pudo abrazarla y la oyó hablar con voz infantil. Después, llegó la de un hijo de Vasallo, muerto a los dieciséis años. Esta vez, se hizo visible. Mostróse un óvalo casi fosforescente a la derecha de Eusapia; se movió de izquierda a derecha con lentitud, y desapareció. Se vio, a la luz roja, salir un brazo y una mano del gabinete y dirigirse hacia Vasallo. Aparecieron después una tercera y una cuarta forma.»
La corriente espiritista no dudaría, al explicar esta fenomenología, en afirmar que es el espíritu del difunto el que, tomando la energía del médium –por eso éste caería en la inconsciencia–, toma la forma que en vida poseyese, y habla con sus más allegados.
CONTINUARA...