Ximena Rivas Escritor activo
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| Tema: EL EXORCISTA PARTE DOS Mar Ene 05, 2010 11:52 am | |
| En 1963 concibió la idea de escribir el gran libro sobre las posesiones diabólicas como tema básico, idea que fue cristalizando en su mente a medida que iba investigando y estudiando el tema de las posesiones y exorcismos. Se lo tomó muy en serio, a juzgar por sus declaraciones: “Durante más de veinte años he leído todos los libros publicados en inglés acerca de estos temas, y me considero el mayor especialista en esta materia en los Estados Unidos y tal vez en el mundo. No soy yo el único que opina así, pues también lo creen los jesuitas que me conocen.”Blatty estudió toda la literatura existente sobre las posesiones diabólicas, remontándose incluso a las fuentes de información de los tiempos del antiguo Egipto. De sus estudios sacó la conclusión de que el 90% de los casos podían verosímilmente atribuirse a ftaude o ilusión, o a ambas cosas a la vez, o bien a interpretaciones erróneas de síntomas de psicosis, en particular de esquizofrenia paranoica o de ciertas neurosis, especialmente histeria y neurastena. También aclaró que el 80% de los supuestos posesos eran mujeres. Este porcentaje tan desproporcionado sugería, como opuesta a la posesión, una vulgar afección llamada antaño “furor uterino.” Sus descubrimientos explicaban el porqué de la obscenidad del lenguaje y el comportamiento erótico-sexual que se manifiestan invariablemente y sin excepción en todos los casos de presunta posesión diabólica. Es evidente el Síndrome de Tourette, Inhabitual perturbación neurológica sólo recientemente aislada y etiquetada, que se caracteriza en especial por una súbita y aparentemente inmotivada e imprevisible aparición de un impulso generalmente irresistible, a pronunciar una interminable serie de obscenidades, de repugnante grosería. Descubrió una sintomatología común en casos de posesión separados por el tiempo y el espacio así como de edad y sexo, pues mientras en unos casos eran mujeres jóvenes, en otros eran viejos. Todas estas investigaciones llevaron a Blatty a una conclusión: en algunos casos, muy especiales, se daba realmente la posesión demoníaca.Tan profunda y exhaustiva fue la investigación de Blatty, que un famoso psicólogo, el doctor Alan Cohern, reconoció que algunos pacientes habían estado “demoníacamente obsesos,” o sea, que hablan llegado a una fase o nivel de posesión diabólica. Este doctor se refirió a los casos de dos niños, de diez y once años, respectivamente, que estaban y cuya manifestación era “una voz o ente interior” que les mandaba, ordenaba y dirigía. Los niños acabaron por matar crucificado a otro niño, de tres años de edad, en San Francisco, simplemente porque “su otro yo se lo había ordenado.” También se supo que el doctor Wilson van Deusen –psicólogo jefe del State Mental Hospital del norte de California– creía que muchos pacientes del pabellón de enajenados mentales de aquella institución estaban poseídos a tal extremo que él mismo llegó, en ocasiones, a practicar un exorcismo terapéutico. En cuanto al psiquiatra Morton Prince, en una ocasión curó a una paciente con un exorcismo oficial. El investigador buscó a los testigos oculares de los casos de posesión, como el famoso psicólogo William Jarnes, que en Watseka, Illinois, trató a una muchacha posesa con cambio integral y radical de personalidad, la cual se creía una tal Mary Roff, que tenía dieciséis años cuando murió, unos años antes, en un manicomio. Incluso llegó a descubrir un caso que trató el prestigioso psicólogo y psiquiatra Carl Jung: era el caso de una niña de quince años que se vio poseída por tres personalidades diferentes durante más de un año, con una amplia producción de fenómenos paranormales, controlados y analizados por el propio Carl Jung y, por tanto, sin posibilidad de fraude. Entre la lista de personalidades de la ciencia que acabaron por declarar y reconocer la existencia de la posesión podemos citar al psiquiatra de Milwaukee, el doctor Alan Reed, quien dijo “que no descartaba la posesión como explicación de algunas formas extremas de trastornos psíquicos.” El doctor Walter Brown, psiquiatra del Mount Sinai Hospital, de Nueva York, dijo que “todo psicoanálisis y la psicoterapia son formas de exorcismos.”Gracias a los jesuitas, supo que el 23 de abril de 1961, el padre Joseph de Tonquedec, el viejo exorcista oficial de París y uno de los más prestigiosos exorcistas modernos, declaró que, con toda certeza, había presenciado e intervenido en un caso auténtico de posesión diabólica y, probablemente, en otros dos casos más. Blatty visitó a numerosos jesuitas amigos con la esperanza de que le presentaran a alguien que hubiese efectuado un exorcismo, tal vez a un sacerdote procedente de alguna misión extranjera, pues sabido es que los casos de posesión son frecuentes en África y Asia. Sus investigaciones lo llevaron ante el padre jesuita Thomas Bermingham, profesor en Brooklyn y en St. Andrews on Hudson, el cual había sido también profesor del propio Blatty en sus tiempos de noviciado. El padre Bermingham estaba muy cambiado: tenía cuarenta años y todo el pelo blanco, y se decía que había sido a causa de un exorcismo. No hablaba, rondaba solitariamente por los largos paseos entre los árboles y tenía una mirada apagada e inexpresiva. Este padre fue precisamente el que habló a Blatty de un jesuita amigo suyo que había llevado a cabo un exorcismo, pero que no recordaba el nombre. Se refería al caso de posesión que el propio Blatty leyera el 20 de agosto de 1949 en The Washington Post. Rápidamente se dirigió a la redacción del diario, pero no encontró al periodista que había escrito el artículo, y nada sabían allí sobre los nombres del muchacho poseso ni del exorcista que llevó a cabo el rito. Entonces Blatty se fue a visitar a otro jesuita, también amigo suyo, que vivía en Los Ángeles, el cual pudo facilitarle el nombre y la dirección del tan buscado exorcista.William Peter Blatty escribió al exorcista, y éste le contestó con otra carta, que reprodujo al final de la obra De la novela al guión. Como es natural, y para proteger el anonimato de los verdaderos protagonistas del hecho, en esta carta se omiten los nombres propios. La lectura de esta carta electrizó a Blatty, porque al fin había dado con el caso que durante tantos años había buscado. Volvió a escribir nuevamente al exorcista para que le dejara por lo menos hojear su Diario, con la promesa formal de no publicarlo, y de nuevo el viejo exorcista se excusó aunque asegurándole que se trataba de una posesión auténtica, en la que se habían producido fenómenos paranormales.Ante, la imposibilidad de conseguir la información deseada, Blatty tocó otros resortes entre sus amigos los jesuitas, y en 1952, un sacerdote pidió ver el Diario del exorcista en el archivo secreto de la archidiócesis de Washington, y al entregárselo le contestaron: “Su Eminencia el cardenal me ha encargado que le informe que no desea que el caso de posesión del muchacho de Mount Rainier sea discutido públicamente. Los padres del muchacho hicieron petición formal a este respecto. Y nosotros hemos tratado de librarlos, a ellos y al muchacho, de toda publicidad enojosa.” Este Diario del exorcista estaba bien guardado, pues había sido confiado a otras dos personas que estaban en contacto con el chico, para vigilar el curso de su recuperación, y a los archivos secretos de nada menos que dos archidiócesis, pero de algún modo, el original o una copia del mismo fue a parar al archivo de un hospital, en donde estuvo el poseso recluido durante algún tiempo y donde se realizó parte del exorcismo. El tan buscado Diario del exorcista del caso de Mount Rainier fue a parar a manos de William Peter Blatty, quien, por fin, pudo leerlo y descubrir lá identidad del muchacho poseso y su dirección, así como el desarrollo y pormenores de todo el caso de posesión y el correspondiente exorcismo, incluyendo la producción de una amplia gama de fenomenología paranormal en presencia de varios testigos oculares. Una vez leído el Diario, Blatty declaró que era exacto el artículo que en su día publicara The Washington Post, y sobre el reciente y auténtico caso de posesión montó su famosa novela El exorcista. La única persona en el mundo que sabe y ha publicado lo que ocurrió en realidad en el caso de posesión diabólica de Mount Rainier es William Peter Blatty, así como también es el único que sabe cuánto hay de cierto en su novela y película respecto a este famoso caso.La figura del exorcista fue creada tomando modelo al filósofo-paleontólogo jesuita Teilhard de Chardin, incluso con sus flaquezas, confesadas por él. mismo, que trabajó como arqueólogo en las ruinas de Nínive. Para calmar la inquietud del verdadero exorcista, cambió la figura del muchacho poseso por una niña, así como los lugares concretos y personajes. El argumento de la novela y del filme nos presenta a una niña posesa, una madre atea y un sacerdote de poca fe, que es llamado para el exorcismo. La madre busca ayuda psiquiátrica, y como la ciencia no encuentra una explicación lógica y, además, la niña comete un asesinato, empujada por un ser interior que la domina, la madre recurre a la Iglesia católica para que la exorcicen, al objeto de tener un poderoso argumento psicológico y emocional para librar a la niña de la cárcel; pero resulta que la niña, realmente posesa, origina una serie de fenómenos paranormales, por lo que, al final, son designados un exorcista y un ayudante, y los dos llevan a cabo el rito que determina la muerte de ambos en horribles circunstancias. Este es, a grandes rasgos, el argumento de El exorcista. CONTINUARÁ... | |
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