No sé si nos ama
Aún recuerdo la noche en que mi mundo se puso de cabeza, cuando lo que yo pensaba era mi realidad se convirtió en un sueño del que quería despertar.
Estaba en casa, había regresado temprano del trabajo, le dije a la niñera que se fuera, que yo cuidaría a Ellice, mi pequeña niña de 6 años, le pague la noche y se fue.
Por mi trabajo paso poco tiempo con ella y sé que me extraña mucho, así que cuando tengo la oportunidad de darle tiempo se lo doy, eran las 7:00PM, pensé en darle una sorpresa a Sandra, mi esposa, pero... no resultó como pensábamos.
Cambie a la niña y fuimos a su trabajo, ella trabaja en un banco, sale a las 8:00 cada noche, queríamos sorprenderla e irnos con ella a comer pizza, algo que no hacíamos hace mucho los 3 juntos, siempre la ordenamos.
Conduje entonces hasta el banco y me estacione al frente, queríamos sorprenderla, entonces la vimos salir, me dispuse a bajar a ir por ella, cuando vi que se detuvo y sacó su celular, y entonces me llamó.
— ¿hola? — respondí, pensé que quería que fuera por ella o algo así, ya no me llamaba al salir del trabajo, siempre soy yo quien la llama.
— hola, amor… voy a salir tarde del trabajo — me dijo, eso me sorprendió muchísimo —… sí, tengo otra reunión con el personal, ya sabes cada semana se reúnen,… esta vez parece que van a hacer cambio en el banco y pues no sé qué quieren, al menos unas horas, así que cuando llegues págale a la niñera, te llame para que no te preocuparas, ya sabes que nos hacen apagar los teléfonos…
— ok, no te preocupes… — gire y le hice una señal Allice, para que no hiciera ruidos mientras hablaba— una reunión, descuida… yo ya en un rato voy a la casa… ¿quieres que te vaya a recoger? — le pregunté.
— No, no, no… — me dijo repetidamente — no sé cuánto vaya a estar, en todo caso yo te llamo si se hace tarde…
— ok… — cortó.
En los últimos meses había tenido reuniones semanales, muchas veces, incluso 2 por semana, a mí me pareció normal, nunca pensé nada extraño, solo llegaba a casa, me bañaba, cenaba con mi hija y a dormir… pero esto me confundió, yo confiaba enteramente en ella, pero esto me preocupó.
— ¿mami no ira con nosotros a comer pizza? — me preguntó ellice.
— Ella… no, tiene una reunión… — vi cómo se subía a un taxi —… pero tú y yo si iremos ... Ponte el cinturón… — le dije y decidí ir tras ella. Sé que parecía algo extremo, pero no pude evitar hacerlo.
Conduje lentamente, manteniendo distancia, pensando en cada instante en que no debía hacerlo, una parte de mi casi gritaba regresa a casa, o ve a comer pizza con la niña, pero yo seguía conduciendo, nervioso, confundido.
El taxi se detuvo frente a un restaurante en la avenida Alaska, un buen restaurante a decir verdad, ella pagó y cruzó, se metió al restaurante, yo me estacione una cuadra arriba, traté de imaginar lo que pudiera estar pasando, que está ocurriendo, muchas cosas pasaron por mi cabeza, juro que ni cuenta me di, sin querer pasó una hora.
— ¿papá y mi pizza? — me dijo mi pequeña sacándome de mi ensimismamiento.
— si, ya vamos por ella… he…¿no quieres ir al baño? — le pregunté.
— no… — me dijo.
— pues iras… — le dije y la saqué del auto, tenía que entrar a ese restaurante a como diera lugar, tenía que sacarme el clavo, ver que estaba pasando.
Sé que es exagerado, pero cargue a la niña y me dirigí al restaurante, esperaba que me prestaran el baño. ¿Qué haría después? Ni yo lo sabía.
Logre ingresar, y en recepción nos guiaron al baño, yo estaba muy nervioso, una vez dentro no supe que hacer, solo me quede pensando, en el baño de hombres, mientras ellice finalmente quiso hacer pipí.
Salimos por el pasillo al corredor, y cruzamos el recibidor, desde donde se veía el área de mesas, di un vistazo rápido mientras agradecía al encargado que nos dejó ingresar, pude entonces ver a Sandra, estaba en una de las mesas más alejadas de la entrada, estaba con un sujeto que jamás había visto en mi vida, por la distancia no pude verlo bien, pero reconocería a Sandra a un kilómetro, estaban muy alegres juntos, eso me mató, ¿Qué estaba haciendo? ¿Me engañaba? No quería pensar eso, una parte mía si, la otra se negaba a creer eso, buscaba explicaciones.
Compre una pizza frente al restaurante, y regresamos al auto.
No probé ni un poco de esta, peor allice se la comió casi toda, me sorprendió, pero no más que lo que había visto, pensé en ese instante que quizás ella estaba negociando un nuevo trabajo, quizás era un cliente del banco, muchas cosas que trataban inconscientemente de tranquilizarme.
— papá, estoy canzada… quiero dormir… — me dijo allice, no me había percatado que eran casi las 11 de la noche.
— ok, amor, espera un rato má,s ya nos vamos… — le respondi, entonces Sandra salió del restaurante, muy sonriente con ese hombre.
El le llamó un taxi y esta subió, previamente dándole un beso en los labios, mi mundo entonces y todas mis ideas se derrumbó nuevamente, no lo pude creer, me llene de una especie de rabia y de dolor, de decepción, no sé explicarlo, fue una presión en el pecho, unas ganas de gritar, un dolor… vi como ella lo besaba y se subía al taxi y partía.
Encendí el auto y me dirigí a casa, tenía que llegar antes que ella, así que tome unos atajos.
Le hice prometer a ellice que no dijera nada, que si mamá preguntaba estuvimos n casa y comimos pizza, le prometí el sábado llevarla a los juegos mecánicos.
Deje la pizza en la sala y espere sentado a que ella llegara.
Al entrar me saludo como siempre, le sorprendió que estuviera despierto, normalmente ya me he dormido a esa hora, eran las 11:37pm.
— ¿Qué tal la reunión? — le pregunté con tono normal, tranquilo.
— bien, parece que van a sacar personal, pero… no me debo preocupar, no de mi área. — me respondió sin más.
— debiste llamarme, pude ir al banco a por ti… estaba aburrido, pudimos ir acenar, hace mucho que no vamos… pudimos llevar a la nena.
— no, como ves acabamos se salir hace unos miutos… y ya a esta hora ella duerme… veo que comieron pizza…— dice acercándose y sentándose a mi lado.
— si, te guardamos un poco, ¿quieres? Te la caliento en el microondas — me aparte de su lado y cogi la pizza.
— no, no… no tengo habmbre… nos dieron café y… unos biscochos, me llené con ellos… gracia,s guárdamelo para mañana o cometela tu…. — me dijo sorniente.
— ok… me dirigí a la cocina, estaba tan enfadado, tenía ganas de reprocharle, pero no… no lo hice…
— ¿estás bien? — me preguntó más tarde en la cama.
Era obvio que había notado mi incomodidad, no soy tan buen mentiroso.
— no, es que… tuve un día duro en la constructora, tuve que terminar unos planos para el hospital, lo están remodelando y los querían hoy, y… creo que unas medidas no están bien proporcionadas, tendré que revisarlas mañana…. Es solo eso, no te preocupes… — ,e incline a ella, la besé en la mejilla y — te amo, Sandra — le dije.
— qué lindo eres, — me besó en los labios, solo eso, — descansa, amor, mañana es otro día y seguro todo saldrá bien.
— si… lo sé, mañana es oro día… descansa, amor…. — nos abrazamos y al menos ella pudo dormir.
Es anoche entera, me la pasé pensando, recordando, suponiendo, repasando en que pude haberla jodido, en que fallé, ¿hice algo mal? ¿No le di suficiente amor acaso fue eso? Siempre he sido bueno con ella, la comprendo… aunque ese recuento me hizo ver que desde hace un año, quizás más, ella había cambiado un poco, llegaba más tarde, ya no me llamaba, contestaba su celular lejos de mi… cosas que solo ahora veo, y antes… no imagine.
Me desperté temprano, como siempre antes que ella, ya que ella va a trabajar aun a las 2:00 pm, luego de recoger a la niña del colegio, quien la lleva soy yo…, me desperté antes y revice su teléfono, que siempre deja frente al espejo de la comoda.
Como lo pensé, registro de llamadas, limpio; registro me mensajes, limpio también; mensajes enviados, limpio… eras muy obvia, amor…, yo tengo en mi celular cada mensaje que ella me mand,a aunque solo diga “nos vemos en 15 minutos” o “la bebé tiene cita este sábado con el dentista” como sea, esto me dijo mucho.
—¡¡fíjate, estúpido!!! — me gritó un peatón al cual casi atropello de camino a mi trabajo, luego de dejar a la niña en el colegio, sacándome de mi ensimismamiento, nuevamente. No estaba tranquilo, estaba pensativo, era una pesadilla todo esto, casi me paso un alto, me quedaba parado después de luz verde, no termine los proyectos del día.
— ¿te pasa algo, Kevin? — me preguntaban mis compañeros en la constructora.
— no, nada… es solo que, creo que me va a dar la gripe… no ocurre nada… — respondía sonriendo, ¿Qué más les diría?
Fue un día horrible, realmente malo para mí, no pude almorzar tranquilo, me quedé en mi oficina, pensando, mirando al vacío, le llame a Sandra 3 veces ese día, a la hora que recoge a la niña, a la hora de su descanso en el banco, y a la hora que salí, le pregunte si quería que fuera por ella… me dijo que sí.
A decir verdad salí temprano, y estuve frente al banco desde las 7:00, esperándola.
— ¿Cómo te fue hoy? — le pregunté.
— bien, me fue bien… ¿y a ti?
— si, pude… terminar algunos proyectos… he pesado… acelerar mis trabajos y… en un mes quizás… irnos de vacaciones… tu puedes pedir tus vacaciones también… nos iríamos unas semanas lejos de esta ciudad…¿Qué dices? Hace mucho que no hacemos nada los 3… un paseo en familia… como cuando Ellice tenia 3 años… ahora si recordara donde vayamos… — le dije.
— vaya, no se, sei me den esas vacacioens… — me dijo conseriedad — se vienen meses complicados, no creo…
— pero te deben las vacaciones del años pasado, no las tomamos, y las del anterior tampoco… según se están obligados, eres una trabajadora con derechos… tienes contrato… solo diles, sé que aceptaran…
— en una de las reuniones nos dijeron que las vacaciones deberán ser tomadas a mediados del año, que… no pueden darse esas libertades aun… estamos con mucho trabajo, amor… pero preguntare… también me gustaría estar con mis 2 amores…
Si, como no, era obvio que no estaba en sus planes.
Esa semana, el día viernes tuvo una nueva reunión en el trabajo.
La semana siguiente.
— tu estas raro…— me dijo una noche mientras cenábamos.
— ¿Por qué lo dices? — pregunté, aunque era obvio que esa semana había estado extraño ¿Qué quería? Las dudas y los celos me mataban, no sabía qué hacer. Ignoraba porque hasta ahora no le había encarado lo que había visto. Quizás la amo demasiado.
— pues… no lo sé, te veo como… pensativo… tenso… ¿todo bien en el trabajo? — me preguntó.
— no me pasa, nada… solo… solo quisiera pasar más tiempo contigo y con la bebé…— Ellice, pensaba en ella y en hacer lo mejor para todo, ¿Qué seria lo mejor? No lo sé. — … ella esta creciendo, y no me gusta mucho que… toda la tarde la pase con una niñera, se que Diana hace un buen trabajo y que quiere mucho a Ellice, peor ya sabes… y pues últimamente quiero estar mas cerca a ustedes 2, mis grandes amores… ¿crees que las he descuidado? — le rpegunté.
Ella hizo un silencio vacio que me causó un gran miedo.
— creo que… haces lo mejor que puedes, es decir, trabajas por nosotras, por ti, por la casa… no puedes decir que no haces lo mejor… — me sonrio.
— pero siento que no paso tanto tiempo contigo…¿hace cuánto que no salimos a cenar? — pregunté — ¿hace cuanto que no nos escapamos un fin de semana y dejamos a Ellice con sus abuelos? ¿hace cuanto que no tengo un detalle contigo? ¿hace cuanto que no te demuestro cuanto te amo…..? — le dije.
Pareció conmoverse.
— no seas tonto, se cuánto me amas… y… bueno, nuestros trabajos no nos dan mucho tiempo… ahora entiendo por qué me has estado llamando más y… yendo a recogerme… sientes que debes pasar más tiempo conmigo…
— algo así…
Ella sonrío, se acercó a mí y me besó.
— eres un gran padre, un buen esposo… no lo dudes, me haces muy feliz, nos haces muy feliz… — me dijo y se fue a la cocina.
No sé por qué no le creí nada de lo que me dijo, solo me dejó más preocupado, ya que si era feliz, no entendía por qué me estaba engañando.
Ese sábado ella tuvo una reunión, y yo me quedaría hasta tarde trabajando, era obvio que ambos mentimos.
Sabía yo que ella se vería con él al salir del trabajo, y yo la espere fuera del banco, la seguí, fueron a otro restaurante, espere pacientemente que ella saliera, se despidieron con un beso y ella partió. Él se quedó ahí parado, luego cruzó la calle y se subió a un automóvil estacionado al frente.
lo seguí y en un alto, lo choqué, lo hice adrede, tenía una idea en mente.
Nos bajamos y fuimos a ver los daños, le había destrozado las lunas traseras, mi parachoques quedó mal.
— vaya… no fue mi intención, no vi bien… lo lamento… — le dije.
— Descuida, no parece tan malo, al menos estamos bien…. — me dijo con mucha tranquilidad, lo que me hizo pensar que no me conocía, sabía que había una posibilidad que ella le hubiera hablado de mí, quizás mostrado alguna foto, no lo sé. Pero eso fue bueno.
— sí, he… descuida, te voy a pagar, amigo…— sequé mi billetera y de el, unos 100 billetes, solo eso tenia,— no se si sean suficientes, se ve que es un auto costoso.
— si, pero… bueno, ¿no tienes seguro? — preguntó.
— no, no tengo, este auto recién lo he comprabo, imagina que mala suerte tengo… - le dije, y claro que tengo seguro,— pero, descuida… — le di los 100 billetes , saqué una pluma y una tarjeta del dentista de mi hija que traía, escribi mi numeor en la parte blanca de atraz d ela tarjeta — este es mi numero, si sale mas caro, llamame y te prometo que te deposito lo que haga falta, es que no tengo mas…— le di la tarjeta.
— ok, claro… pero no creo que haga falta, amigo… no es tan grabe… aunque tu parachoques…
— no, descuida… y de verdad si te hace falta mas… me llamas y te deposito, amigo… ¿Cuál es tu numero? — le dije sacando mi celular.
— aquí tengo una tarjeta — me dijo. Sacó una y me la dio.
Sebastián Ordoñez, asesor financiero. Era un asesor, entonces ya sabia como lo había conocido.
— vaya eres asesor financiero… — le dije.
— si, ya sabes, si necesitas un asesor… me llamas también, — me dio la mano, se ve que estaba apresurado — a pesar de todo un gusto, amigo, suerte, y consigue un seguro, — me dijo.
— claro, nos vemos, y gracias… — le dije y regrese a mi auto.
Solo quería su nombre, y me dio algo más, ahora tenía su número.
¿Pero qué haría con él? Esa era la cuestión….
La siguiente semana pensé que hacer, trate de estar tranquilo, no pensar mucho, escondí el número y pensaba e imaginaba un enfrentamiento. ¿Qué haría entonces? Ahí acabaría todo, mi familia, no podría personarla, ¿Cuál sería su escusa? ¿Falle yo? ¿Fallo ella? ¿Qué pasó? ¿Se enamoró de él? No es más atractivo o joven que yo… no entiendo.
Mande a reparar el auto a escondidas, ella no debía enterarse del accidente, obviamente. Aunque preguntó por el auto, le dije que lo dejaba en la empresa, me creyó, ya que casi siempre hacia eso.
Una noche, algunas semanas después no pude aguantar más.
Lo planeé perfectamente, nada podría salir mal.
Era domingo, su celular jamás sonaba en domingo, sabía que ella no trabajaba y que ambos nos quedábamos en casa, típicos.
Tome el celular de Sandra mientras ella cocinaba y le mande un mensaje a Sebastián. Algo a lo que no se negaría.
“me siento fatal, ¿crees que podamos vernos ahora? A las 2:00 en el café que está en la avenida MIllan? respóndeme” ese café estaba a unas cuadras del banco donde ella trabajaba. Espere ansioso la respuesta.
La cual llegó a los pocos segundos.
“claro, te veo ahí, y quédate tranquila, ya hablaremos, amor” respondió, sentí una rabia horrible.
“ok, te veo ahí, de verdad necesito hablar con alguien, no falles, a las 2 en punto estaré ahí, ya no me escribas, ¿sí? Cualquier cosa yo te escribo, nos vemos, te mando mil besos” luego de eso elimine todo registro de esto y deje el celular de Sandra donde siempre.
Eran las 12:00 del mediodía, así que apenas almorzamos le dije a Sandra que tenía que ir a la constructora a recoger unos archivos, y salí, tenía el tiempo exacto para llegar, mi miedo es que ella le masajeara o llamara en mi ausencia, pero confiaba en que no, debía ayudarle a Ellice con su tarea, así que supuse que no lo haría.
Conduje rápido y 5 minutos antes de las 2 de la tare estuve ahí, ingrese a la cafetería y ahí en una meza al final del café estaba sentado.
Me acerqué a él.
Conitua parte 2:
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