A esta altura de los hechos la Historia casi se podría de decir que no es lo que sabemos ( sabido es que ya no es lo que nos han dcho ) puesto que ahí también cabe el engaño, la desinformación e incluso la ocultación de datos y detalles que porque se nos escapa se podría decir que jamás, o casi, llegaríamos a saber qué hechos son los que viniendo del pasado definen nuestrro presente.
La Historia ya casi se podría decir que ni en ocasiones es éso que siempre hemos creído que es y que nos hemos empeñado en demostrar que creermos que es: hechos que escalonados nos sitúa en el lugar exacto y en el momento exacto de nuestra propia existencia. Hoy cada cual puede hacerse su propia “acta” de valores y creencias acerca de cómo ve ésta y retenerla en la memoria para sus hijos, si los tuviera el día de mañana, o para las próximas generaciones de vecinos, allegados y conocidos. Mi concepto de la Historia, al menos el concepto presente en que vivo, me dice que por nada del mundo puedo creer en nadie ni en nada que no sea lo que veo, lo que siento y lo que distingo entre ésto que he dicho y lo que me quieren hacer creer.
Hoy no puedo, por ejemplo, contribuir a la creencia, ni a la mentira, de que el último Premio Nóbel de la Paz sea ése hombre al que se lo han entregado: al Presidente de los EE.UU. de Norteamérica Barak Hussein Obama. Puede que la Historia se siga escribiendo como hasta ahora: de espalda a los hechos y al pueblerío que la sufre; puede que los intereses de unos pocos impongan criterios que se nos escapan del pensamiento; pero lo que no puede ser es que pretendan, a estas alturas y con los actuales medios de comunicación disponibles al alcance de la sociedad, que sigamos contribuyendo con la mentira.
Otorgar, dar, conceder este “premio” a un hombre que dede que llegó al Poder se ha desdicho de todas sus promesas es algo más que una simple tomadura de pelo: es un insulto al mundo entero, al mismo mundo mundial que tanta esperanza puso en él en los tiempos previos a su elección. Obama ya y aún antes de cumplir un año en el poder ha tirado por los suelos el crédito que la sociedad norteamericana y mundial le concedió; lo ha hecho tirando también funciones y atendiendo mas que nada a unas promesas que se ven cada vez más como algo que ahora se empieza a ver y saber que eran mentiras y que lo más probable es que no se cumplan: no sólo se ha arrimado la propuesta de arreglar lo de Guantánamo, que ya clama al mundo por lo que allí scede y la vergüenza que ello supone en un gobierno que tanta ilusión despertó, sino que la salida de irak que también dijo que se llevaría a cabo epor su gobierno ahora vemos que esto está según por ver la interpretación que los intereses de las multinacionales del armamento decidan cómo y cuando, o sea: dependiendo de la inversión que se haga en este campo para decidir si salir ahora, este año, el siguiente o mas adelante; lo más seguro que será después de que se haya provocado y consolidado otro conflicto en otra parte del mundo y de similares consecuencias y que, naturalmente, conforten las exigencias de la cúpula política y militar del gobierno de los EE.UU. de Norteamérica. Vergonzoso.
El próximo frente ya está mas que demostrado que está ya dispuesto para ser una continuación de éste de Irak de cual cuando se vayan dejarán a un país arruinado y endeudado hasta el infinito no siendo ésto lo peor sino que su sociedad con sus valores incluidos ha sido desarticulada de tal manera que después de todo si el conflicto armado desaparece quedará una huella en lo social casi imposible de arreglar. Por si todo esto fuera poco, y también bajo el mandato del señor Obama, queda la opción de que en su patio trasero también hay negocios pendientes de atender, países a los que desastabilizar así como a gobiernos “amigos” a los que hay que ayudar para que esa parte del continente siga siendo algo mas de lo que he dicho mas arriba: un simple patio trasero cuando no un asqueroso burdel del que se nutren para saciar sus instintos más criminales.
El asunto de Bolivia no queda lejos del pensamiento en lo que a conflicto se refiere; tampoco Venezuela y muchísimo menos Colombia de la cual ya se ha dicho y se dice que será en el futuro el Israel de Indoamérica. En todo esto está metido este hombre que no se corta un pelo para decir y hablar de “guerra justa” como sinónimo de contribuir al sometimiento de los Pueblos que no deseen ser sus vasallos. Un premio, el Nóbel, que ha entrado en descrédito por personajes como éste y algunos otros a los que también se lo han dado. En fin...
Teknarit, África.