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 EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO

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4 participantes
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Liel Cor
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Liel Cor


Femenino
Sagitario Gallo
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MensajeTema: EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO   EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO Icon_minitimeMiér Jul 22, 2009 12:54 am

EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO Pasilloyluz


Es ya habitual que la mujer de mirada distante no pueda dormir, se queda largas horas frente a la ventana explorando páginas de su mente y escribiendo en el aire sus pensamientos. Ella está sentada dando la espalda a la escalera y a la ventana gigante que da al patio. Un pasillo muy largo se sitúa a su izquierda, hacia su derecha, la habitación en donde falleció el hijo de su prima Mabel, apenas recién nacido, el parto se le adelantó, lamentablemente, esa noche no había ningún miembro del grupo familiar, por lo que no tuvo asistencia alguna y se produjo el incendio que terminó con todo.

Está sola hoy, en esa gran casa de paredes blancas, baja las escaleras para acudir a la cocina y prepararse un tazón de café con leche bien caliente, pues la temperatura está bajísima y su cuerpo tiembla. Al asir el tazón, sintió un calorcito en sus manos, al momento de girar y dirigirse hacia la sala, para asegurarse que la puerta estaba bien cerrada, una brisa tibia envolvió su rostro y rebotó el hálito de una persona cerca de su boca. No lo tomó en cuenta, pensó era el efecto del sorbo de café que había bebido y subió rápidamente al segundo nivel. Se acomodó nuevamente frente a la ventana, como si ello significara ver la vida pasar tras los cristales y prosiguió la lectura en la página que había quedado abierta de su mente.

Estaba algo inquieta, le daba la sensación, de que alguien la observaba, de que no estaba sola. Volteó su cabeza disimuladamente hacia el final del pasillo, le pareció ver cruzar rápidamente una sombra que se incrustó en la pared desapareciendo. No, era su imaginación, nadie habitaba esa noche más que ella en la gran casa. Siguió abstraída totalmente en sus recuerdos, pero la sensación de unos ojos que no le despegaban la mirada, continuaba inquietándola.

De pronto, la puerta de la habitación que estaba a su derecha, se abrió provocando unos sonidos quejumbrosos. Se exaltó, la puerta estaba muy bien cerrada, no había ventanales abiertos para que una corriente de aire causara el efecto de abrirla. Se dirigió hacia la habitación y cerró la mentada portilla. Al regresar a su lugar, con espanto vio que un bebé, no más allá de cuatro años, ocupaba su lugar frente a la ventana. Se restregó los ojos, los abría y cerraba, pero el niño no desaparecía.

- No, no es real, estoy soñando – Se decía.
En vano fue tratar de borrar la imagen, la presencia del bebé. Sacando fuerzas de su interior, encaró al mocoso que se reía de ella y le preguntó:
- ¿Quién eres? ¿De dónde has salido? – El pequeño cambió su carita de ángel, por un rostro cubierto de quemaduras, fijando sus enormes cuencas en los ojos de Leonora, dijo:
- “Soy el que mataste al nacer. Al que asfixiaste con la almohada. Soy tu hijo”. La mujer se encolerizó y respondió:
- ¡Pero que locuras estás diciendo! ¡Nunca he tenido un hijo! La única que ha dado a luz aquí, fue la prima Mabel. ¡Retírate mocoso atrevido, ve a reclamarle a tu madre!
- ¡Tú eres mi madre! ¡Asesina! – Gritaba el niño a grandes voces.
- ¡Dios mío. Me estoy volviendo loca! – repetía la angustiada mujer.
–No, loca estás desde que cometiste mi crimen, es tu conciencia la que te está acusando siempre. ¡Cómo no vas a recordar! Tú no querías que yo naciera, ocultaste tu embarazo fajándote y usando vestidos sueltos. Planeaste lo de mi muerte. Comunicaste a tus padres que sufrías jaqueca, que por ello no asistirías a la cena en casa de los Sábila y al quedar sola, llevaste a cabo tu horrible plan y para no dejar huellas, provocaste el incendio. Todo lo que hiciste, te llevo a la locura, por ello estás en este manicomio. – Continuaba diciendo el niño.
- ¡No! ¡Esta es mi casa y yo soy Leonora! ¡Me estás confundiendo maldito mocoso entrometido! - No, esto es un sueño, esto no es realidad. ¡Hijo mío ayúdame! - Gritó la mujer.
- ¡Qué bien! Clamas a tu hijo ahora. Pero y no dices que tú no has tenido hijos? Yo te estoy ayudando, te pido que reconozcas lo que hiciste, así descansará tu conciencia y no será tan dolorosa tu estadía aquí. ¡Qué lástima me das en estos momentos! – Aunque has usurpado la personalidad de tu prima Leonora, que se fue a España luego del incendio, de nada te ha servido, ¡Tú eres Mabel y yo soy el hijo que asesinaste!- Sostenía firmemente el pequeño, mientras jalaba el ruedo de su vestido, llevándola a la habitación en donde se había cometido el delito.
La mujer, gritaba palabras incoherentes y se aferraba a una fotografía en blanco que extrajo desde uno de los bolsillos de su ropa.
El pequeño la empujó al interior del cuarto y la mujer quedó sentada sobre una alfombra roja.

-¿Qué sucede doctor? – Preguntó Leonora muy preocupada.
- Nuevamente Mabel ha sufrido una recaída señorita, últimamente estos cuadros son muy frecuentes en ella. Grita, llora y llama a un hijo. Obviamente es su imaginación distorsionada. Permítame, voy a aplicarle un calmante.- Dijo el hombre levantando a la mujer, que reía fuertemente y la acomodó sobre la cama. Le inyectó el calmante y luego la cubrió con una manta.
- Hace tantos años doctor que no veía a mi prima, aproveché este viaje para visitarla y me doy cuenta que empeora cada día. Fue tan extraño lo que le sucedió, ella era una muchacha tan alegre, tan llena de vida, pero de la noche a la mañana se encerró en un gran mutismo, lo peor, fue el incendio de la noche de la cena en casa de los Sábila, si ella hubiera asistido, no habría sufrido las consecuencias del incendio, eso la impactó tanto, que la llevó a este estado tan penoso. Lo que me ha inquietado siempre, es no saber la verdadera causa que originó el incendio, si fue un milagro que encontraran con vida a Mabel. Lástima no se esclareciera cómo se originó, toda evidencia fue convertida en ceniza.
- Si señorita, es que en esos años, no teníamos los adelantos de hoy para investigar esos casos. Es muy lamentable lo sucedido. ¿Me disculpa? Voy a atender a la paciente de la sala ocho. Permiso.- Diciendo esto, el hombre de blanco, salió de la habitación. Leonora se acercó a su prima, acarició sus cabellos y le posó un beso en la frente. La mujer, abrió sus ojos y dijo:

- Yo sabía, mi hijo vendría a ayudarme, es tan buen hombre y se ve tan guapo con su delantal blanco.- Dicho esto, cerró los ojos y se durmió.

Leonora salió al pasillo, buscó al doctor, pero no lo encontró. Preguntó a la enfermera que subía las escaleras por el médico, pero esta le contestó, que esa noche no había ningún doctor varón de turno en la clínica, solamente estaban las doctoras Roxan y Furona. Se retiró cabizbaja, a lo mejor, el doctor que atendió a su prima, estaba sin turno y solamente fue a dar una vueltecita a la clínica. Gran labor la que realizaba, el hombre tenía marcas de quemaduras en su rostro y cojeaba, seguramente algún accidente que tuvo en su juventud. Su mente era un torbellino de pensamientos, era ya imposible ayudar a su prima, la locura se había apoderado de la pobre mujer, por lo menos, el imaginar que tenía un hijo, le daba momentos de paz. Bajó las escaleras y salió a la calle, la lluvia rodó por su rostro y el frío del mediodía la invitó a un café en la cafetería de su amigo Alonzo. Bueno, más que amigo, iba a ser su esposo en unas semanas, por ello viajó, para terminar de ultimar los detalles de la boda. Luego se marcharían los dos a España, para comenzar una vida plena de felicidad, el pasado, se quedaría ahí, habían esperado tanto para unir sus vidas, desde ese año que rompió el noviazgo con Mabel, ella prefirió marcharse lejos, para no causar más dolor a su prima. Alonzo le había hecho la promesa de esperarla y lo había cumplido. Cruzó feliz la calle y entró llena de júbilo a encontrarse con su novio.

Mabel dormía, entre sus manos la fotografía en blanco y a los pies de su cama, en una silla, un hombre de cara quemada, con delantal blanco, envuelto en un haz de luz, velaba su sueño.

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Poesiacarnivora
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MensajeTema: Re: EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO   EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO Icon_minitimeMar Sep 08, 2009 11:40 pm

Tres historias en una sola narración .
Logras inquietarme,aunque no me quedo bien claro lo del niño y el doctor, son los mismos,no lo son, realmente ursurpo el lugar de la prima,uff, meentrevere un poco.
Me quedan varias interrogantes, voy a volver a leer
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Marioes
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Marioes


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Pez Gallo
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MensajeTema: Re: EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO   EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO Icon_minitimeMiér Sep 09, 2009 7:03 pm

Bueno amiga, me paso un poco como a Poe, por ahi se me curzaron los cables,aunque creo que tienes una gran historia entre manos.

_________________
En busca de la Fortuna.
Marioes.
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sgrassimeli
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sgrassimeli


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MensajeTema: Re: EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO   EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO Icon_minitimeMiér Sep 09, 2009 10:20 pm

Interesantísimo. Dejame que lo relea un par de veces, porque es muy intenso y da para mucho.
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MensajeTema: Re: EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO   EL DOCTOR DEL ROSTRO QUEMADO Icon_minitime

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