Nos sorprendió cuando amanesia. El Jóse desía que lo había presenciao y aunque nadie tomaba en serio las pláticas del Jóse, yo sí le creí. Vi el brillo en su mirada, ésos ojillos negros, pequeños, algo estrábicos…sentí la locución muda despreciada por la pereza que no obedecía a su pensamiento. Estaban unos que sí otros que te calles cuando llegó la policía y aquí queslo que ha pasao. Pos nada agente.¿cómo que nada?.Que se han liao a ostias y uno a salío mal parao…un tirito en los sesos ¿sabe?. Pos que donde está el fiambre. Pos que se lo han llevao en un carro, en un renol desos. ¿Matricula?. ¡Ay! que yo no sé de leer pero sí quera un renol, si señor. Bueno pos si no hay cadáver…¡aquí no pasao ná! ¿ná?. Ná de ná.
Lo ves Jóse questas zumbao, vuélvete a la cama y deja ya de pribá y de concertar asesi-
natos, quesque tienes una imaginación, tú, más fantasía quel disnei y el espilber juntos…Ay que la inteligencia es la suciedad de la mente…y ya se fueron tos a sus barracas, aquello tio quedó endeserticulao en un batir de palmas.Yo me fui pal metro que ya llegaba tarde a la sita y ocioso los dedos ansiosos de mi mano querían atravesar impotentes tu piel, que solo pudo ser rozada…palpada, quería morder tus huesos, roerlos, darte un bocao de miedo y al final como siempre me quedé desenpalmao y pensando en el Jóse, me preguntaba pasmao. Pero ya salió en los periódicos que aquí en el barrio sencontró tirao en la iglesia de los santos un hombre con un petardo en las sienes. Lo ves mujer desía el Jóse a su cónyuge como tenía rasón.
-1995-