Antes de que Drake pueda contestar, la puerta de la habitación de Maley se abre, y penetran en ella un joven doctor y una enfermera. El hombre los mira a ambos un instante, y luego se vuelve para intentar comprender las preguntas de la primera enfermera, pero para sorpresa del mismo, ésta, ya no está.
-Pero... dónde...
El doctor, se acerca a Maley, mientras la enfermera le toma las constantes. Al tacto de las manos de la misma, Maley abre los ojos con dificultad, e intenta visualizar las caras de los presentes en la habitación, buscando especialmente una casi con desespero.
-¿Drake?
Su prometido se acerca más a la cama y la mira con algo más de tranquilidad por verla despierta por fin, y con toda la dulzura que le permite su corazón. Pero algo no va bien, pues la mirada que le devuelve ella está cargada de ansiedad y angustia. Maley no le mira, su mirada va más allá.
-Estoy aquí, Maley... –comenta ahora Drake con voz temblorosa.
El doctor, pasa por delante de Drake, para la sorpresa del mismo, y con mirada consoladora, se planta delante de ella. La enfermera la mira casi con lástima, negando con la cabeza. Drake, empieza a ponerse nervioso. No entiende que están haciendo. Le preocupa que a Maley le haya ocurrido algo muy grave en el accidente. Quizá la visión. Quizá todavía está algo desconcertada. No llega a comprender por qué a él nadie le dice nada. Sin embargo la mirada de Maley ha cambiado. Ahora está llena de tristeza, de desolación y de lágrimas.
El asombro, y la falta de comprensión de Drake, se ven interrumpidos ahora, por la enfermera de antes, que en señal de apoyo, le pone una mano en el hombro, mientras comenta:
-Maley estará bien. Pasará el tiempo y rehará su vida. Así es como debe ser.
-¿Qué estás diciendo? –Le interrumpe Drake entre confuso y molesto- ¿Qué está ocurriendo?
De un manotazo aparta la mano de la joven enfermera, y se acerca a Maley desesperado. El hombre está asustado.
-Maley, cariño...
Drake intenta coger la mano de la joven, y de repente, para su sorpresa, ve que ésta ni se inmuta. No puede sentirlo. No puede escucharlo, ni mucho menos verlo, sus propias palabras vuelven ahora a su cabeza.
“Son palabras vacías”
“El tiempo pasará, y yo me quedaré atrás”
“Así es como debe ser”
Drake, desesperado y enfurecido, empieza a gritar. Le grita a Maley, le grita al doctor, le grita a la enfermera, pero nadie le escucha. Nadie le ve. Nadie, excepto la misteriosa recién aparecida. El hombre se vuelve con toda su rabia hacia ella, y con una mirada mortal, comienza a interrogarla:
-¿Quién diablos eres? ¿Qué está pasando?
-El diablo no tiene nada que ver con esto –le contesta la joven de pelo corto, vestida ahora con ropa de calle –Me llamo Alice, y creo que deberías ver algo.
De pronto, Drake puede ver como la habitación cambia, radicalmente. Ya no hay luz. El nuevo cuarto está en semipenumbra. Al fondo del mismo, una camilla, y una sábana blanca cubriendo un cuerpo inmóvil. Alice a su lado, vuelve a colocarle la mano sobre el hombro, como compadeciéndolo, y susurra:
-Lo siento...
-¿Soy yo? ¿Qué me ha pasado? –Le interrumpe Drake acercándose a la camilla para levantar la sábana, con curiosidad extrema, aún creyendo saber lo que va a encontrar -¿Estoy... yo... estoy... muerto?
-Sí...
-¿Cómo?
-Fue por el accidente de moto.
-¿Cuándo?
-Al caer te golpeaste la cabeza muy duramente...
-Pero me levanté. ¡Lo recuerdo!
-Tú sí, pero tu cuerpo no.
-¿Por qué puedes verme? ¿Qué eres? ¿Qué soy? ¿Qué va a pasar ahora?
-Eres un aura. Un alma atrapada con un corazón desdichado. Yo soy tú guía y he venido a buscarte par llevarte donde tu corazón encontrará la paz.
-La paz está junto a Maley. No puedo dejarla. No quiero...
“¿Crees que es posible querer a alguien después de la muerte?”
CONTINUARÁ...