-¿Crees que es posible querer a alguien después de la muerte?
La pregunta de Maley coge por sorpresa a su prometido, Drake, que permanece en el cuarto de baño de la habitación, acabando de asease para poder acostarse.
-¿Por qué preguntas eso, Maley? –le contesta él, volviéndose hacia ella, mientras se seca las manos y la cara en la toalla.
-Bueno... no sé... –duda Maley sentada al borde de la cama- Pensaba en nosotros, y creo que si me pasara algo, desde donde estuviera pues yo... seguiría queriéndote... de alguna forma, estaría aquí contigo...
Drake se acerca a ella, y tras sentarse a su lado, la rodea con sus brazos, para acercarla a su torso desnudo, y mientras la abraza, le susurra:
-Yo estoy aquí, ahora, Maley.
-Pero ¿no crees que es posible?
-Creo que son palabras vacías.
Tras la respuesta de Drake, Maley se levanta de golpe de la cama, separándose de él, y acusándolo con la mirada, pone los brazos en jarras, dispuesta a reprocharle, cuando Drake, se levanta detrás de ella, y sonriéndole, casi haciéndole burla, se defiende:
-Vamos, cariño, si estoy aquí es para darte mucho más. No creo que los muertos vayan rondando a sus mujeres. ¿Te lo imaginas? Cuando yo no esté, el tiempo pasará, y reharás tu vida, porque eres una mujer hermosa, yo me quedaré atrás, y así es como debe ser.
-Pero Drake...
-Nada, Maley –le interrumpe él, tomándola de nuevo entre sus brazos, y silenciando sus labios con un dulce beso –Es muy bonito lo que dices, pero no es real. Yo estoy aquí. Te quiero ahora, y te querré toda mi vida.
CONTINUARÁ...