LO QUE NO DEBE DE HACER CUANDO SE ESTÁ EUFÓRICO O TRISTE.
En mi opinión, una gran cantidad de las malas decisiones que tomamos se deben a que lo hacemos en un momento equivocado y desde un estado emocional inadecuado.
Existe una norma que conviene respetar escrupulosamente: no se deben tomar decisiones en los momentos en que uno está triste, deprimido, angustiado, violento, enfadado, o en cualquier estado alterado en el que prime una actitud o un talante negativo. Y es mejor ni siquiera ponerse a pensar en esos momentos, porque todo lo que se piense aparecerá teñido de dramatismo, de pesimismo, y desesperanzado. Y si nos aparece algún pensamiento creado por su cuenta en nuestra mente, no hay que hacerle ningún caso.
Tampoco hay que tomar decisiones en los momentos en que uno está eufórico, excesivamente entusiasta, o embriagado por un optimismo irreal, porque todo estará magnificado en su parte positiva y le faltará algo que es imprescindible a la hora de pensar o de tomar decisiones: objetividad.
La objetividad contiene la ecuanimidad (imparcialidad de juicio) y el desapasionamiento (quitar la pasión que puede confundir a la razón).
Lo objetivo es lo que se centra en la cosa tal como realmente es, incluso con independencia del modo de pensar o de sentir propio. Es ver la realidad sin condicionarla, sin restarle ni añadir, tal como es de verdad.
Los condicionamientos, como el pesimismo o la euforia, van a alterar sin duda todo aquello que se mire, porque se va a ver con el color y prejuicio que pongamos en nuestra mente a la hora de mirar las cosas.
El apasionamiento a la hora de pensar y decidir contamina la realidad. En cambio, la rectitud, la claridad de juicio, la honradez y la honestidad, la imparcialidad y la serenidad, son elementos indispensables para ver y obrar con justicia y acierto.
“La mejor forma de solucionar un problema es saliéndose del problema”. Esto lo escribí hace tiempo y para mí sigue siendo vigente. Cuando uno mira su situación desde un estado asustado e inquieto, por lo que le está pasando en ese momento, no caben la claridad ni la serenidad que se requieren para obrar bien.
“No tomes una decisión permanente por una emoción temporal”. Las decisiones que pueden esperar hasta el día siguiente… que esperen. La prisa tampoco es buena consejera. Dejarlo para el día siguiente permite que la situación se serene y es posible que la misma cosa se vea de otro modo. Y si la decisión anterior se mantiene, pero esta vez con razonamientos y no sólo con pasión, entonces es muy posible que sea la acertada y que ya se pueda ejecutar.
La vida es el resultado de las decisiones que tomamos, por eso conviene asegurarse de que estamos tomando las mejores. Supongo que ya habrás pasado por la experiencia de tomar una decisión precipitada y en caliente y haberte arrepentido después. Supongo que en otras ocasiones te habrás alegrado de esperar un día más porque has sido capaz de verlo de otro modo, con más claridad y más acertadamente. Así que… ya sabes…
Tienes más información relacionada con este artículo en:
¿CÓMO ENCONTRAR LA SALIDA DE LOS PROBLEMAS?
https://buscandome.es/index.php/topic,18857.msg21562.html#msg21562
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
Si te ha gustado este artículo ayúdame a difundirlo compartiéndolo. Gracias.