Anécdotas ... incontables (1 )

Han pasado los años, los chilenos tienen mala memoria, es fácil engañarlos, pero ... nosotros los "ratis" ( Detectives ) tenemos MUY BUENA memoria.
A veces mi burla es bastante pesada cuando traigo a la conversación un hecho ocurrido un par de décadas o más, me contestan con una ironía tonta " De dónde sacó eso, iñor (señor)" con una risa burlona. En ese instante creo que mi interlocutor está bromeando, pues no es un niño ni adolescente; observo su rostro y actitudes y ... me doy cuenta que está comentando en serio y que no recuerda QUÉ DIABLOS PASÓ EN DETERMINADA FECHA. He conversado con profesionales sicólogos y me dan una razón valedera: la mente tiende a olvidar o guardar profundamente hechos dolorosos o de terror.

Hoy algunos vecinos trajeron a esta época hechos ocurridos hace cerca de treinta años. En buenas cuentas cuando llegamos a esta hermosa población y compramos estas viviendas DLF 2, no mansiones, pero hermosamente construidas, al extremo que entra gente y nos dicen que aquí vivimos RICOS; nos reímos con ganas, aclaramos que muchos somos jubilados y que la mayoría trabaja en labores relativamente bien pagadas.

La historia que les recordé, y que rieron a carcajadas, trató acerca de los delincuentes que entran a las poblaciones nuevas a asaltar y robar. El problema que tuvieron los "pobrecitos bandidos" radicó en que somos muchos retirados de las Fuerzas Armadas y de la Policía ( Carabineros y Detectives ).
Estos "buenos ciudadanos" encontraron no sólo a estos profesionales, sino que también vecinos MUY BRAVOS. Me echaron en cara que no quería salir de ronda ( entre ellos estaban mis dos hijos mayores ) por toda la población para espantar a los delincuentes. Posteriormente se reunieron y conversaron conmigo, pues algunos sabían que había sido Comisario bravo de la Policía de Investigaciones. Me escucharon cuando les dije que "perdían el tiempo con andar hasta de madrugada, que  los delincuente los veían pasar y se escondían, que una vez que se iban los vecinos procedían a cometer sus fechorías ".

Me preguntaron qué podíamos hacer y escucharon a un Detective de la calle, no de oficina, y acordamos instalar alarmas en cada casa. quiénes íbamos a salir a enfrentar a los bandidos, que las señoras y vecinos que no pertenecieron a uniformados y no sabían disparar no sacaran armas a la calle y que estaríamos siempre alerta para perseguirlos. Me eligieron Jefe y estuve a la cabeza del grupo de valientes vecinos con MUY BUENOS RESULTADOS.
En el capítulo que sigue relataré la primera GRAN DILIGENCIA, SECRETA y las fallas que después corregimos.