LA TRISTEZA ES UNA BENDICIÓN
En mi opinión, la tristeza es una bendición que nunca recibimos con los brazos abiertos y con agradecimiento, como tal vez deberíamos hacer.
Estar triste es estar apesadumbrado, afligido, melancólico. Es una sensación interna que se exterioriza con un desagrado que es muy evidente. Cuando se manifiesta no hay que conformarse con soportarla del modo menos doloroso, sino que hay que aprovechar ese toque de atención que se está recibiendo desde la sabiduría interna. Hay algo que no va bien, algo que no gusta, algo que fastidia, y eso no se soluciona olvidándolo, sino que se debe afrontar. Y es mejor resolverlo que olvidarlo. Para cualquier persona es una oportunidad de Mejoramiento.
Es una emoción que permite conectar con el Uno Mismo realmente. Se manifiesta cuando hay una necesidad profunda y verdadera que se está desatendiendo, o cuando hay o ha habido una actitud personal de la que no se está satisfecho, así que a la tristeza hay que mirarla de frente y preguntarle/preguntarse:
¿Qué me está pasando?
¿Qué necesito de verdad en este momento?
¿Qué estoy desatendiendo?
¿Por qué he llegado a esta situación?
¿Qué ha hecho que cambie mi estado habitual y ahora me sienta triste?
Y a estas preguntas se pueden añadir todas las que se deseen.
Podemos responder “estoy triste porque me ha pasado tal cosa”, o “estoy triste porque una persona me ha hecho tal cosa”, o “estoy triste porque he tenido tal problema”.
Cualquiera de esas respuestas aparenta ser convincente. Si uno se conforma con ella, parece que ya se tiene que sentir bien contestado, pero… no pasa así. Por eso hay que investigar y hay que encontrar la realidad que está detrás de la apariencia.
Esas respuestas son las fáciles, las que conforman a quien no quiere involucrarse plenamente en la búsqueda de la verdad.
Porque el motivo real de la aparición de la tristeza en muchas ocasiones es otro distinto del aparente. Conviene tener en cuenta que la razón principal de la mayoría de las tristezas tiene su origen en la no aceptación de algo que ha sucedido o está sucediendo.
¿Por qué me siento triste REALMENTE? Esta última palabra marca el matiz que provoca una respuesta u otra totalmente distinta.
No hay que eludir la tristeza sino recibirla con los brazos abiertos. Es amiga. Conviene aprovechar el momento de su aparición y entonces tratar con ella. Llegar a ese estado ha requerido que se reúnan ciertas condiciones que en otro momento tal vez no se podrán reproducir a voluntad.
La tristeza no es mala. Lo malo es no buscar su origen real y quedarse estancado en ella más tiempo del que se requiere para su revisión.
Comprueba ahora si tienes otra visión distinta y decide qué vas a hacer la próxima vez que estés triste. No te conformes con sentir pena por ti. Sé honesto e investiga hasta que encuentres. Hasta que te encuentres.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales