LA TRISTEZA ES LA VOZ DE INSATISFACCIÓN DEL ALMA.
En mi opinión, la tristeza es una señal de alarma que brota del alma a la cual hay que dedicar muy especial atención cuando se presenta.
Creo que no es un estado gratuito y menos aún un estado sádico que sólo nos quiera perjudicar. Entre los efectos –o las causas- de la tristeza están la aflicción pesimista, la pesadumbre, la melancolía, cierto dolor, el enojo, el desánimo, algo de angustia, y la insatisfacción. Todo eso provoca una tendencia al llanto y el recogimiento.
Me gusta mucho este proverbio chino: “No puedes evitar que las aves de la tristeza pasen por encima de tu cabeza, pero puedes evitar que hagan un nido en tu cabello”. Previene muy bien de algo que no sería bueno: que se instale durante más tiempo del necesario o que se llegue a instalar de continuo y a hacerse crónico.
La tristeza es una reacción emocional que surge cuando perdemos algo importante, o vivimos una situación adversa e indeseada, y nos vemos superados por ello. Es un estado que se puede prolongar durante mucho tiempo si uno no pone algo de su parte para finalizarlo. Detrás de ella está alguna pérdida y casi siempre la decepción y la no realización de algún deseo; uno se siente defraudado y prefiere no relacionarse con nadie y encerrarse en su abatimiento.
Ese aislamiento se supone que es una invitación a la reflexión de cara a cambiar conductas, pero… cuando uno está sumergido en la tristeza, todos los pensamientos que aparecen están contaminados y aparecen, por lo general, con un tinte negativo. Si además en ese momento uno aprovecha para reprocharse cosas –del presente o del pasado-, para mostrar un enfrentamiento consigo mismo, la Autoestima saldrá perjudicada y el Autoconcepto saldrá herido. En los momentos tristes, y en los momentos eufóricos, es conveniente no tomar decisiones.
Ella se presenta cuando hay una desazón, una descoordinación interior, una insatisfacción entre lo que está sucediendo y lo que uno desearía que sucediese. Es un toque de atención, sin duda.
Es muy curioso que la tristeza lleve al aislamiento: es una llamada para prestar atención al interior, es un grito de socorro que lleva incluida la desesperación. La consciencia de la conciencia nos hace darnos cuenta de que hay algo que nos está desarmonizando y nos invita al recogimiento para hacer un alto, una revisión de lo que está pasando.
El grito o el toque de atención puede surgir de un ego herido, pero éste provoca más bien otros tipos de respuestas que se parecen a la tristeza pero no lo son, y deja la tristeza como manifestación de algo más profundo: la voz de la insatisfacción del alma. Por eso la tristeza va unida a la introspección y el recogimiento, aunque en demasiadas ocasiones nos quedemos en la queja en vez de profundizar tal como se nos propone.
REALMENTE… ¿por qué estoy triste?
REALMENTE… ¿qué parte de mí está triste?
REALMENTE… ¿por qué me duele?
No es conveniente evitar estas preguntas y otras similares y conformarse con una “ya se me pasará” mientras se busca una distracción que nos haga olvidar. La llamada es importante y no se debería desoír. Las circunstancias han creado una situación especial y conviene aprovecharla porque no será fácil que se vuelva a repetir, así que es el momento de preguntarse, de observar y observarse, de darse cuenta; no sea el mejor momento para tomar decisiones –como ya has leído antes-, sirve para buscar el origen de lo que nos ha llevado a ese estado, los sentimientos que se han visto involucrados, dónde duele y por qué. Estará bien tomar nota de todo ello y dejarlo madurar un poco, dejar que se aposente el estado de tristeza –sin alargarlo artificial e innecesariamente- y que después se diluya, y estará bien reconciliarse con uno mismo si se ha producido un distanciamiento.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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