LA BARRA CHICA DEL BARRIO - (Relato)
Eran las dos de la tarde de un mes de febrero allá por los 60 y la barra chica descansaba en la esquina debajo de la frondosa copa del paraíso de Doña Elena.
El Gallego, Luis, Enrique y Yo éramos los dueños de la siesta, si la barra de los muchachos más grandes no estaba a la vista.
Ya se habían acabado los temas y el silencio se adueñaba de las calles, hacia demasiado calor para jugar a la pelota… y para ir al puente Saavedra era demasiado temprano, las putas llegaban recién pasada las 19 hs… de tal manera que no teníamos otra opción que esperar jugando al Dinente (Ahora Payana), al culo sucio o a la escoba de 15.
Seguramente a ustedes se les quedó picando lo de las putas y… es natural porque a la edad de 12 años como teníamos promedio en el grupo difícilmente podíamos acceder al servicio de las Señoras, sin embargo, para nosotros apostar quien se animaba a tocarles el culo era un desafío, no sólo por el hecho de tocárselo… y ganarse los $5 que ofrecía el Gallego quien era el que tenia dinero producto de trabajar con su padre y… además inventor del juego, sino para no caer en las manos de los cafishos, gente peligrosa y sin escrúpulos.
No era tarea fácil para quien se animara, tendría que meterle bien la mano entre los cachetes, calcular bien la retirada conociendo la ubicación de los cafishos, tener en cuenta al inspector de tránsito cuando cortara el flujo vehicular y chuzar la Av. Maipú sin ser atropellado, para luego correr a toda velocidad calle abajo.
Mientras tanto el resto de la barra disfrutaba el espectáculo desde la vereda de enfrente.
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"