El beso. (Evangelio segun Caye) parte 5

Judas contempló el escorpión que paseaba delante de él. No se inmutó, prefería observarlo. Caminaba con determinación hacia no se sabe donde. En el desierto era la única forma de vida, aparte de él. Algo vino a contarle, Judas solo tenía que interpretar el mensaje.
A solas, frente la extensión del desierto las sombras le rodeaban, oscuridad y silencio... de pronto sintió miedo de su propia sombra, la veía afuera y la sentía por dentro. Pensó en sí mismo, en lo que le tocaba hacer. Iba a vender a su amado, iba a ponerlo a disposición de Caifás.

Las autoridades estaban indignadas con la presencia de Jesús. ¿Como podía alguien cuestionar la doctrina de Moisés?. No, nadie había entendido a Jesús, cuando al mencionar los 10 mandamientos, aseguró que no son mandamientos, sino, promesas.

Recordó cuando el joven Juan Marcos le preguntó:
-¿Que diferencia hay entre mandamiento y promesa?
Y las palabras, siempre tan sabias y tiernas de Jesús:

-Un mandamiento es algo que te obligan a cumplir. Pero El Padre es muy consciente de la edad espiritual de sus hijos. Igual que hacéis vosotros con vuestros hijos terrenales, que no les mandáis nada que sabéis que todavía no pueden cumplir por su inocencia y su ignorancia, El Padre no osaría jamás enviar unos mandamientos que sabe que sus hijos no podrían cumplir, dada su ignorancia y su condición espiritual, tan primitiva. Así pues el texto entero de los 10 mandamientos no hay que tomarlo como obligaciones del Padre, sino como promesas. Promesas de lo que seremos capaces de hacer, de cómo actuaremos de forma natural, cuando hayamos alcanzado el reino de los Cielos. No es un lugar, es una condición de Evolución Espiritual a la que todos estáis llamados, sin excepción.
-¿Y dinos, Maestro: ¿Cómo sabemos que hemos llegado a ese reino del que nos hablas?
-Muy sencillo, todos lo conocéis, cuando hayáis llegado al reino de los Cielos:

*Amareis a Dios sobre todas las cosas.
*No tomareis el nombre del Amor en vano.
*En momentos de ociosidad, recordareis vuestro origen Divino.
*Amareis y honrareis a vuestros padres en la tierra, fueran como fueren.
*El concepto “matar” desaparecerá de vuestras mentes por completo.
*Seréis consecuentes con cada acto en el instante, dando a vuestros gestos el justo reconocimiento.
*Seréis conscientes de la unidad de todos, respetando el destino de cada cual, sin extraer a vuestros semejantes nada que Dios les otorgue.
*Usareis siempre la verdad, en cada acto, en cada expresión. Seréis consecuentes con vuestra naturaleza, os mostrareis tal cual sois ante el mundo.
*En vuestras mentes tan solo habrán pensamientos de armonía y paz para toda la creación.
*Vuestro mayor bien será el bien de todos los demás. Podréis vivir la felicidad propia a través de la felicidad de vuestros hermanos.

Pero por sobre todas las cosas, recordad que siempre podréis retornar al camino de la construcción, saliendo con la voluntad de vuestra decisión, de cualquier punto de destrucción en que os encontréis. Nunca estaréis solos en vuestro camino de crecimiento. El Padre siempre os acompañará para indicaros el camino a la mas mínima señal de voluntad.

Todos quedaron en silencio, meditando. Todos estaban contentos de no tener “obligaciones”. La única obligación que cada uno se impuso fue la de crecer en el amor, para alcanzar algún día ese tipo de felicidad, esa paz de Espíritu que da la sensación de la unidad con todos y con Dios. Todos, menos él.

Para Judas era muy difícil alegrarse de la dicha de María Magdalena. Ella, una mujer que había sido impura, una mujer que se había “encamado” por dinero con “cualquiera” no merecía según él, reposar cada noche en los brazos divinos de su maestro. Judas se sentía desesperado. El era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. Es cierto que María se había sentido muy unida a él en momentos en que todos les repudiaban. Era una solidaridad extraña la que les unía, como seres apestados que se refugiaban el uno en el otro. Pero ella había alcanzado el nivel de pureza, tocada por las divinas manos de Jesús “Así cualquiera”, pensó. Sintiendo unos celos que le arrebataban.

Fue en esos momentos cuando, entre las sombras se le apareció la figura de María, sonriéndole de forma lasciva.
-¿Quieres sentir la pasión de Jesús dentro de ti?...
-¡Déjame, no te mofes de mi amargura!
-Tu conoces igual que yo las leyes ocultas, Jesús te contó como una mas de nosotras... sabe de tu condición de “mujer”. No te costaría nada entrar en mi. En este preciso momento Jesús me está amando con su cuerpo, en nuestra cama. Ven, entra en mi si quieres sentirlo.
Judas no era un insensato. María jamás le propondría algo así. Sabía de las artimañas de su mente perversa, sabía que esta era muy capaz, en las condiciones en que estaba, de jugare malas pasadas. Aquello era un espejismo de su propia naturaleza perversa.
-¡Márchate, engendro del demonio!. Estoy dispuesto a seguir mi disciplina asta el final. No me tentarás.
-Prefieres continuar en tu propia oscuridad, antes de permitirte el deseo mas grande de tu ser... pobre infeliz. Porque no habrías de tener derecho a disfrutarlo tu también? Si sabes el modo.
-Porque mi amor ha de ser puro, ha de ser verdadero. Jesús no va a penetrar en mi, pensando que lo hace en Maria. A El no lo podéis engañar.
-Cierto, pero también sabes de su tremenda bondad, se dejará hacer para complacerte, aprovechando eso, porque no vivir lo mas preciado para ti?
-Porque entonces no sería digno.
-Jajaja.. Digno. Habla de dignidad la persona que va a ser maldecida y humillada durante mas de 20 siglos. ¿Qué mas te da?.
-Dentro de 20 siglos, como dices, volveré a contar mi historia. El mundo entero tendrá acceso a esta información y si ahora caigo en la indecencia, eso no sería posible. Así que no me vas a convencer. Déjame comerme mi rabia y mis celos, he de continuar mi purificación para darme una oportunidad y dársela a toda la humanidad. Si actúo de forma pecaminosa, ¿Qué ejemplo podría dar a las futuras generaciones?.

En ese momento la sombra se desvaneció, apareciendo de nuevo el escorpión, que se alejó velozmente de Judas.

El sintió en su pecho una inmensa tristeza. Unas enormes ganas de llorar, llorar por él, por ella, por su soledad, por su condición. Estuvo llorando durante horas, sintiendo la humedad de sus propias lágrimas que mojaban la arena donde reposaba su cabeza. Amaba a Jesús y no se podía permitir sentir rabia ni celos por María. Ella era su amiga, su hermana en la misión, ella era su alma gemela en el dolor que les esperaba los próximos años. ¿Era acaso menos fuerte el dolor de perderlo, habiéndolo sentido tan intensamente?...
.....

María estaba sintiendo la humedad de sus lágrimas que caían en el pecho de Jesús. No lloraba, sin embargo, de sus ojos manaban lágrimas transparentes que le hacían estremecerse. Fue entonces cuando se dio cuenta del dolor tan profundo que había en su corazón.


... Continuará.

Buen texto.
La palabra Evangelio significa:Buena Nueva, veremos por que camino nos llevas.

Gracias, Ciudadano, Maite, Mateo y Nachito... Por vosotros y por todos los que me leeis, esta historia todavía tiene mucho que decir.

Me alegra que llegue a vustros corazones, pues ese es el cometido.
Un abrazo.

Es impresonante como vas desglosando en el relato con ilación espiritual.
un gusto estar leyendo tu relato
saludos
Martín