Crónicas del Primer Mundo IV ++++DESTACADO SETIEMBRE 2014+++

 DESTACADO





Apócopes y Acrónimos:
                               Hola estimados compañeros. Parafraseando a Gabi, Fofó y Miliki : ¿Cómo están ustedes? Les cuento que por estos lares todo bien, si es que “bien” significa ver crecer a los nietos y comprender que cada día uno es un poco más viejito y le aparece un nuevo achaque.

Pero como al mal tiempo buena cara (bueno…, la caripela que Dios me dio), y como acá llueve cuarenta y seis veces por jornada, además de dedicarme tristemente a ver crecer el pasto dos centímetros por día (el cual, por supuesto hay que cortar), me dedico también a observar con ávida curiosidad cuán distinta es la forma de vida entre nuestro país y éste.

He comprobado con algo de sorpresa que por acá los jubilados también se quejan de su situación económica, y mucho. Patalean porque nos les alcanza el dinero para vivir y cómo tienen que salir a trabajar nuevamente después de jubilarse a los 65 para poder vivir dignamente. Días pasados tuve una conversación al respecto con una compañera de trabajo que está pasando por esa situación y me confesó amargamente que pensaba que iba a tener que trabajar hasta el final de sus días. Ambos estábamos ya por cumplir nuestro turno y cuando salimos, nos despedimos y nos encaminamos cada uno a su respectivo auto. Mientras yo me encaramaba al Batimóvil, reflexionando tristemente sobre las palabras de mi compañera, la vi dirigirse hacia un destartalado Toyota Corolla de los ’80, pasar de largo, y subirse grácilmente a un Volvo rural blanco casi cero kilómetro estacionado al lado de la otra albóndiga.

Recién ahí me cayó la ficha que pesaba como cinco kilos… Y no creo que sea culpa de nadie. Cada uno toma como parámetro quejoso la manera de vida a la que está acostumbrado y con la que se crió y creció. En mi país, mientras los jubilados se devanan los sesos ante la encrucijada de comer o comprar los remedios (mejor ni hablemos de ropa o mejoras a la casa…), acá se angustian por no poder hacer un crucerito por el caribe una vez al año, o cambiar el auto cuando expira la garantía del fabricante.

Yo no soy absolutamente nadie para juzgar a cualquier otro mortal, pero habiendo vivido en ambos mundos…, la pucha, ¡Qué diferencia…!

Ya les había comentado que el señor y la señora gringos son bastante fiaca para todo lo que sean tareas que implican esfuerzos de cualquier tipo. Por eso inventaron el control remoto, el sillón reclinable, el levanta vidrios eléctrico del auto, la escalera mecánica y herramientas para absolutamente todo, algunas de ellas realmente inverosímiles. Mas ahora, han adoptado con gran pasión el uso indiscriminado de apócopes y acrónimos en el leguaje diario, tanto escrito como hablado. Y cuando uno creía que por fin había llegado a dominar el idioma de Shakespeare…, ¡Zás! Te acortan casi todas las palabras y te hablan con siglas, como si dos lenguetazos más adentro de la boca para pronunciar una palabra completa les fuera a acalambrar la trucha.

Y lo que es más interesante, cada empresa se enorgullece de crear y utilizar sus propios acrónimos distintivos, cosa que si uno, por un castigo de Dios, llega a cambiar de trabajo, se tiene que aprender toda la nueva jerga de cero.

Mi hermano, por ejemplo, es un oficial de policía. Cuando vino a visitarme hace unos días, me contó que desde temprano había tenido realmente un “didi” (día difícil) porque por “corra” (comunicación radial) le habían anunciado un “perate” (permanecer atento) sobre un “venfu” (vehículo en fuga) que, de ser identificado debía “detarocu” (detener y arrestar a los ocupantes) bajo la sospecha de “crimanar” (crimen a mano armada). Yo me chupé dos tragos seguidos de cerveza y mientras afirmaba estúpidamente con la cabeza, le contesté: ¡Aaaah…!

Así, los equipos de sonido de alta fidelidad (high fidelity) se transformaron en “Hi-Fi”. La playa más famosa y paqueta de Miami, South Beach es “SoBe”. Los televisores de alta definición (high definition) son “Hi-Def”. Los profesionales (professionals) son “Pro” y hasta el servicio internacional de paquetes y correo Federal Express y la tarjeta de crédito American Express se han convertido en FedEx y AmEx respectivamente. No quiero ser reiterativo, pero casi podría asegurar que cualquier palabra que sobrepasa las cuatro sílabas ve la guillotina idiomática pender sobre su pescuezo.

Un domingo por la noche tuve que asistir a una reunión obligatoria de todos los empleados del negocio donde trabajo. Es algo que aparentemente se hace un par de veces al año para motivar a la gilada a generar más ventas y por ende más ganancias para los pobres miembros del directorio. Dentro del aproximadamente 5% de lo que entendí de la perorata discursiva del gerente, escuché algo más o menos así:
“Es un placer poder comunicarles que al final de este semestre hemos podido alcanzar las metas proyectadas de “veserin” (ventas, servicios e instalaciones) y aún superarlas en un 4% de “ate” (agregado al total estimado). Por lo tanto el directorio, por recomendación de nuestro Ceo (Chief executive officer/ o capo de tutti capi, como diríamos nosotros) ha aprobado la distribución del “boninemlome” (Bono de incentivo a empleados por el logro de metas), que verán reflejados en vuestro próximo “Paqui” (pago quincenal). Los insto a volver a cumplir con nuetra “mepro” (meta proyectada) para este tercer cuarto del año y superarnos en nuestro “obesve” (objetivo estimado de ventas) para alcanzar y superar la “mede” (meta deseada) sin incurrir en “soti” (sobretiempo) y seguir liderando la industria con nuestras “ganet” (ganancias netas). Por lo tanto y antes de concluir con esta “retra” (reunión de trabajo) los invito cordialmente a que se unan a nuestro “pito” (personnel internal tasks organization/ organización de tareas internas del personal) para interiorizarse mejor sobre nuestra “estrase” (estrategia a seguir). Buenas noches y gracias por vuestra presencia.

Todos se fueron para el lado de las pizzas y los refrescos que habían traído para la ocasión. Yo pasé de largo pues prefería llegar a casa lo antes posible y comer algo junta a mi señora. Además, aún no conozco muy bien a muchos de mis 150 compañeros. Al ver que me retiraba, el gerente se me acercó sonriente, me dio la mano, agradeció mi presencia y me preguntó si había decidido unirme a su “pito”. ¡Ah…, la anticipación de paladear el dulce néctar de la venganza! Esta vez, como el hombre me la dejó picando en el área y sin arquero, fue mía la oportunidad de hablar sin que él me entendiese. Con cara de circunstancia y en perfecto inglés, como para que no le quedaran dudas sobre la duda, le contesté meneando dubitativamente la cabeza:

- Sabe lo que pasa míster Smith, no es que me niegue de plano, pero por favor deme un tiempito para pensarlo. Está en mi naturaleza y realmente me es muy difícil evitar seguir tirando para el lado de las morochas con ojos verdes…

Muchísimas gracias a las queridas amigas Any y Cynthia por su lectura y comentarios. Quiero confesarles que absolutamente todo lo que cuento en estas crónicas tiene una sólida base de verdad, aderezada con mis pavadas de siempre. Pero para alguien como yo, que se vino aquí de grande y que se conoce de sobra a ambas sociedades, les digo que las diferencias, en muchos aspectos de la vida, son abismales. Muchas veces son como para llorar y otras para desternillarse de la risa.
Coincido también con Cynthia en eso de que el achuramiento de los idiomas quizás sea algo mundial, que los pibes ahora optan por comunicarse así, en forma más escueta. Pero a mi déjenme con el idioma de Cervantes así tal cual como está nomás, porque es así como me gusta.
Gracias otra vez y les mando un abrazo enorme para ambas,
José

¡¡¡ Jaaaaaja ja ja ja já !!! Las lágrimas saltaron  de mis ojos bellamente adornados con bolsas y arrugas desde los primeros párrafos de este divertido texto. ¡Diablos ¿estaré volviéndome viejo? !
¡Pobre señora dueña de tan miserable Volvo, después de todo  tiene razón en quejarse porque debía haber subido a su propio helicóptero!
Pero no siempre las cosas son como las vemos, pues aquí en mi Chile querido llegó a mi taller un hombre joven en un automóvil último modelo que me dio una punzada de envidia por lo bello y caro. Me pidió que le fuera a reparar la chapa de la puerta principal de su casa; tuve el agrado de viajar en tan lujoso carro y ... ¡Oh sorpresa que me dejó turulato, no entendí nada! Habíamos llegado a una humilde casa, con pasto seco y largo en el ante jardín y debimos abrir a empujones un portón de madera casi podrido. Cuento corto, al pobre no le cobré nada por el trabajo, pues tenía un pequeño de unos cuatro años de edad y su esposa estaba embarazada. Él era solamente el chofer del bello vehículo que era un radio taxi de un tipo que tenía esa clase de empresa.
Como no he leído a mi querido sobrino Mateo, soy yo ahora que le dejo la pelota ante mi arco y sin portero. Con esto del lenguaje de los jóvenes me ocurrió un percance por ignorar su significado; le dije a un amigo y colega de la policía " ¿Te acuerdas cuando íbamos a tirar al cerro? ... risa general de los muchachos que estaban con nosotros.
Al ver mi cara de extrañeza porque yo estaba hablando de ir a disparar al blanco con la pistola, uno de los chicos, dominando su hilaridad, me explicó: "Tío, tirar en nuestra jerga es ... ir a hacer el amor". ¡Plop!

Muchas gracias por tu lectura y comentario, estimado amigo Jaime. Me alegra mucho que mi relato te haya podido divertir un rato. Muchas veces la diferencia cultural es inmensa, muchas veces es graciosa y otras veces dan ganas de llorar..., jajaja.
Con el asunto de los más jovenes y su jerga ya me paso un par de veces que dije algo en forma casual y se me mataron de risa sin yo entender nada. Son cosas de la evolución, supongo...
Un abrazo,
José (El tirador más rápido del oeste)