Dicen que los ojos son el reflejo del alma. ¿Yo, lo creo?.
Un corcel blanco con su jinete erguido y con la mirada de aguila y a la vez dulce, cuando creia que nadie lo miraba.
Tenia una capa negra, en la cual solo se observaba un destello, era un diamante, que cubria su vestuario, solo se le veian los ojos negros almendrados.
Poseia una cimitarra de oro con incrustaciones de piedras preciosas.
Era una guerra salvaje, el era nomade. Todo era por poseer un oasis en el lado sur del desierto.
Acampaba en la noche para continuar al amanecer.
Su carpa era del jefe, amplia con todas sus comodidades, bordados de oro, vasijas con miel y vino, datiles, uvas, pan fresco.
En el medio habia una bañera, dos mujeres ayudantes eran las encargadas de bañarlo, le sacaron la tunica mientras bajaban los ojos para no tentarse.
El cuerpo era una escultura, que brillaba a la luz de las velas, por doquier habia musculos y fibras, le desarmaron la trenza y callo una cascada de pelo negro azulado.
El agua le aliviaba los musculos agarrotados por tanto cabalgar.
Callo en un sueño profundo, al amanecer sintio los gritos, habian sido emboscados.
Salio de la tienda y monto a caballo, no se distinguia nada por la polvareda, solo se reconocian por sus voces, con su cimitarra habia matado a cinco o seis.
Los superaban en numero, la suerte estaba echada.
Una soga tirante hizo que cayera del caballo.
Los mauries los rodeaban, no podia quedar vivo, saco un cuchillo filoso y se mato.
Por tres dias el pueblo le rindio ceremonias funebres, era muy amado y querido.
Las mujeres de su aren,lloraban desconsoladamente, fue cremado y ungido con petalos de rosas, de la pira sobresalia un color negro azulado.
Pasaron los meses y este pueblo se quedo junto a su jefe para vivir y procrear.
Vino corriendo un mensajero, para que fueran al otro oasis que se habia formado, encontraron la cimitarra y el diamante que su jefe siempre llevaba.
Lloraron de alegria, supieron que siempre serian cuidados, a lo lejos sobre las dunas habia un caballo blanco, con un jinete pero ya no con ojos de buitre, sino con ojos mansos como oveja que ellos guiaban.
El saludo con el corazon, con la palabra y el pensamiento.
P.D. YO me animaria a bañarlo y Uds, JA.JA.JA.