Los delfines en su ventana pintaban de gris toda la sala,
sus moños de niña me entristecian.
La pena y la nostalgia eran suyas, su casa era como viajar
en el tiempo.
En la mecedora la abuela tejiendo, en la tele algo de otros
tiempos, en la radio sonando Gardel en vivo.
En la cocina, pantrucas y el delantal con frutas pintadas.
En el patio la sal comiendose las murallas y el perro jugando
con un pijama viejo, en el fondo del patio un limonero.
En el comedor la pantrucas calentitas con carne picada, la limonada
la mejor del mundo.
La noche me habia venido a buscar, un beso en su frente y un
te amo abuela.
Afuera el mundo seguia, locura y tecnologia.