TERAPIA DE GRUPO - TERCERA SESIÓN
Ese día los integrantes del grupo fuero llegando y sentándose en los mismos lugares que ocuparon la veces anteriores. Ninguno se saludó, sólo se sentaron y esperaron a que el licenciado comenzara.
- Parece que estamos con pocas ganas de hablar - dijo el profesional.
Que les parece si esta vez cada uno cuenta algo de su vida. Ya sabemos que los trajo hasta aquí, sin embargo, tenemos que empezar a trabajar sobre lo que nos angustia o nos enoja y la única manera es ir conociéndonos.
¿Quién empieza?
Después de un tenso silencio, Roberto fue el primero en animarse.
Yo trabajo desde los 13 años, empecé con mi padre después que terminé la primaria.
Él era albañil cuentapropista, un tipo muy exigente y con un carácter fuerte, nunca estuvo conforme con mi tarea, decía que era bruto para aprender y se enojaba conmigo. A veces no me hablaba durante toda la jornada.
- Por lo que contás a vos no te gustaba ese trabajo – dijo Juan.
- No se, yo lo único que quería era que me hablara y no se enojara conmigo.
- Pero flaco, si te costaba tanto aprender sería porque no te gustaba lo que hacías.
-No se, nunca me puse a pensar en esa posibilidad.
-¿Pero no se dan cuenta que con semejante presión nadie puede aprender y menos una criatura que debería estar jugando en lugar de hacer un trabajo de un hombre? – dijo Silvia.
-No es tan fácil Silvia – contestó Roberto – cuando hay necesidad de alimentar una familia con cuatro hijos.
Yo sabía que mis hermanos menores y mi madre no comían si no traíamos dinero a casa.
-Perdona Roberto, pero tu viejo era un hijo de puta. Encima de hacerte trabajar, te maltrataba – Interrumpió Juan.
Mira yo te dijo esto porque las pasé. Mi viejo me cagaba a palos hasta que un día me fui a la mierda de mi casa y nunca más lo vi. ¿Pero sabes algo? nadie más me puso las manos encima ni me las van a poner.
- ¿Y su madre Juan, que decía su madre cuando su papá le pegaba – intervino el sicólogo.
Nada… ¿que iba hacer la vieja?.. Nada.
-Podría haberlo defendido. ¿Por qué cree que no lo hizo?
Juan se encogió de hombros y guardó silencio.
-Hay mucha gente cobarde en este mundo - dijo Silvia.
¿Y usted Silvia, es valiente? – preguntó el licenciado.
-No se, pero yo no hubiese dejado que le peguen a mi hijo.
-Usted tiene hijos Silvia – repreguntó el sicólogo.
-¿Y eso que tiene que ver o acaso tengo que tener hijos para poder opinar.
-Sólo le pregunté si tenía hijos, no le dije que no podía opinar.
Silvia se quedó en silencio igual que el resto y el sicólogo posó sus ojos sobre Teresa… y le Preguntó.
-¿Y usted Teresa, tiene hijos?
-Tuve dos
-¿Tuve dos?, cuéntenos… ¿si quiere? – dijo invitándola a seguir
-Fallecieron en un accidente. Pero no quiero hablar de ello.
Bueno por hoy hemos terminado. Los espero la próxima semana.
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"