EL SENTIMIENTO DEL POETA

Aquí estoy, la mente en erupción en momentos específicos deja fluir ideas inimaginables que salen del alma, humedecen los ojos, me transportan alejándome del mundo circundante, de la bulla de la gente que pasa a mi alrededor. Llego a otra dimensión silenciosa mientras me compenetro con la rima o la prosa expresando ávidamente, lo que siento. Así como el aletear del ave que emigra a otros parajes y luego retorna a confrontar la realidad de los espacios que había abandonado... Así somos los poetas, en esa extrema sensibilidad que se anida en lo subjetivo y sale a flor de piel... Por eso, no tenemos secretos...



El sentir del poeta es tan complejo. Cualquier cosa nos inspira. A veces, nos sumimos en un letargo y nos asustamos porque pensamos que la rima y la inspiración, nos han olvidado. Pero no es así. De pronto, surge esa chispa nuevamente arremetiendo con furia y obligando a estampar nuestras ideas. Otras, entramos en trances depresivos, fácilmente superables gracias a Dios y es entonces cuando nos identificamos con Noboa Caamaño, quien fijaba así su vencimiento:

Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y silenciosamente, de algún puerto,
irse alejando, mientras muere el día,
emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto y misterioso mar,
no descubierto por ningún navegante todavía!.

TRINA LEÉ DE HIDALGO



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