EL ÚLTIMO DÍA

El Último Día

Se sienta y levanta la cabeza para clavar su mirada en el viejo reloj de pared, como lo hace cada día al comenzar el trabajo.
Las agujas marcaban las 8,00 de la mañana.
Estará allí las próximas horas para concluir la última jornada como empleado de la firma.

Le parece mentira jubilarse, dejar ese sitio. Todavía recuerda con claridad, el momento que comenzó en la fábrica.
Nada ha cambiado en la oficina desde entonces, a excepción de las computadoras sobre los escritorios, el aire acondicionado, la estufa de tiro balanceado, los compañeros reemplazados por despidos, renuncias, fallecimiento y por supuesto… la metamorfosis de su cuerpo. Cuarenta años… son demasiados.

Comienza a recorrer visualmente cada palmo del lugar, los pisos de pinotea, las puertas de cedro con banderola y picaporte de bronce, los tubos fluorescentes que cuelgan del cielorraso, los ventanales de vidrios granulados y repartidos en pequeños rectángulos de hierro dejan entrar la luz del día sin embargo, impiden ver que hay detras de ellos. Una de las paredes está oculta por la inmensa biblioteca de roble colmada de documentación y utensilios para el trabajo administrativo. En un rincón, el perchero de madera con ganchos de hierro forjado sostiene las prendas del personal.

La tercera parte del tiempo de lunes a viernes en cuarenta años estuvo allí. La segunda tercera parte durmiendo y de la primera tercera parte, cuatro horas utilizadas en el viaje y sólo otras cuatro para cenar, bañarse ser esposo y padre, no bastaron para mantener su pareja a flote
Retrocede en el tiempo y se ve allí con veinticinco años y un mundo por hacer.

Vuelve entonces al presente, mira el reloj, las agujas marcan las 8,30hs… se queda pensativo un instaste y dice en voz baja - ¡Que barbaridad, he perdido media hora de tiempo!

el tiempo, en realidad me dejo a mi pensativa, no es que se haya perdido, lo mal uso, o lo empleó en lo que parecia importante, pero cuando se ha agotado es cuando se da cuenta de que no fue tanto asi, creo que acabo de hacer una madeja jeje, perdon.
un gusto
saludos
k

Ricardo, siempre me gusta leerte, pero este texto me parece particularmente bueno y desarrollado en una forma excelente. Me encantó leerlo. Un abrazo,
Jose

Gracias Gana, Poe y José por pasar por mi rincon de letras siempre es un placer recibirlos y escuchar sus opiniones

Un excelente texto,realidades lo podría titular.
Un placer leerlo.