ME FUÍ PENSANDO QUE VOLVERÍA!!!

Era una más de mís aventuras antes bien planificadas, me encontraba en medio de la nada,
rodeado de un frondoso bosque al pié de un cerro desde el que se podía divisar un lago congelado por las bajas temperaturas.
Sin teléfono, ni nada que me permitiera tener contacto alguno con la civilización,
éramos solo la naturaleza y yo.
Cada mañana la rutina era tomar mi hacha y cortar leña para calentarme en la pequeña
cabaña en la que me alojaba y de a poco ésta se fue terminando.
El frío acechaba con mayor intensidad y los recursos escaseaban cada vez más, mis trampas para cazar estaban totalmente tapadas por la nieve que ya superaba holgadamente el metro y medio de altura. A menudo recogía un poco de hielo para hacer agua, lo derretía en el hogar que apenas estaba encendido, en él crepitaban las brazas que se confundían con el sonido que venía de afuera, el viento golpeaba fuerte
sobre los alerces.
Pasaron los días, las semanas, los meses, estaba débil y una paz enorme me invadía.
De pronto me pareció escuchar ruidos en el exterior, contento como pude me arrastré
para abrir la puerta, tenía la ilusión de que hubieran notado mi ausencia y vinieran a buscarme.
Oh que sorpresa la mía! no eran rescatistas, guardaparques, ni defensa civil que me socorrían, eran diez pares de ojos feroces que se acercaban raudamente con el mismo
hambre que yo y la misma idea de subsistir que yo tenía, ya era tarde, los lobos estaban aquí…

Elangel...

Buen relato Angel. Una buena lectura. Saludos,
José

Finalmente se ven los frutos. Roberto escribe!
El final lo vale todo!
Pero hay detalles que no me pasan desapercibidos: la descripción es muy buena y para el caso fundamental. Es lo que nos hace sufrir a los lectores que siempre queremos la esperanza de una salida.
Ojo con el fuego. Si bien es posible que un fuego pobre crepite, no da el tono de la necesidad que el texto precisa.

Muy buen relato, se lee con facilidad y atrapa, el final impredecible, el hambre su Majestad, cariños
Lili

Buen relato,se lee facíl y agrada.
Un saludo

Como siempre digo, me saco el sombrero ante los maestros, gracias por dejarme aprender cada día.