La emoción en una lágrima recorre la mejilla y los ojos humedecidos ven entre tinieblas como su figura se pierde entre la gente.
En las despedidas parte nuestra se va con el otro, nos quedamos incompletos tratando de llenar un vacío imposible de llenar y que solo completamos cuando se produce el regreso del ser amado.
En las ausencias suelen regresar recuerdos que estaban olvidados, caricias que alimentan el alma.
Valoramos entonces a quien tenemos al lado y aprendemos que es un regalo de la vida compartir los días con quien amamos y que nada es para siempre.
Disfrutar cada día estando juntos es vivir intensamente sin que nos distraigan actitudes poco inteligentes como la mezquindad.
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"