Canción Mixteca (un poco de nostalgia de la infancia) +++DESTACADO JULIO DE 2012+++

DESTACADO


"no es tan fácil romper el silencio feroz de la tarde, de lo cotidiano. Te quiero tanto, tanto te quiero, que en este abrazo se me acaba el universo"..

Canción Mixteca

¡Madre mía!, ¿por que lloras de nuevo?

Hay cosas que no entiendo y necesito que me expliques.

A veces me siento tan incapaz, ¡yo quiero que no llores!

¿Recuerdas?. Yo lloraba poco cuando niña, pero cuando lo hacía era por que en las noches me despertaba una angustia tremenda de no volverte a encontrar. De no tener tus brazos, de no poderte pedir la mano para evitar caer. Despertaba con un dolor y miedo que no debería sentir nadie, menos una niña.

Y tu siempre atendías a mis gritos, presurosa y preocupada. Me abrazabas y calmabas poco a poco mi angustia.

Y comenzabas un canto y tus ojos se perdían. Atravesabas las paredes con tu mirada, buscabas entre las montañas, el cielo, las estrellas y el río, con tu canto y tus ojos.



"¡Qué lejos estoy del suelo donde he nacido!

inmensa nostalgia invade mi pensamiento

y al verme tan solo y triste cual hoja al viento

quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento.

¡Oh tierra del sol, suspiro por verte!

ahora que lejos yo vivo sin luz, sin amor

y al verme tan solo y triste cual hoja al viento

quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento"



Y tu voz se quebraba en algunas partes. Me abrazabas más fuerte y quien sabe que buscabas, por que salían grandes lágrimas de tus ojos. Y sentía como si al estar abrazadas así, yo llorara por tus ojos.

Después repetías la canción, y yo cerraba los ojos y fingía dormir, pero estaba imaginando la tristeza de esa canción que me tranquilizaba. Era como un viento que viajaba mucho y llegaba a posarse en tu corazón. Mamá, ¿estuvo bien que callara mi llanto y dejara que recordaras no sé que cosas?.

Al despertar, la alegría volvía a mí, y cuando era mucha, bajaba las escaleras saltando o corriendo y entraba a la cocina, donde te veía frente a la estufa, con la ollita del té, mirando por la ventana. Volteabas a verme y tu cara lo decía todo, eras tan transparente a veces.

Yo olvidaba mis pesadillas después de tres días, pero tú, tú jamas pudiste olvidar las tuyas.

Seguimos creciendo.

Para descubrir el misterio de tu vida, era importante crecer a tu altura, y por eso nunca protesté por lo que contenía mi plato de comida, me urgía crecer. A veces, cuando tu estabas sentada en la mesa, jugando con tus manos como si fueran mariposas y se fueran a escapar revoloteando, corría a tu cuarto y buscaba entre cajones, abría cada cajita, algo que me pudiera hablar del por qué de tus silencios reflexivos.

Y terminé sabiendo donde se hallaban las llaves de repuesto, tu perfume, el anillo y las cartas. A veces me preguntas por algo perdido y yo fingía no saber. En ocasiones tomaba tus alhajas y las contemplaba y me figuraba una historia.

Tú cruzando una calle, caminando tranquilamente por el parque, observando con una leve sonrisa a las avecillas que comían presurosas, y luego volteabas a ver el cielo.

Mamá, ¿estabas lejos?, por que si tú lo estabas, irremediablemente yo lo estaba también. ¿Hubo alguna otra oportunidad?. Te hubiera dicho palabras, muchas palabras con el mismo significado: No te preocupes. Pero, ¿Hubieras entendido que te entendía?.

Había crecido lo suficiente para notar fácilmente que no era una niña.

Tu canción ya no aparecía en las noches de pesadillas, ahora era la humedad de las lluvias. ¿Era mi imaginación o tu rostro había cambiado?. Aparecían algunas arrugas más. Pero tu expresión al ver a la nada era siempre la misma. A pesar de esto, yo te sentía tan joven y dudosa de querer existir. Yo siempre pensé que eras tan capaz a pesar de esto.

Cuando se iba la luz, bajábamos a reunirnos a la mesa, tu te apresurabas, abrías a tientas un cajón de la cocina y sacabas velas y cerillos. Prendías la vela y la dejabas al centro de la mesa. Abrías la cortina y veíamos la luna. Nos fijábamos en ambas luces. La vela hacía formas temblorosas y distorsionadas. Tú eras una vela queriendo ser luna. Pero a mí me gustaba más la luz de la vela.

Aunque con su luz, a veces crees que ya no hay más.

Madre, ¿recuerdas la primera vez en la que tuve que marchar de casa?. Ambas lloramos. Era mi turno de abrazarte y cantarte la canción. ¿Esto fue lo que te sucedió?. A pesar de tantas interrogantes y diferentes planteamientos, tu pasado seguía indescifrable.

Cuando regresé a mi hogar, contigo, vi una sonrisa tan llena, como pocas en ti y no se veía nada mal en tu rostro cansado. Y como aquella vez que lloré por tus ojos, esta vez sonreí con tu boca.

Quiero que sepas, yo creo que lo sabes, heredé tu mirada hacia la inmensidad. ¿Acaso tu también pensabas en tu madre?. ¡Como pasa el tiempo!. Cada vez acumulo más lecciones al recordarte.

Tu voz sigue intacta en mi mente, en forma del más poderoso cántico que conozco.

¿Crees que pueda verte de nuevo?, no estoy segura, guardaré esperanzas, para que por fin me cuentes el misterio de tu vida, o ¿Qué no lo haz notado tú?.




Y nos hace sentir como marineros, a merced del viento y la nostalgia...

By Andrea Okami
Aún me falta mejorar.

Gracias, Jaime. Lo escribí en honor a mi madre, la cual también pasó momentos difíciles. Los niños se percatan de muchas cosas a diferencia de lo que se piensa.
Saludos!

Un precioso texto,muy emotivo ,que creo a todos nos evoca momentos de la niñez.

tu siempre atendías a mis gritos, presurosa y preocupada. Me abrazabas y calmabas poco a poco mi angustia.

Y comenzabas un canto y tus ojos se perdían...


Me emociono tu relato,pues hasta el día de hoy,cuando las penas me rondan,levanto el teléfono y hago que mi mamá con casi 86 años,me recite.. "Margarita esta linda la mar y el viento?,te voy a contar un cuento...."y es mágico.

Que las hadas te acompañen

Qué decir ante un texto que emociona en toda su lectura?...
Sólo abrazar a la niña que quedo (por mas pequeña que sea esa partecita infantil), y cantarle una canción!

Un relato muy sentido y grato a la vez, un magico misterio el de madre a hija.

felicidades

k

UN LINDO RELATO,COMPLICIDAD DE MUJERES,MADRE E HIJA.

Gracias por leer. Se aprecian los comentarios.
Y si, uno n debe olvidar los recuerdos de la niñez.

Saludos

Comparto lo que han dicho los compañeros:
realmente es un gusto leer tu texto, Okami!
De verdad, nos trae recuerdos, sobre todos a aquellos que
ya hace mucho no tenemos a ese ser tan amado a nuestro lado.
Un reconocimiento válido, sin dudas!

Gracias por leer!

Una maravilla preciosa, excelente en todo sentido, mis felicitaciones, besos

Tu relato me transporta a mi infancia, con una madre que igual me abrazaba y cantaba. Tenìa una voz preciosa y sus canciones cuando crecì, las compartìamos en coro, ahora ella ya no està y las interpreto sola. Tambièn evocaba con ellas su pasado porque quedò huèrfana de madre a los cinco años, es decir, que no tuvo la dicha de disfrutar lo que yo con ella. Tambièn me separè por un tiempo de ella para superarme profesionalmente.
Gracias por compartir, sigue escribiendo.

TRINA

Me agrada lo que cuentas, Trina.
Espero que esos recuerdos sean gratos y que al sacarlos y extenderlos en la mesa imaginaria, te traigan mas ganas de cantar.

Saludos.