Don Pedro

Don Pedro estaba como siempre en aquella esquina, con su guitarra en el piso, esperando que su familia viniera por él.
Para mi y para todos los que estabamos allí, era normal verlo sentado, pensativo, con un vaso de licor o con un cigarro en la mano.
Cuando quería era muy gracioso, hacia bromas y nos invitaba tragos a todos, riéndose con ganas; pero había veces en que simplemente no lo soportábamos, gritaba y maldecía, realmente en esos momentos lo detestábamos y le pedíamos al dueño que lo botara.
Pero no lo hacía, porque después de todo era un buen hombre Don Pedro, un señor de ya 77 años, con gran familia, una de plata, que lo mantenían a él y a sus vicios, como el alcohol, la marihuana y las prostitutas. Y ni que decir de sus despilfarros en los juegos y en ropas finas.
Por eso hoy, cuando miré mi reloj y vi que eran más de las dos de la mañana y la familia de Don Pedro no venía por él, me sorprendió, porque siempre a eso de la una de la mañana ya pasaban por él.
Al parecer el hombre también se dio cuenta, porque vi que hizo algo que nunca le había visto hacer. Levantó su guitarra y comenzó a cantar y a tocar con gran sentimiento.
Todos nos quedamos anonadados, porque pensábamos que sólo tenía la guitarra de adorno y que era un anciano bueno para nada, que solo le gustaba exprimir a su familia.

Su voz sonó tan melancólica, tan triste, que me sacaron lágrimas, que inmediatamente sequé por la presencia de mis amigos, quienes habían sido cautivados por la voz de Don Pedro.

En toda la noche, la familia no apareció, pero Don Pedro siguió cantando, porque sabía, porque se dio cuenta de que ya nadie vendría por él.

- Nunca dejen de cantar...- dijo en un momento, cuando ya todos coreábamos sus canciones- Nunca se hagan viejos...siempre sigan jóvenes...siéntanse útiles...

Nadie le presto atención excepto yo, que vi cuando una lágrima se escapaba del triste ojo del anciano abandonado.

Un buen relato Rina, en el que me has dejado pensando en esas lineas del abandono, esas lagrimas ocultas y esa guitarra con la voz del anciano que me dice que cada cual tiene su historia, sus lamentos, sus nostalgias...él quedó solo talz vez producto de su propios actos y también está quedando solo por la indiferencia de los amigos, salvo el protagonista y narrador de la historia que entiende y comparte el porque de los sonidos de su melancolica guitarra y su triste voz...

"- Nunca dejen de cantar...- dijo en un momento, cuando ya todos coreábamos sus canciones- Nunca se hagan viejos...siempre sigan jóvenes...siéntanse útiles..."

Una realidad que tanto duele, pero que en la mayoría de los casos es simplemente asi...Muy buen texto Rina, y un tema cancdente y real...

Besos,

Ignacio

¿CUANTOS DON PEDROA AHI POR AHI?,YO SE LA HISTORIA DE UNO QUE ENTRE LICOR Y LICOR SIEMPRE DECIA:

MIRA QUE TE MIRA DIOS,MIRA QUE TE ESTA MIRANDO,MIRA QUE VAS A MORIR MIRA QUE NO SABESCUANDO.

CURIOSAMENTE ESTE SEÑOR TAMBIEN SE LLAMABA PEDRO ,SALDIAS ERA SU APELLIDO,Y ERA DE UNA FAMILIA QUE TODOS ERAN MEDICOS RENOMBRADOS,PERO SEGUN DICEN POR UNA PENA DE AMOR,EL SE DIO AL ABANDONO Y ANDABA POR LA CALLE,BORRACHO,PERO SIEMPRE TENIA CARAMELOS PARA LOS GURISES EN LOS BOLSILLOS.
A VECES PIENSO SI ESCUCHARAMOS MAS A ESA GENTE,CUANTAS HISTORIAS TENDRIAMOS.
ME GUSTO TU CUENTO.

Una gran historia, don Pedro, dentro de todos sus defectos que tenía como todo ser humano, era un gran filósofo práctico: " Nunca se hagan viejos ... sean siempre jóvenes ..." . Tengo 10 años menos que él en el cuento, pero hace muchos años dejé de ser viejo ... mi mente, mis actitudes, mi actuar es de un hombre joven. ¡Nadie me saca de mis 35 años, caramba!
Felicitaciones, eres una muy buena narradora.
Jaime.

Muy buen cuento, un Don Pedro como tantos hay en el mundo.
Un abrazo.

Conmovedor relato que no escapa a la realidad de esta epoca, cuando se llega a la tercera edad muchos son abandonados en asilos o en su porpia vejez, solitarios.
exelente relato
saludos
Martín

Este singular peronaje aparece frecuentemente en distintos tiempos y ciudades.

Por ejemplo, Homero, Diógenes, Don Quijote, Zorba, el Marmeladov de Crimen y Castigo, Poe, o Falstaff.

Aún yo miro en Don Pedro cosas de mi abuelo....

Saber ser un artista de sí mismo, sin límite alguno, es una muestra de gran fuerza espiritual, y puede traer multiples consecuencias, algunas tristes, definitivas incluso, pero todas, definitivamente todas, intensas e inolvidables.

Una muestra de gran perspicacia existencial: eres una cronista de las grandes dramas de lo cotidiano, epopeyas vitales que se escapan a la vista de los que sólo vemos el aqui y el ahora: tu hermanita vez más allá, es decir, el interior humano eterno.

Un abrazote para ti, talentosa Dayane

Ademir