UNA LAGRIMA. (Sentido y hecho en cinco minutos)

Una lágrima.

Era un día triste, de esos que son de las canas del tiempo. Aquellos días que parecen sobrantes y se ponen porque hay que rellenar una fecha de calendario. Salio a caminar como tantas veces y a soñar despierto. A imaginarse como seria la vida con ella y a ensañarse consigo mismo. Quizás es que lo único que le consolaba era el saberse sufriendo.

Caminaba ni de prisa ni despacio. Consumía un cigarrillo tras otro, veía a un banco, sólo sin nadie y el muy tonto lo saludaba como un posible amigo. Se tropezaba con la gente, o no … ¿Quizás parte del atrezzo? Quizás y en su caminar, uff lo que le rondaba en el pensamiento. Era esa sensación de sentirse hastiado, derrotado por momentos y de pronto eufórico y de pronto alicaído.

Sentía su latido y jugando, acompasaba su respiración, en su cabeza maldijo a dios y al momento, al cruzar a la otra esquina lo adoró como a un cálido sentimiento. Las mangas de su abrigo le guardaban las manos, eso era una costumbre de pequeño. Cuantos coscorrones se llevo por ello, cuantos … Pero de la infancia, un mal recuerdo, sólo le quedo eso, esconder las manos.

Atesoraba todos los recuerdo. Le bombardeaban miles de preguntas, era todo tan incierto, era todo tan irrealmente irrealizable. Que malas pasadas jugaba la memoria. Que saltos daba en el tiempo y entre devenir y irse, él seguía con su paseo. ¿Se podrían acortar las calles y dejar a los edificios ocupando el mismo lugar?. Y si se entra en un portal, cualquiera, elegido al azar, ¿Se escucharía a los buzones hablarse unos con otros?. Absurdas preguntas, pero más absurdas las respuestas.

De a poco levantaba la mirada y de a poco contaba los pasos de nueve en nueve. Nueve derechos, nueve izquierdos. Le encantaba el nueve y no sabía el motivo. Son cosas que uno tiene sin explicación, aunque para que explicar si un número es importante. Da igual, era su nueve.

Caía la tarde ya como sonámbula. Traía olores a cansancio y a final de jornada. Todos iban a sus casas y algunos a su trabajo. Pero él no iba ni a su casa, ni a su trabajo. Eso sí, se consolaba con ese pensamiento que le arranco una sonrisa, aquella mujer tan hermosa que un día lo invito a su casa. Fue maravilloso aunque después como le dolió el alma. Tantas ilusiones, tanta fantasía en el viaje y sin saberlo, sabiéndolo, se engañaba. Pero no paso nada, ni un beso, ni una caricia ni el manjar de sus labios. Sólo un abrazo que le pidió como un favor y un adiós que se quedó sentado en los peldaños de la escalera.

Y siguió andando y siguió callado. Compuso algo en la cabeza, entre prosa y poesía, se la recito para sí y para sí se la callo. Otro cigarro y ya van dos paquetes en el día, debía comprar otro porque la noche le traería tantos reproches tantas penas, tantas alegrías irreales. Y la pensó abrazándola en una farola, amantes desposeídos de perjuicios y él los veía, se veía a si mismo, desde un autobús y fue un clamor el suspiro, que le marco a seguir camino.

Y no dejaba rastro tras de si, quizás alguna colilla de un cigarro que lo dejo caer sin apagar, pero no marcaban camino de vuelta, eran sólo eso, colillas de cigarrillo sueltas. Y se peguntaba ¿Dónde pernoctar?. Vio un café abierto y entró, se sentó y se dispuso a degustar un café con leche y no quería que ni se le escapara el humo. - Perdón creía que era la zona de fumadores. Inhalo el humo de su tabaco y el humo de su café y pensando, no supo que pensar más.

Y le llego un abril cualquiera, a primeros, porque así lo quiso y por un retrato un beso y por una caricia un futuro, se musito a su oído interno. Sonrió y se alegro al ver a uno de sus amigos, posibles, banco sin farola. Se acostó en el y espero la noche eterna mientras en el último aliento, su pensamiento solo le trajo la imagen de una lágrima sin dueño.

Juan José Marin.

Marioes escribió:

Quede sin palabras compañero, cada frase, cada palabra tan vivida, pude escuchar los pasos retumbar en la calle....y esa soledad tan grande que embarga al personaje.
Un texto excelente, con imagenes de pura poesía.
Saludos

El que se ha quedado sin palabras soy yo ante tu comentario. No se ni contestarte. Me emociono y llego poeta. Mil gracias de todo corazón.

Un abrazo.

Lenys escribió:

Un relato magnífico que conmueve, llega fuerte y despierta sensaciones. Una expresión clara, pues es la intencionalidad que le has dado, sobre la oscura soledad experimentada por un ser humano.

Un final brillante, en el que muestras a un personaje que soríe porque consigue quien le acompañe (ese banco sin faroles), en el final de sus angustias.

Besos.-

Así es poeta, te aseguro que está hecho con el alma y totalmente sentido e intencionado. Y lo has entendido perfectamente, exacto se queda con un imaginario amigo, ese banco sin farola. Mi l gracias por leerme.

Un besico.

La tristeza invade al personaje, y todo el entorno lo acompaña, un a melancolía infinita en estas letras

Excelente texto, más allá del contenido pesimista, tus letras son muy buenas.

Eleonor escribió:

La tristeza invade al personaje, y todo el entorno lo acompaña, un a melancolía infinita en estas letras

Así es, la tristeza lo invade todo, en este caso. Muchas gracias por leerme y dejarme tu comentario. Es siempre un honor y una alegría el verte en mis letras.


Un besico.

Poesiacarnivora escribió:

Un buen texto, demasiado pesimista para mi gusto, más en estos tiempos que las nubes quieren irse .
No creo que en realidad refleje tu sentir, por que si es así, no sé que decirte.
Un abrazo Juan, que las hadas te iluminen.

Pues parece que las nubes no han querido ni irse y ni delar un vestigio para un rayito de luz. Hace mucho que ya no hay luz, solo nublado. No hace falta que digasd nada ya. Mil gracias por tomarte la molestia de leerme y comentarme. Es un honor para este modesto escritor tu presencia en mis letras. Gracias, gra cias, gracias.

Hasta siempre que las Hadas te iluminen y jamás te dejen.

Ciudadano del Mundo escribió:

Excelente texto, más allá del contenido pesimista, tus letras son muy buenas.

Muchísimas gracias, es un honor para mi tu comentario y verte en mis modestas letras. Enormemente agradecido.

Un abrazo.