El siguiente trabajo de la señora Magda Rodríguez Martín obtuvo mención en la categoría cuento, en el Concurso Homenaje a Jorge Luis Borges, realizado por la revista Mandala Literaria.
LAS VACACIONES DE MARUJITA
Sentada bajo el castaño, Marujita leía el cuento de “Alicia en el país de las maravillas”. – Tengo muchirrísima prisa, tengo muchirrísima prisa…- decía el conejo blanco mientras miraba su reloj de bolsillo… Marujita, cerró el libro y pensó.
Se encontraba cansada, adormilada. La tarde veraniega acercaba la suave brisa que llegaba desde el mar hasta la casa donde pasaba sus vacaciones. “…tengo muchirrísima prisa…”, repitió en silencio y se le ocurrió pensar en la prisa, ¿qué era la prisa? ¿Por qué era necesario correr para realizar un montón de cosas? Cosas para las cuales no había tiempo suficiente… ¿y qué era el tiempo? El tiempo estaba allí, con ella. Marujita lo vistió de azul porque era un color bonito. Era suave, aterciopelado, blandito…, se dejaba manejar y era el mejor amigo del mundo. Cerró los ojos, se puso a su lado, le agarró una mano delicada y pequeña, parecida a la de un niño y le preguntó:
-¿Qué eres en realidad?
El tiempo, la miró con sus ojos grandes, oscuros, profundos como un pozo sin fondo porque allí dentro se encontraba la eternidad y respondió:
-Puedo ser lo mejor y lo peor del ser humano, siempre estoy con vosotros aunque no lo sepáis ni seáis conscientes de mi presencia, sin embargo, continuamente me estáis nombrando. Me habéis inventado vosotros, los humanos, porque, en realidad, sólo existo en vuestras mentes y me habéis hecho tan necesario, que no sabéis vivir sin mí.
-¿Y para qué sirves?- le preguntó Marujita al tiempo mientras éste se envolvía y desenvolvía a su lado como si fuera una ola del mar.
El tiempo, volvió a mirarla, esta vez con una sonrisa y le dijo:
-Sirvo para crear un orden en vuestras vidas. Nacéis conmigo y morís conmigo, siempre hay un tiempo para cada cosa que hacéis. Cada cumpleaños es un tiempo pasado, cada día, pasó el tiempo que se llama ayer, y en la esquina espera el tiempo que se llama mañana aunque todos somos uno pero escogemos diferentes nombres para poder ayudaros si no, vuestro mundo sería un caos inmenso.
Marujita sonrió mientras pensaba en aquel momento de quietud bajo el árbol con el libro de cuentos entre las manos. Aquel era su tiempo de descanso y se le ocurrió preguntar:
-¿Y de qué color es el tiempo? porque yo, ahora, te he vestido de azul.
-Puedo ser de cualquier color, según el hombre me vista. Si está alegre soy azul o amarillo, si está esperanzado me viste de verde, si apasionado me pone una túnica roja y, en ocasiones me viste completamente de negro… Esos son los peores momentos que tiene el tiempo. Entonces, todo es oscuro, lúgubre, triste.
Nunca debes permanecer al lado del tiempo vestido de negro, Marujita, cámbiale rápidamente el vestido negro por el verde y siempre serás feliz….
-¡Marujita…, Marujita…! ¡Ven a merendar!- llamó la mamá desde la puerta de la casa.
Marujita, dobló su tiempo inventado y lo guardó en el bolsillo. Ahora, era tiempo para merendar, luego, volvería a jugar con él.
MAGDA RODRÍGUEZ MARTÍN.