Carneando un cuento (Teoría literaria)

Un cuento, se arma en cuatro etapas

Puede provenir de un chispazo, en ese caso, la inspiración hará todo el trabajo por nosotros -en esta primera etapa-, y el escritor puede pasar directamente a la segunda: Generación de texto, escribiendo todo lo que se nos ocurre tal y como se nos viene a la cabeza y así bien rapidito cosa de que tampoco podamos pensarlo demasiado sabiendo además que además en cualquier momento se nos corta y hay que tratar de aprovecharlo. Para luego ir a la tercer, y finalmente la cuarta etapa.
Pero cuando ella no está, y esto ocurre durante el noventa y nueve por ciento del tiempo, tenemos que hacerlo nosotros.
Cuando tengamos la hoja de ruta -como le llamo yo-, con el planteamiento argumental básico, más el sistema escénico en otra hoja, aparte los personajes, y varios papelitos sueltos con los chispazos de inspiración, (que fueron salpicando este proceso), todo arriba de la mesa, (y a esta altura una idea muy clara de todo el cuento en tu cabeza), es que nos sentamos a escribirlo. Comenzaría la etapa dos. Pero no nos adelantemos, veamos un poco más, en que consiste esta primera etapa. Comenzaré por algunas citas:
“Nuca te sientes a escribir un cuento, si no conoces el final”
Esta cita, resume muy bien la importancia de tener todo el cuento completo en la cabeza, antes de sentarse a escribirlo.
“Hay que dejar la fruta en el árbol, para que esta madure, y coja sabor”
Significa que no debemos apresurarnos, cuanto más tiempo tengamos la idea dando vueltas en la cabeza, más crecerá; cuando la escribimos nos despojamos de ella, y esta queda fija, ya no crece más que en sus detalles. Para dotar a un cuento de un contenido, debemos trabajar esa idea. Como escritores que somos, nos ayudamos con el lápiz y el papel haciendo diversos esquemas: enumeraos los puntos claves por los que irá pasando la historia (guía argumental), aparte armamos a nuestros protagonistas (ficha de personaje), y finalmente armamos el esquema escénico. Este proceso tarda como mínimo una semanas para un cuento corto, con pocas escenas, pocos personajes, y un argumento simple; pudiendo llegar al año caso novela con varios personajes, muchas escenas y argumento complejo. Durante todo este tiempo, nos vendrá a visitar la inspiración, y, debido a que nuestra cabeza está enfocada en esta historia, nuestra inspiración estará enfocada en esa dirección. Por lo tanto, cuando terminemos esta primera etapa tendremos sobre la mesa, la guía de ruta del cuento, varios papelitos con frases y fragmentos sueltos, y una buena idea del cuento completo en nuestra cabeza. Entonces sí, nos sentaremos a redactarlo.
Un cuentista, es capaz de manipular la historia sometiéndola a su voluntad, haciendo él con sus personajes y su historia lo que él quiere, y no al revés. Por eso cuando se le pregunta ¿por qué hizo tal cosa?, tiene motivos y razones para defender su postura. Quienes no realicen esta primera etapa, dejarán el cuento librado a la suerte, a la inspiración, al “no sé… lo sentí así”, por no querer decir: “me salió de casualidad”. Esta es la diferencia fundamental entre un artista transgresor y revolucionario, y un idiota que no sabe lo que hace.
Recuerdo algo: un día le preguntaron, -adelante mío- a una escritora joven y muy hermosa, -Cruza con actriz es una rubia terremoto, como le digo yo- si el hecho de ser mujer había incidido en su carrera. “Como mujer sé perfectamente que puedo utilizar mi sensualidad, los primeros diez minutos, después tengo que saber de lo que estoy hablando”.

Gracias por el consejo

“Nunca te sientes a escribir un cuento, si no conoces el final”.

“Esta es la diferencia fundamental entre un artista trasgresor y revolucionario y un idiota que no sabe lo que hace”.

Pues yo, según esta afirmación, soy uno de esos idiotas que no saben lo que hacen.
El asunto es que dejando de escribir difícilmente deje de ser idiota porque, según mi punto de vista, (El de un idiota) es una condición inalterable.

Los idiotas, nunca seremos trasgresores y revolucionarios y menos aun artistas sin embargo, podemos seguir escribiendo idioteces para que otros idiotas disfruten leyéndonos.

Un abrazo