arba2 Escritor activo
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| Tema: En la oscuridad de la noche Dom Nov 28, 2010 4:22 pm | |
| En la oscuridad de la noche desde la azotea de un edificio en una esquina y vestido con gabardina negra, asechaba a sus victimas un tipo alto, delgado, pelo y ojos profundamente negros, nariz aguilucha y piel blanca como si no hubiera estado expuesto al sol muy a menudo. Llevaba mucho tiempo esperando este momento, lo había preparado todo concienzudamente. Cuando se hizo sacar sus colmillos para después ponerse otros más largos y afilados (otro friki pensaría el dentista), pasando las noches en vela para acostumbrarse al nuevo horario y cuantas horas delante del ordenador conectado a la red recabando información de los seres que mas le fascinaban. - Quería ser como ellos.- Ese fue el primer pensamiento de una larga lista de ideas que acabaron convirtiéndose en una obsesión.- quería ser inmortal.- y estaba seguro que acabaría consiguiéndolo. Tenia un bonito caniche que lo acompaño durante toda su cruzada de aprendizaje y metamorfosis. También se tuvo que acostumbrar a la vida nocturna pues su amo solo vivía de noche y el acompañaría a su amo de día de noche o cuando a este se le antojase, era su amo y todo lo que hiciese le parecería bien. Fue su primera victima. La noche anterior tenia que comprobar que estaba preparado, cogió a su perrito, lo alzo, le miro a los ojos y le dijo.- tienes la suerte de ser el primero.- el caniche lamía las manos que lo alzaban. Fue lo último que hizo el caniche antes de que su amo clavara sus nuevos insicivos en el y chupara hasta el ultimo reducto de su ser. El pobre animal no alcanzaba comprender por que su amo le estaba haciendo tanto daño, pensó que habría hecho algo mal, algo que había hecho enfurecer a su amo, después todo volvería a la normalidad. Ya no hubo un después para el perrito. Con la boca ensangrentada empezó a embargarle una sensación de regocijo que acabo convirtiéndose en éxtasis y pensó - mañana será el gran día.- Las calles que había alrededor del edificio eran poco transitadas pero siempre encontraría un incauto que pasara por allí, y ya se acercaba uno. El edificio tenia cuatro plantas, cada planta tenia dos viviendas y en cada vivienda había un balcón, las viviendas eran simétricas y había una separación de dos metros entre los balcones. Desde la azotea salto al balcón de le ultima planta sin apenas notar esfuerzo por la adrenalina que le recorría todo el cuerpo o por sus nuevos poderes como pensaba el. Desde el balcón del cuarto piso salto al balcón del tercero que estaba en el lado opuesto, del tercero al segundo del segundo al primero y desde el primer piso al suelo hasta colocarse justamente detrás del incauto transeúnte a una velocidad que hubiera asombrado al mismísimo diablo. Agarro a su presa por detrás, le clavo los colmillos en el cuello y empezó a chupar con fuerza. Pero no consiguió sacar ni una gota de sangre. ¿Que había hecho mal? ¿Por que no sangraba? Pensó. -muy sencillo.- contesto el incauto transeúnte como si le estuviera leyendo el pensamiento.- porque todavía no he comido.- La supuesta presa se giro lentamente y observo el terror en los ojos de su cazador. Antes de que este pudiera decir nada le clavo los colmillos en la garganta (estos si eran de verdad) y le arranco la nuez de un mordisco. Exprimió la nuez con la mano dejando que el jugo de la fruta resbalase por su lengua ante los ojos atónitos de su captor y después bebió de la garganta desgarrada. | |
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