EL JUEGO I. Cuento

EL JUEGO. Cuento
LUIS TEJADA YEPES


1
Va a llover, las nubes negras y bajas así lo indican. A Guille se le ocurre que bastaría un caucherazo o un grito para reventarlas y hacer precipitar sobre toda la región su contenido. Los rayos del sol se cansaron de buscar un resquicio por donde penetrarlas y espantar la oscuridad causada por ellas.
Guille no pierde de vista a esa enorme y amenazadora mole de agua suspendida a pocos metros sobre su cabeza.
Parado despreocupadamente en la puerta del cafetín de su propiedad, con las manos en los bolsillos, recostado en el lateral de la puerta, espera el desenlace del fenómeno natural, para así poder tomar una decisión respecto a lo que hacer en un futuro inmediato. Si revienta la nube, cierra por esta noche el negocio. Sabe que la lluvia le espantará la clientela que mejor se quedara en sus respectivas casas paliando el aguacero. Si se va sin tocar al pueblo sacará las mesas a la calle para recibir a los seguros clientes.
Los dueños de los locales vecinos esperan lo mismo. Esta puede ser una noche de juerga o de soledad, de pérdidas o ganancias. El estado del tiempo es un factor determinante para el negocio. El éxito depende exclusivamente del tiempo seco.
Gille tiene cruzados los dedos esperando que la amenaza de tormenta sea solo eso.
-Seguramente los vientos se las llevarán lejos-
Dijo en voz alta señalando con los dedos índice y anular de la mano derecha en cruz, como exorcizando las nubes negras y para que lo oyeran los otros dueños de bares cercanos al suyo. Estos tampoco le quitaban la vista a los densos nubarrones.
Todos saben por experiencia propia, que el agua en esta región, no cae con la delicadeza de las gotas de lluvia acariciando suavemente los cuerpos expuestos a ella. En este pueblo no se precipita, la tiran a baldados y si no se está bajo techo o pueda guarecerse debajo de algún alar o interior, la recibirá con toda su fuerza. En segundos estará mojado, pesado, se le entorpecerán los movimientos, se le dificultará la respiración, la víctima será atacada por una crisis de pánico la cual le hará imaginar un deceso inminente por ahogamiento en superficie, caso no registrado en la memoria de nadie, pero posible, en vista de la densidad del chubasco y las anormales circunstancias climatológicas de estos lares.
Ni pensar en una lluvia pasajera. Continuará por días, se perderá toda esperanza de buenas ventas. Adicionándole el hecho de que la actividad eléctrica de las nubes, cuando se traduce en rayo, dispara los fusibles protectores de la red eléctrica, interrumpiéndose el fluido. El pueblo quedará a oscuras hasta que al funcionario encargado de reconectarlo le de la gana de ir al lugar del suceso a reparar el daño. Lo hace por lo general al otro día:
-En horas de trabajo-.

2
Las nubes huyen hacia el norte ante el embate de los vientos, dando paso a un cielo sereno y vacío. Los rayos del sol permanecen escondidos en razón de la hora. La luna y las estrellas inundan de luz todo el ambiente como lo ansiaban todos y lo pronosticó Guille. La fama ostentada como hombre que sabe cosas, se vio incrementada entre sus conciudadanos por este acierto. Este calificativo en el pueblo se traduce en privilegios sociales y políticos; la superchería y la magia juegan un papel muy importante en la región. La explicación es quizá muy sencilla: El vivir es un azar lleno de sorpresas agradables y desagradables por doquier pero imposible de prever. Tratándose de una región en guerra, se adquiere el sentimiento de que todo está en contra, por lo tanto cualquier ayuda es bienvenida.
El prestigio, producto de poder predecir algo con anticipación, y si además previene males o daños, bien administrada, se traduce en poder político; como efectivamente se demostró cuando en las últimas elecciones obtuvo una altísima votación como candidato para el concejo en las elecciones municipales.
Guille se apresuró a sacar las mesas para así poder capturar la cuota de clientes que le correspondía en la repartición natural del mercado noctámbulo. Lo mismo hicieron los otros comerciantes.
Muchos jóvenes aprovechando el buen tiempo salieron, como es costumbre, a recorrer de arriba a abajo y de abajo arriba, la calle real del pueblo. El programa empieza en vísperas de la noche en el parque principal, sigue unas dos cuadras hasta un pequeño parque en donde termina la calle principal o Real, sede del incipiente comercio, en ese punto comienza un descenso pronunciado que los caminantes no están dispuestos a recorrer y por lo tanto optan por devolverse hacia la plaza principal.
Este ritual comienza hacia las seis de la tarde; una hora después comienzan a ocupar los acostumbrados palcos en las gradas de la iglesia, situada en uno de los costados del parque principal. Distribución urbana igual a todas las de los pueblos de colonización española. Cuadras y manzanas rectangulares, enmarcadas por calles y carreras.
Muchos de los jóvenes toman asiento en un escalón, y colocan los pies sobre el siguiente, en la escala descendente. Se reparten en grupos conformados de acuerdo al grado de amistad o empatía, pero todos sin excepción, con la seria intención de dejar al tiempo pasar, como único paliativo efectivo para la cura del aburrimiento que consume a casi la totalidad de los habitantes de este pueblo perdido en la montaña. También para distraerse y sosegarse con el único programa atractivo en la edad en que la naturaleza más presiona todo el sistema hormonal: observar a las decenas de jovencitas engalanadas con sus mejores prendas, exhibiendo desinhibidamente los encantos con los cuales la naturaleza generosamente las dotó, estimulando la imaginación de los jóvenes espectadores masculinos de las gradas. Solo imaginación, porque la cruel realidad les dice, que ellas, no están allí precisamente realizando una exhibición para ellos.
-Lo rico es para los ricos-
Pontifica sabiamente alguien desde las gradas de la iglesia. Todos son conscientes que esas chicas no son para ellos ni para nadie en especial, claro con algunas excepciones como en todo lo de los humanos.
El que quiera algo serio tiene que pagarlo con dinero, pero este no les garantiza la exclusividad de los sentimientos de la chica. La fidelidad no es una cualidad característica o sostén de las relaciones amorosas y familiares por estos lugares.
Las madres, ante la inutilidad de la mujer en el proceso productivo de la región, las educan desde la edad del uso de la razón en el criterio de que tienen entre las piernas la fuente del poder sobre los hombres y lo más importante, el sustento.
No darlo gratis es el principio fundamental. Queda totalmente prohibido el sexo por amor. Castigo recibido por los hombres de Remedios por haberlas excluido de la cadena productiva.
En poco tiempo esas mismas niñas exhibirán grandes, deformantes y tristes barrigas; sin preparación ni conciencia de lo grave de la situación. Finalmente cambiaran sus muñecas de trapo por muñecos de carne y hueso.
Nadie se preocupa en cuidarse de no preñar, (se comportan como si todavía no se hubieran descubierto los condones y otros métodos anticonceptivos) y menos de pedir responsabilidad a los que cometen este delito con menores de edad. Los hombres se harán los locos ante cualquier reclamación sobre la paternidad, indiferentes ante las permisivas autoridades que no se preocupan por hacer cumplir la ley referente a las relaciones sexuales entre y con menores. Los requeridos para que respondan por el delito de acceso carnal con mujer menor de catorce años dirán, no es problema mío, para que se dejó preñar, ese hijo es de otro, es muy puta y llevarán testigos los cuales certificarán lo anterior, y ante la consecuente demanda o requerimiento legal de prueba genética, se perderán definitivamente del lugar.
Estas mujeres niñas saldrán del mercado de lo apetecible, pero no hay problema, pronto serán remplazadas por las recién llegadas a la edad de merecer, e inexorablemente repetirán la historia de las precedentes.
Es el pueblo de los bastardos, de los sin apellido, o de los improvisados en el acto legal del registro bautismal, de los cuernos mutuos, de las trampas inventadas por los varones para esquivar responsabilidades, es un pueblo pequeño y todo se sabe, siempre hay alguien dispuesto a contar lo visto o no visto, a cambio de nada, solo por divertirse, por maldad o complicidad paga o por alterar la rutina con el escándalo armado por el presunto burlado, que para lavar el honor perdido vapulea en público, dejando constancia clara en la frágil humanidad de la dama, que no se deja de nadie y que esos cachos no le cayeron del cielo, o al menos con su consentimiento, todo para deshacerse del problema o porque llegó la hora de cambiarla por una ya vista o ya planillada en el mercado de la plaza principal.


3
Los jóvenes de las gradas comentan entre ellos lo grandes y buenas que están las que ayer eran aun unas niñitas, las antiguas compañeras de colegio o vecinitas del barrio. En su interior intuyen muy bien, con la rabia producida por los celos reprimidos pero a la vez resignados, que el objetivo principal de la visita al parque no es para ser admiradas por ellos, sin dinero y por lo tanto no clasificando en la escala de valores creados en sus mentes interesadas o más bien, necesitadas. Los jóvenes en su mayoría por pobres no merecen ni siquiera una mirada. A ellas solo les atrae la motivación del dinero de los mineros ricos o recién enguacados; les interesan los platudos, los dueños del comercio, los que pueden ocupar las mesas de los cafetines, bailando, divirtiéndose, no importa el día o la hora, mostrando poder de compra.
En el objetivo de la cacería no se discrimina en razón de la edad, belleza o cualidad sentimental alguna, impera la fría ley del rebusque: poseen dinero o no y punto.
En una comunidad en donde la minería es la única actividad económica productiva de la región y un oficio exclusivo de los hombres, las mujeres traen mala suerte, salan las minas y si una por accidente ingresa a uno de los socavones, el oro se esconde. Argumentan los mineros por superchería históricamente calculada, sin ningún sustento científico u objetivo. Ideas muy útiles a la hora de renovar las relaciones patriarcales las cuales relegan a la mujer al exclusivo papel de ofrecer placer sexual a la población masculina y consecuentemente reproducirse anárquicamente. A las pobres no les queda otro camino viable para obtener medios de subsistencia que engatusar a los dueños del efectivo. Como en una pasarela de exhibición de modas, se pasean por el frente de las mesas, como quien no quiere la cosa, mostrándoles el porque merecen la atención de los que en este momento a su vez, las están escogiendo, calculando el precio de cada una de ellas. Valoración basada, en la mayoría de los casos, en los informes de los chismosos profesionales, que versan sobre si fulanita o zutanita ya fueron desvirgadas, este defecto las desvalorizan en grado sumo. Las convierte en segundas, por lo que el precio se reduce a menos de la mitad.

4
En una de las mesas del cafetín se encuentra uno de los comerciantes en compañía de varios de sus iguales y los infaltables gotereros cumpliendo el papel de los bufones en las cortes feudales, hacer reír al rey. Motivo por el cual son tolerados a sabiendas de la nula contribución al pago de las abultadas cuentas generadas por el consumo exagerado de licor. Es dueño de fincas y ganado, distribuidor de gasolina e incursiona marginalmente en la minería, por lo tanto clasifica sobradamente en la lista de los posibles financiadores de las necesidades insatisfechas de la chicas del pueblo. Desde que vio a la monita en la plaza no le ha quitado la vista de encima. Ella ya lo notó y lo provoca pasándole por el frente sus bien definidas formas.
Están lejanos para ella aquellos días, cuando tenía la obligación de cargar sobre la cabeza un enorme recipiente lleno de agua, para proveer del vital líquido a la choza en donde vive con la madre y cinco hermanas. Había que bajar una loma de más de cien metros, tomar el agua de una fuente de agua natural; encaramarse el pesado recipiente a la cabeza, tomar el sendero creado por ella misma de tanto pisar el pasto con sus pies descalzos y regresar a la choza. Una vez llega, resoplando por el esfuerzo, cruza la estancia que hace de dormitorio, afianza sus descalzos pies en el barro del piso y se dirige al fondo de la choza, hacia una pequeña puerta que da acceso a otro pequeño cuarto en donde una construcción de barro, especialmente dispuesta como fogón de leña, echa humo por todos lados enrareciendo el ambiente, de tal manera, que hace toser al más acostumbrado a estar dentro de la cocina. Deposita el agua en una caneca que algún día contuvo combustible diesel y regresa las veces necesarias, hasta traer la suficiente agua para llenar el recipiente. Este líquido, sin tratamiento previo, es utilizado por los miembros de la familia en las tareas cotidianas como el aseo y la cocción de los alimentos.
Apenas llegó a la adolescencia decidió no realizar más este oficio dejándolo de herencia a la hermana que la seguía en edad. Se cansó de ser el acueducto de la familia y decidió más bien salir al comercio de lo único, en su caso, sin competencia: los exclusivos encantos.
Era consciente del valor material de estos. Conciencia despertada por la madre, primera en notar la belleza de la niña y mujer experta en estas lides, pues a su tiempo le tocó recorrer el mismo camino. Ella también tuvo la misma belleza, pero no la explotó adecuadamente. La prueba la tienen la miseria y cinco hijas mujeres más para alimentar.
La monita se había convertido en una atractiva y sensual jovencita de quince años, con un bello y esbelto cuerpo. Labrado en el oficio de cargar el agua en ese enorme recipiente, igual de pesado a la portadora, asentado sobre la delicada cabeza femenina. Esta dura tarea cotidiana le dio una fuerte contextura, piernas, trasero y abdomen musculado. Y ni se hable del largo cuello, digno de un bello cisne.
La monita es un espécimen raro en una región en donde el color azul de los ojos y la piel muy blanca no son muy comunes.
Bandadas de jóvenes solicitando ser atendidos por la rara belleza ya habían sido rechazados con un:
-¡Oigan a este!-
Acompañado de un gran carrerón hacia la seguridad de lo más profundo de la paupérrima choza que hacía las veces de vivienda.
Tanta mujer junta era una desgracia, en este lugar, en especial para los hombres que establecían un hogar. Esa era la explicación de la desaparición del padre. Este no veía utilidad práctica de criar a tanta mujer. Pero también porque el dinero que obtenía en las minas solo le servía para gastárselo en licor, al igual que todos los hombres de la región.
Un día cualquiera salió hacia la mina y nunca más regresó, dejando abandonada a su suerte a esa cantidad de niñas y consecuentemente a la pobre mamá. La madre hacía lo posible por rebuscarse el sustento diario: Lavando ropa o de la caridad pública y además como todavía estaba joven, le mezclaba algo de diversión al rebusque; quitándole la mesada a los soldados de la base cercana a cambio de unos minutos de placer. Los soldados como buenos adolescentes aislados del área urbana, eran muy poco exigentes en lo referente a mujeres, así que cuando les entregaban la mensualidad, dedicaban parte para desfogar los ímpetu juveniles en la mujer no muy atractiva, pero como decían jocosamente, cuando recibían las críticas o los invadía algo de remordimiento, en caso de guerra cualquier hueco es trinchera.

Rina escribió:

Magnifico compañero. Realmente un excelente trabajo.
Voy a leer inemdiatamente las continuaciones, que segun he visto, ya estan publicadas.
Te sigo
Besos

En todas partes se cuecen habas. Gracias Rina por tus amables palabras. Sigue leyéndome.

Poesiacarnivora escribió:

Buen relato, te sigo...y quien te dijo que soy tu fans?, me gusta tu narrativa, aunque aún espero algo con otro tema, quisiera ver si eres tan versado en otro tema que no tenga relación con la guerra,o la politica partidista...aún espero un texto que me resulte original.
De todos modos, no por eso,no puedo dejar de reconocer qye tu narrativa es excelente.
Un abrazo, que las Hadas te acompañen.

Es irónico, ya que son las únicas que comentan. Estás perdiendo el sentido del humor. Yo como soy chistoso y simpático.

Poesiacarnivora escribió:

Buen relato, te sigo...y quien te dijo que soy tu fans?, me gusta tu narrativa, aunque aún espero algo con otro tema, quisiera ver si eres tan versado en otro tema que no tenga relación con la guerra,o la politica partidista...aún espero un texto que me resulte original.
De todos modos, no por eso,no puedo dejar de reconocer qye tu narrativa es excelente.
Un abrazo, que las Hadas te acompañen.

Escribir pendejadas sin compromiso social en un país revuelto hasta el tuétano lo considero intolerable. Aunque si escribo: Mira varios de mis escritos en la lista: Sobre mitología, esoterismo, crónica sobre el olor, la niñez y la poesía, filosofía: La estética en Hegel. Poesía de amor etc, etc. Sobre gramática. Y fuera del sitio escribo mucho sobre lo cotidiano, lo que pasa es que no puedo publicar todo, lo considero un abuso con vuestro sitio.