Algo Que Queria Contarles

Esta es una historia real, los nombres de los personajes no fueron cambiados y el del responsable de los acontecimientos tampoco, de esa manera se trata de preservar la seguridad física del cumpleañero debido a las posibles venganzas que pudieran suceder.



Se acercaba la fecha de mi cumpleaños y Susana, mi compañera de más de cuarenta años trataba de organizar una reunión con nuestros amigos para festejar el 62 aniversario de mi nacimiento.



La cosa estaba complicada, por que en casa estamos de refacciones. Albañiles, cemento, cal, arena, caños de agua para cambiar, en fin, todo lo más parecido a un bombardeo de esos de la segunda guerra mundia.

Imposible encontrar nada de lo que uno necesita, además, lo que se encuentra se lava y lo que se usa también, por lo tanto, la tarea es doble y el humor se va escurriendo entre los ladrillos desparramados por todos lados.



Mira Susi, ya me has festejado muchos cumpleaños, no te hagas problema por este que además me recuerda mi vejes - le dije en tono cariñoso –

Vayamos con los chicos (mi hija de 30 y mi hijo de 33) a comer a un restaurante y listo el pollo.



- De ninguna manera te quedas sin fiesta de cumpleaños – Me dijo con vos de sargento de caballería – Lo vamos a organizar en el Club del Sindicato de Comercio.



OK - Dije abriendo los brazos y bajando la cabeza –



Al otro día Susana comenzó a llamar por teléfono a los amigos y parientes.

Cada uno traería algo para comer y lo que irían a tomar, toda la comida debería ser fría, por que en el club no hay donde calentar nada y tampoco quería que se hiciera carne asada ya que, el que asa soy yo y no quería que trabaje.



Más o menos una treintena de personas a las que les tendría que explicar como llegar al club que queda en Ezeiza, unos cuarenta kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.

El club de Sindicato de Comercio es inmenso, tiene infinidad de mesas, bancos y parrillas como para albergar miles de personas por lo tanto, lugar para una treintena como nosotros no faltaría.



Se estableció, que los que tenían dudas con respecto ha como llegar, se juntarían en la puerta de casa y desde allí saldríamos en caravana.

10,30 HS de la mañana del domingo 24 e Enero en la puerta de casa, “se ruega puntualidad” era la consigna.



Como el diablo sabe por diablo pero, más sabe por viejo. Le dije a Susana:



Mira Susi, yo me voy a ir antes al club para conseguir un buen lugar y vos espera a los invitados para guíalos. Me voy con Antonio le dije (Antonio es un amigo que vive a dos cuadras de casa y se había ofrecido a acompañarme)



A las 8,30 hs estaba en lo de Antonio con los bolsos llenos de toallas, manteles, cubierto, bajillas, hielo, conservadora de hilo, reposeerás, banquitos repelente para mosquitos, una torta de cumpleaños, etc, etc,etc.

Susana, como buena contadora tiene cargada en la computadora un listado con todos los elementos para el camping así que, con el famoso listado no olvida nunca nada y yo soy el que cargo con el vendito equipaje.



Salimos con Antonio rumbo al club, eran casi las 9 de la mañana y el calor se hacia sentir con rigor.

Cuando estábamos a unos 1000 metros del club nos detuvimos en la ruta. Un embotellamiento de transito como el que se produce con un accidente estaba frente nuestro.

Llevábamos media hora detenidos y el calor estaba asiendo estragos en nuestros cuerpos y en la torta de cumpleaños.

Hay que tener paciencia dijo Antonio secándose el sudor de la frente con el trapo que llevo en la camioneta para limpiar los vidrios.

Lo miré con resignación y asistí con la cabeza.

¿Que podría haber pasado para que se produjera semejante lío de transito?

Voy a bajar haber que puedo averiguar -dijo Antonio saliendo rápidamente del vehiculo.

Miré para atrás mientras Antonio se perdía en el tumulto, una fila interminable de autos estaban detenidos detrás nuestro.

A los pocos minutos llegaba Antonio con una mueca poco auspiciosa.

No hay accidente –dijo- es la fila para entrar al club

Como Antonio es conocido por las bromas sonreí y le pregunté:



- Bueno, decime, ¿Que esta pasando?



- Ya te dije, es la fila para entrar al club y no te imaginas la locura que hay adentro, pude ver desde la reja una multitud impresionante, tenemos por lo menos dos horas para entrar, eso claro, si tenemos suerte.





- Llamemos por teléfono a los demás que no vengan -dije con desesperación-



Ya trate pero, no tengo señal en el celular



Entonces me recordé, que en esa zona por las antenas del aeropuerto de Ezeiza y la Comisión de Energía Atómica de la Nación no hay señal.

Lo miré a Antonio y pensé en la torta de cumpleaños.



El tiempo pasaba y no podíamos comunicarnos con el resto hasta que por fin y ya a doscientos metros de la entrada llego la bendita señal.



Hola Susi ¡NO VENGAN!



¿Que pasa?



Esto es un CAOS, vayamos a otro sitio.



Pero vos te volviste loco, ya salimos y los que vienen por su cuenta ya están en viaje además don….



Otra vez nos quedamos sin señal.

Me quería largar a llorar a los gritos

Antonio me acariciaba la cabeza y me decía mientras trataba de sacar la torta debajo del sol.

Bueno hombre, no es para tanto, ya nos arreglaremos de alguna manera.



Suena nuevamente el celular.



- Hola Ricardo estoy paralizada ¿DONDE ESTAS?



-a 200 metros de la entrada, quédate tranquila y….



Otra vez sin señal



Un impulso incontenible nació de mi interior, tomé el celular, y… cuando lo iva a lanzar por la ventanilla me acorde de Samuel Morse y su telégrafo y me pregunté para que diablos estamos en la era de las comunicaciones si no puedo hablar con mi mujer y solucionar este momento de mierda el día de mi cúmplenos, con treinta invitados que se van a meter en un tremendo lío y no puedo avisarles.



Suena nuevamente el celular. Quizás esta vez don Samuel Morse haga algo por mí – pensé –



Hola soy Yoryi (Yoryi es mi hermano menor)

Volvé, te esperamos en la primera curva de la ruta y aquí planificamos que hacemos.



Cuando pude habar con Yoyi, ya estaba dentro del club en una marea humana como jama subiera imaginado para un cuento de terror.



OK - dije antes de que se cortara la comunicación.



Salimos del club manejando la camioneta como por adentro de un corso con 37º de temperatura.

Cuando llegamos al punto de reunión todos se reían me saludaron y abrazaron.

Claro, son buena gente y no querían que me sintiera mal.



Suena el celular.

Me acuerdo otra vez de Don Samuel



Hola papi feliz cumple (era mi hijo Pablo) Vénganse para casa que hay lugar. Los esperamos.



Ok Gracias hijo



Después de comunicarle a los demás sobre la invitación de Pablo nos fuimos todos hasta San Martín otros 40 kilómetros de donde estábamos.

Poco a poco fueron llegando los que faltaban y

finalmente nos juntamos a comer a las tres de la tarde felices y con aire acondicionado.



¿LA TORTA?



La torta no se salvo igual la comimos, aunque con el calor nadie supo adivinar cuantos años decían las velitas derretidas.

EN SERIO PASO ESO?, YO ME MATO Y AL PRIMERO QUE ME DIGA FELIZ CUMPLEAÑO LE TIRO CON LA TORTA JAJAJA.

Y POORQUE HABIA GENTE EN EL CLUB Y TANTA, NO SE SUPONE QUE SUSANA HABIA RESERVADO EL LUGAR? QUE PASO, CUENTA CUENTA?
NO LES CAYO MAL LA TORTA DERRETIDA' Y LA BEBIDA RECALIENTE JAJAJAJA

ME IMAGINO QUE MOMENTO HORRIBLE UF

ahora que pasó la bronca, quedó una buena historia.

Esas historias son de terror en el momento que ocurren, pero después a la larga te terminas riendo porque, no podes creer lo que pasó. En mi haber hay algo parecido. Me pasearon por medio Buenos Aires, porque no llegaban a horario algunos invitados y el dj, a la fiesta sorpresa que me habían hecho. Una locura.

xcelente historia, ,obvio ahora como dice Antifaz,pero en el momento debes haberte acordado de todo el infierno ja
Muy buena Ricardo, hoy es un viernes con mucha onda en el portal.