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 Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo)

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poxet
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Tauro Caballo
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MensajeTema: Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo)   Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo) Icon_minitimeSáb Abr 04, 2009 3:27 pm

la historia esta dividida en varias partes, asi que la voy a ir subiendo de a poco. Comenten cualquier cosa que crean que necesite modificar o arreglar, asi podre ir mejorandola. Una ultima cosa, suelo describir hasta lo mas bizarro pero bueno, estoy acostumbrado a escribir asi jajaja.

Y yo solo quería mujeres...
1

Hernán siempre se había caracterizado por su ferviente ateismo, siempre ridiculizando reverendos, burlando sacerdotes, avergonzando rabinos e incomodando a monjas. Cabe aclarar que era un adolescente… con mente de infante en muchos casos. Este episodio ocurrió luego de que uno de sus amigos le enseñara una copia del tan famoso Malleus Maleficarum, que como le manifestó su amigo, explicaba, desde el punto de vista de los inquisidores de la edad media, como era que el demonio se manifestaba y que enseñaba, además, una gran lista de diferentes demonios; que rango ocupaban en el infierno y para que normalmente eran convocados. También explicaba por que las mujeres eran mas propensas a caer en las tretas infernales, en síntesis era por que al ser menores en intelecto caían mas fácilmente en sus engaños. Como de costumbre, Hernán se burlo entusiasmadamente de su amigo y su libro. Ante el asedio constante de burlas, su amigo decidió darle una pequeña muestra de los poderes que dominan el universo y, claro está, que para un simple mortal de dieciocho años un simple error podría traer desde el anillo mas profundo al mismísimo Satán para que haga sus travesuras de costumbre… Hernán se alejo dando risotadas limpias mientras su amigo se quedo de pie leyendo un pasaje en latín que se encontraba en las primeras paginas de aquel tomo y que, con precaución, se había encargado de traducir colocando anotaciones al costado y al pie de la página.

Los días pasaron para Hernán, nada fuera de lo normal ocurría. Se levantaba siempre a la misma hora, desayunaba siempre el café con unas tostadas y luego partía hacia la escuela. Sin embargo los poderes suelen actuar con cierto retraso, seguramente debido a la gran avalancha de amateurs y maestros de secta que recitan pasajes de varios libros diferentes con una ferviente convicción. El caso es que un día, antes de partir hacia la escuela, avistó una pequeña figura oscura al pie de la escalera; no pudo saber de que animal se trataba debido a que aquella visión fue totalmente fugaz. El chico se convenció de que habrá sido por refregarse los ojos, una simple ilusión, y siguió su camino a la escuela. Por su camino no dejo de sentir una sensación de que era seguido de cerca, al principio no le dio importancia pero luego esa leve sensación fue aumentando en intensidad hasta alcanzar el grado de una paranoia, no podía dejar de mirar a los lados y ocasionalmente hacia atrás; un sudor frío comenzó a aparecer en su cuerpo y por momentos su piel se tornaba de gallina. Al momento de dar vuelta a la esquina se encontró frente a un pequeño ser regordete, tenia patas de cabra y una cabeza alargada, uno de sus ojos carecía totalmente de parpado, la piel en un costado de su abdomen estaba totalmente putrefacta despidiendo el respectivo olor perteneciente a ese estado. Hernán parpadeó varias veces pero aquel ente seguía allí, de pie y con mirada expectante, seguramente esperando la reacción de terror de aquel chico, sin embargo el joven no se movió del sitio.

- ¿Qué sucede, chico?—dijo el demonio—. ¿No te aterra acaso mi presencia?

Hernán se quedó parado, su rostro cambio de la incredulidad a la sorpresa y de la sorpresa cambio a un rostro de alguien que acaba de recibir una iluminación.

- ¿Quién eres?—interrogo el chico.

- Me dicen el charlatán—contesto el ente mientras se metía un dedo en la oreja—. ¿No te aterro ni siquiera un poco?

- ¿Quién te llamó?—volvió a preguntar Hernán—. Por favor, necesito saberlo.

Charlatán no respondió, continuó escarbando su oreja produciendo un muy poco agradable sonido viscoso, Hernán estaba llegando al limite, no sabía hasta que punto podría aguantar el olor que despedía ese ser casi miserable. Un minuto después el demonio se saco el dedo de la oreja y el chico pudo ver en la punta del mismo una mezcla de sangre, pus y gusanos enroscándose, el joven no aguantó más y terminó devolviendo su desayuno sobre un arbusto cercano.

- Al menos te produzco algo—dijo el demonio—. Así que quieres saber quien me llamó. ¿Hm? Pues déjame recordar su nombre…

Hernán fijo su vista en el pequeño diablillo mientras este trataba de recordar el nombre de su invocador. Mientras pensaba se llevo el dedo que había extraído de su oreja y chupó la asquerosa sustancia. Nuevamente el estomago del chico comenzó a revolverse…

- Oh. Si… Nicolás—dijo finalmente Charlatán—. Ese era el nombre…

Hernán, más que satisfecho por aquella respuesta, salió corriendo a toda prisa como alma que lleva el diablo. Dejo al miserable diablillo parado en medio de la vereda con su mirada perdida, antes de irse, Charlatán decidió defecar en medio de la calle, solo como una broma de mal gusto al próximo desgraciado que conduzca por ahí ya que le gustaban los accidentes automovilísticos, y luego desapareció en una nube de moscas.
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Marioes
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Pez Gallo
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MensajeTema: Re: Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo)   Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo) Icon_minitimeSáb Abr 04, 2009 5:43 pm

Bueno amigo,esta primer parte me parece muy bien llevada,ágil.
Un relato un tanto fuera de lo comun que espero seguir leyendo.
Una primera entrega que definitivamente me gusto.

_________________
En busca de la Fortuna.
Marioes.
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poxet
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Tauro Caballo
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MensajeTema: Re: Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo)   Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo) Icon_minitimeSáb Abr 04, 2009 11:28 pm

jaja, que bueno que fue de tu agrado esta primer parte, estaba un poco nervioso por saber la opinión de al menos uno de los usuarios. (si, estoy sintiendo un gran alivio jajaja) todavía no tengo definida la cantidad de partes que van a ser... ni el titulo Razz pero me alegra saber que va bien encaminado por el momento.
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Ignacio Araya D
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MensajeTema: Re: Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo)   Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo) Icon_minitimeDom Abr 05, 2009 3:32 am

Un buen relato, también me gustó bien llevado, imaginativo y de facil entendimiento para quien lee...un primer capítulo en que se nota eso bizarro, pero que me deja la grata sensacion de querer seguir leyendo, asi que espero las otras entregas...buen relato compañero...

Un abrazo,

Ignacio
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MensajeTema: Re: Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo)   Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo) Icon_minitimeLun Abr 06, 2009 2:09 am

Que bueno que te haya gustado a vos también! y si, la descripción de cosas poco agradables fue algo que hago desde que tengo memoria. Es que si no describo todo entonces siento que faltan cosas jajajaja.

Bueno aqui la segunda parte. Es algo corta, pero se compensara en la tercera jajaja

2


Hacia rato ya que la clase había comenzado, Nicolás tenia su mirada perdida… o mejor dicho su mente perdida en los rincones mas intrincados de la imaginación, como de costumbre. El profesor de literatura lo había descubierto en su viaje casi onírico y decidió traerlo de vuelta al mundo de los vivos golpeando su libro sobre el banco.

- Juan… Por favor—dijo en tono sarcástico—. ¿Podría decirme exactamente que es lo que explica el mito de Piramo y Tisbe?

Nicolás volvió de su viaje imaginario y plantó su mirada en el profesor antes de responder de forma cortante.

- El origen de las moras.

- Veamos si leyó el siguiente—dijo un tanto irritado—. Jörmundgander…

- La serpiente hija de Loki que podía cubrir la circunferencia del mundo si se estiraba totalmente y mordía su propia cola.

El profesor, decepcionado por la falla en su jugada, se alejo del banco y continuó hablando de otras historias mitológicas que había que leer para ese día. El chico, por otra parte, fijo su mirada en la puerta del aula, allí pudo ver a Hernán que estaba de pie esperando a que la clase termine; parecía estar ¿agitado? no, se veía más bien ansioso. Desvió su mirada nuevamente hacia el profesor, este seguía en su aburrida charla sobre algún otro tema del que, como era de esperar, ignoraba por completo y era normal verlo divagar por temas de los que solo había escuchado en los programas de televisión.
Cuando la clase terminó todos salieron del aula casi en forma de estampida y Nicolás tuvo que luchar contra aquella corriente humana para llegar a su amigo que lo esperaba en un pasillo que daba al lado opuesto a donde iban todos. Paso entre la muchedumbre entusiasmada para ir al descanso y pudo, finalmente, llegar hasta Hernán.

- ¿Y bien? ¿Qué te pareció?—interrogó Nicolás.

Su amigo fijo la vista en sus ojos antes de abrir la boca para dar su respuesta…

- Increíble…

- Lo sabía. Ahora te lo pensaras dos veces antes de burlarte. ¿No?

- Quiero el libro, Nicolás.

Ante aquella repentina petición, Nicolás no pudo reprimir su reacción de sorpresa. Intentaba darle una lección, no crear un sectario así que prefirió dar una excusa para no darle un objeto tan valioso como peligroso.

- Lo lamento, no puedo dártelo—respondió Nicolás—. Es que lo perdí y…

- No me creas estúpido, se bien que vos invocaste a Charlatán.

- ¿A quién?—preguntó sorprendido—. ¿Charlatán?

Su amigo pareció estallar por la impaciencia ante la muestra de se desconocimiento. Y es que Nicolás nunca había convocado a ningún charlatán, solo había echo que una pequeña sombra apareciera al pie de la escalera que iba a la habitación del chico y producido la sensación de paranoia. Ignoraba, realmente, quien era ese tal Charlatán y por la reacción de su amigo no debía ser alguien muy agradable. Decidió dar por terminada esa charla, Hernán lo acompañó hasta su casa ya que esa era la idea que tenían para ese día, era viernes.
La ciudad estaba bastante calma, solo había algún vehiculo ocasional y los grupos de otras escuelas que salían de sus respectivas clases. Por el camino Nicolás sufrió otro asedio por parte de su amigo pero esta vez era un asedio de preguntas, no de burlas casi injuriosas; preguntas del índole que haría cualquiera que tiene una manifestación sobrenatural. El chico intentó ignorarlo en la mayor medida posible, esperaría a estar en un lugar seguro como su casa para responderle pacientemente cada interrogante. Doblaron en una esquina y se desviaron de la calle central, por el camino se detuvieron a comprar unas bebidas y algo de comer, luego siguieron su camino hacia la casa de Nicolás que, por fortuna, quedaba cerca de la escuela.

- Bueno… Aquí estamos—comentó Nicolás

- Abrí de una vez que ya no aguanto con todo esto.

Nicolás extrajo la llave de la casa y la colocó en la cerradura, antes de dar la primera vuelta miró a su amigo que aguantaba aquella carga de alimento y bebidas como si fuera Atlas sosteniendo el cielo. Aquella imagen le arranco una leve sonrisa aunque prefirió no arriesgarse a que todas las cosas que habían comprado terminaran regadas por el suelo. Abrió la puerta y Hernán se precipitó hacia adentro esperando encontrarse con la mesa salvadora, prácticamente ignorando la presencia de su amigo; Nicolás entró unos momentos después y cerro la puerta suavemente antes de buscar al amigo que se había perdido en el camino hacia la cocina. Un estruendo lo sobresaltó y lo primero que se imaginó fue un montón de botellas y paquetes que caían al suelo, luego pensó en su amigo en medio de todo aquel desastre con cara de “perdón, no pude aguantar”. Se encaminó a la cocina aguantando un ataque de risa, al ir acercándose a la sala sintió como la temperatura comenzaba a descender inexplicablemente. Mala señal, definitivamente era una muy mala señal. Su buen ánimo comenzó a derrumbarse a cada paso que daba, no sabía con exactitud porque ocurría lo que estaba ocurriendo, pero si sabía a grandes rasgos que era lo que sucedía cuando la temperatura comenzaba a descender…
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MensajeTema: Re: Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo)   Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo) Icon_minitimeMar Abr 14, 2009 10:22 pm

Aqui la parte 3, perdonen si no abro un tema para cada parte... pero es mas comodo para mi jajajajaja.

bien, como de costumbre aviso que doy rienda suelta a las descripciones de todo tipo.

3


El peso de las bebidas y la comida era demasiado, Hernán ingresó a la vivienda en el preciso momento en que vio la puerta abrirse y comenzó a buscar cualquier sitio para apoyar aquella carga antes de que el desastre ocurriera. Avanzó por un pasillo hasta una puerta donde se podía ver, reflejada en un espejo, la esquina de una mesa. Sus pasos fueron raudos hasta aquella habitación, en el instante en que cruzó el umbral sintió como si hubiera atravesado un fino e invisible cristal que cubría el paso. Sin prestar demasiada atención a ese curioso suceso fue hasta la mesa y apoyo todas las cosas, suspiró aliviado y se dejo caer en una silla. Pudo escuchar la puerta de calle cerrándose y esperaba ver a Nicolás cruzando la puerta riendo a carcajadas, sin embargo un horrendo y conocido olor se hizo notar en el ambiente… Sintió unos pasos resonando en el pasillo, el ruido era similar al de unos tacos o suelas de madera cuando tocaban los azulejos al caminar. El olor se intensifico y pudo ver, para su desagrado, como una cara familiar se manifestó cruzando el umbral. Era Charlatán y parecía llevar algo en sus manos, era rojo y pequeño, Hernán supuso, conociendo la naturaleza grotesca de ese pequeño ser, que lo rojo era sangre, pero aun ignoraba que era lo que llevaba.

- Se lo que quieres de tu compañero. Podría entregártelo si tu quieres… —comenzó diciendo el diablillo.

-¿De qué estás hablando?

El ente se aproximo a la silla donde Hernán estaba sentado, en ese momento el chico se dio cuenta de que lo que producía ese sonido de taco eran las pezuñas del demonio en el suelo, se coloco de pie al lado de la silla y comenzó a indagar con sus ojos amarillentos el rostro del chico, era realmente intimidante a pesar de su pequeña estatura.

- Del Malleus Maleficarum—una grotesca mueca similar a una sonrisa apareció—.Quieres ese libro, ¿verdad?

Hernán, nervioso, se movió en la silla y trató de desviar su mirada de aquel rostro tan espeluznante. Sin embargo Charlatán no estaba allí para ser ignorado y dio un salto que lo dejo parado sobre la mesa, se agacho levemente para que su rostro quede a la misma altura que el de Hernán y continuó con su penetrante mirada fija en los ojos del chico.

- No. No quiero eso…

- Oh vamos, no seas tímido. Se bien que te agradaría poseer ese pequeño tomo y disfrutarías provocando algún pequeño desastre. Es natural en el humano intentar destruir las obras del buen señor…

Cuando dijo eso extendió su pequeño brazo y dejo ver con claridad a Hernán el objeto que llevaba en su mano en el momento en que apareció. El chico se cubrió la boca y sus ojos se abrieron de par en par como muestra del horror que estaba presenciando… el diablillo tenia en sus manos un pequeño feto. Ante la mirada atónita del chico, Charlatán envolvió el feto con su larga lengua y lo devoro de un solo bocado apagando cruelmente aquello que fue fruto de un amor sincero.

- Oh si… ya me imagino el llanto de la desafortunada mujer cuando le informen que su futuro hijo nacerá muerto—la risa de Charlatán resonó en la cocina y de la comisura de sus labios chorreaban algunas gotas de sangre.

- Estás enfermo, ¡eres un maldito enfermo!

Unos pasos comenzaron a resonar por el pasillo, Hernán pudo escuchar un grito lejano, era la voz de su amigo, lo estaba llamando desde algún sitio. Charlatán elevó su mirada hacia el techo, por la expresión que tenía sea lo que sea que estaba ocurriendo afuera no era algo demasiado beneficioso para un ser de naturaleza infernal; parecía estar observando más allá del techo, algo que ocurría en las alturas, algo lejano pero fulminante para él. El diablillo bajo su mirada nuevamente a Hernán, parecía tan aterrado como el chico, sin razón aparente, al menos para el joven, el ente comenzó a temblar.

- Lo lamento Hernán, pero debo irme a toda prisa.

El diablillo se bajó de la mesa y corrió a toda prisa hacia el espejo, dio otro salto y para sorpresa de Hernán el ente desapareció en el vidrio. Hernán, antes de poder reaccionar y levantarse de la silla, vio un rayo de luz que apareció sorpresivamente desde algún sitio y se dirigió fugazmente al espejo, lo atravesó de la misma forma en que lo había echo el diablillo y después de eso el cristal espejado exploto en miles de fragmentos. Lo último que el joven recordó fue que en medio de aquella explosión de luz pudo ver la silueta borrosa de alguien llevando un cetro de fuego pálido y de ropajes blancos y refulgentes. Luego de eso se desvaneció totalmente.

No estaba seguro de si habían pasado minutos u horas, pero se despertó en medio de la cocina de la casa de Nicolás, en el mismo sitio en el que había ocurrido todo. Sin embargo noto que no había ningún espejo en aquella sala y de que en realidad se encontraba en una habitación que nada tenía que ver con una cocina realmente. Su amigo estaba sacudiéndolo por los hombros, pudo notar la desesperación en el rostro del chico y luego el gran alivio al ver que su querido amigo estaba reaccionando.

- Dios… me tenias preocupado—el chico apenas si podía contener algunas lagrimas.

Hernán se incorporó lentamente, la cabeza le daba vueltas, no sabía por que… Tenia un extraño recuerdo, como si fuera un sueño borroso, se veía sentado en una cocina y un pequeño ser le dirigía unas palabras que difícilmente podía recordar; recordó, sin embargo, un nombre que era Malleus Maleficarum.

- Nicolás… tenías un libro llamado Malleus Maleficarum, ¿cierto?

El chico lo miro fijamente, un gesto de disgusto ocupo la expresión anterior de alivio, se levanta y se aleja de su amigo unos pasos. Entonces Hernán se da cuenta de que había una gran estantería con libros. Veía como su amigo buscaba entre grandes tomos y libros viejos, saco bruscamente uno de ellos y lo arrojo al suelo cerca del chico, la madera del suelo retumbo ante el impacto.

- Ahí lo tienes, ¿algo más?—preguntó con una clara irritación.

- No quiero el libro, solo quería saber si era real… Sucede que tuve un sueño extraño—En ese momento la sorpresa lo invadió— ¡Charlatán!

Se levantó del suelo y tomó el libro, la tapa de cuero era rugosa y se podía percibir la antigüedad con el simple tacto, las hojas parecían papiro que estaba a punto de volverse un montón de polvo. Y lo escrito en esas paginas era mas antiguo que el libro en si mismo. Curiosamente era bastante diferente al libro que había visto en las manos de Nicolás aquel día que se encontraron en la calle.

- ¿Otra vez con eso de charlatán?—Preguntó retóricamente su amigo.

Hernán negó moviendo la cabeza, tomo el libro en sus manos y ante la mirada de su amigo arrancó la tapa del libro, luego fue estrujando y arrancando cada pagina haciendo que se pierdan las invocaciones, exorcismos y los nombres de varios demonios allí detallados. Obviamente que hay miles de copias mas de aquel libro y que la desaparición de uno no significaba absolutamente nada… pero la satisfacción que sintió al deshacerse de al menos ese tomo fue increíble. Cuando terminó con ese libro se apoyo contra una de las paredes y se llevó una mano a la frente. Increíblemente, y contra todas las probabilidades, la mente siempre incrédula y atea de Hernán volvió a la carga; pensó para sus adentros que simplemente se había quedado dormido por el agotamiento y quizás había soñado todo. Simplemente increíble…

- Olvídalo, olvida todo lo que habré dicho sobre Charlatán. Charlatanes fueron los que escribieron eso—señalando los restos del, hasta hace muy poco, Malleus Maleficarum.

Nicolás frunció el ceño ante el repentino cambio pero prefirió que todo vuelva a ser como antes, también agradeció, por dentro, a su amigo por haber destruido ese libro. Sin embargo conservaba uno mucho peor.
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MensajeTema: Re: Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo)   Y yo solo queria mujeres... (no es el titulo definitivo) Icon_minitime

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