LETRAS Y PALABRAS EXACTAS: AUTOAYUDA.

Hoy, ahora – las ocho de la mañana en el momento en que escribo estas líneas -, me he despertado con una idea y un pensamiento en la cabeza: “libros de autoayuda”. Sí, así de sencillo. Anoche, ya más bien de casi madrugada – serían las tres – me sonó el móvil, no me extrañó nada que sonara a esa hora pues quienes me conocen de verdad y son mis amigos de verdad saben que a esa hora me pueden llamar ya que por lo general estoy despierto y escibiendo. Pensé en principio que sería mi hijo, pero no fue así: “ hola, ¿quién es? Y al otro lado me suena una voz no del todo desconocida, pero no reconocida en principio que me contesta: “ el hijo prójimo “. Un amigo de casi media vida.

Hablamos largo y tendido, más él que yo; me comentó que había vivido los últimos años en San José de Costa Rica ( me alegró escuchar eso pues creo que ése es mi próximo destino ). También me comentó más cosas, pero una de todas esas cosas me apartó del resto: poco menos que le había salvado la vida a una persona y amigo al que la vida le había dado un vuelco terrible, y lo que era aún más increíble: lo había hecho desde la distancia. Para no entrar en detalles que no vienen al caso sólo les diré que este amigo es licenciado en psicología y que siempre me ha hablado de la importantísima labor que tienen y ejercen en las personas, sin que éstas la mayoría de las veces lo sepan – los libros de autoayuda.

Y con ésto me he despertado ahora, con este pensamiento. He leído en mi vida muchos de estos libros y no porque en el momento de leerlos necesitaba expresamente de esa ayuda de la que nos hablan estos libros, no. Lo he hecho porque los he considerado siempre tan importantes como cualquier otro a pesar de que muchas gente los ignoran e incluso los confunden con ideas que no vienen al caso. Hace unos meses, precisamente, y en mi trabajo hablé de ellos en una charla con una cuantas personas y que creí conveniente hablarles de la importancia de estos libros en la labor que desarrollamos en nuestra actividad de trabajo; recuerdo que cuando les empecé a hablar ocurrieron cosas curiosas tales como que al explicarles qué tenía en mis manos se generaron sonrisas: “ todo el mundo sabe qué es un libro” creo que alcancé a oir de uno de los que escuchaba.
Yo expuse que un libro se compone de una portada y una contraportada por lo general más gruesa y coloreada que el resto de las hojas y donde dentro de éstas habían letras, muchas letras y palabras. Hubieron risas y sonrisas. No tanto cuando empecé a hacer algunas preguntas tales como: ¿ a dónde nos lleva, en el razonamiento, lo que somos capaces de leer? Nadie supo qué contestar. Y ahí fue cuando de verdad empecé a dar la charla sobre lo que quería hablar.

Un libro, ningún libro, se debería tener en casa sólo para que ocupe un hueco de adorno, si pudieran hablar, algunos lo hacen, sólo que hay que saber escucharlos, se sentirían ofendidos al sentirse sólo esto: un adorno en un hueco determinado de la casa. Los libros, cuando llegamos a su lugar de reuniones, las bibliotecas, están todos hablando uno con otros, discutiendo acerca de sus respectivas especialidades y comentando sus conocimientos. Todos ellos tiene como meta última e ilusionante despedirse de sus amigos los otros libros cuando entramos y los escogemos para llevarlos a casa para que nos acompañen y nos entreguen sus conocimientos. Así lo entiendo yo cada vez que entro en una librería y es por ello que la inmesa mayoría de las veces no logro salir sin llevarme a casa a uno de estos amigos, y que acaban siendo grandes amigos míos.
Alguien se pregunta, o se habrá preguntado, para qué sirven los libros de autoayuda e incluso que qué es eso de “autoayuda” pues resulta que nadie cree que necesite de esta labor, esto ocurre hasta que llega el momento en que ocurre lo que nunca pensamos que nos puede ocurrir y que nos está ocurriendo: que todos necesitamos ayuda. En las palabas, en las letras y frases de estos libros encontramos más que razonamientos de algo o de una parte de nuestras vidas que nunca hemos descubierto de nosotros mismos; nadie necesita ayuda si no la quiere tener, y también es verdad que nunca la va a tener si no la quiere aceptar. Los libros de autoayuda saben de nosotros mucho maás, muchísimo más de lo que nosotros mismos sabemos de nosotros y un acto de humildad, si no queremos seguir bajando en picado y sin freno hacia los bajos de nuestras vidas, es prestarle la atención que nos merecen y más cuando desinteresadamente nos ofrecen sus conocimientos.

Las palabras nos lleva a las imágenes; éstas al concepto y al razonamiento y de estos a la creencia cierta de que algo se nos escapa y que algo también nos empuja a una actitud determinada frente a la vida, ya me lo había dicho en alguna ocasión hace muchos años mi buen amigo Abdelazih, representante en Canarias del Frente Polisario ( organización política saharawui que defiende en esta parte de África los intereses de sus conciudadanos ): “ la palabra te lleva al conocimiento, el conocimiento a la actitud y la actitud a determinar qué eres y quieres de la vida”.

Hoy, ahora, he tomado una decisión y me he levantodo con idea de llevarla a cabo, esta decisión me salió de después de lo que oí anoche a mi compañero, de lo que fueron sus palabras en un cierto modo. Y es que a veces escuchar en silencio ( cosa a la que no estamos bien acostumbrados ) es como leer un libro donde encontramos las palabras exactas y en el momento exacto.

Teknarit, África.

Muy interesante tu tema. Hace algún tiempo leía a propósito de una Feria del libro en mi páis, que un escritor (Climent) dedicado a temas diferentes de autoayuda, se quejaba de que sus libros no se compraban porque ahora el "boom" eran los libros de autoayuda, y por supuesto desvalorizaba esta clase de lecturas llamándola "basura". Me extrañó mucho su actitud, sin embargo es comprensible.
He leído muchos libros de autoayuda porque no hace daño leerlos, al contrario, líneas se quedan en nuestra memoria que nos llevan finalmente a producir pequeños cambios en nuestra vida. Algunas personas sacando pecho dicen: "yo no necesito leer eso"... muy respetable su concepto.
Acerca de tu decisión la valoro mucho, eso es lo que se necesita, que escuchemos a los demás. Vivimos dentro de una sociedad inmersa en lo económico, en el trabajo y en otros quehaceres necesarios, sin embargo no tenemos quien nos escuche.
Lamentablemente y por cambios sociales (la mujer entró a trabajar, cambio de horarios familiares, distancias, la televisión, etc.) las familias han perdido la costumbre a la hora de alimentarse de reunirse e intercambiar conceptos que a todos atañen. Vivimos en una tómbola donde el tiempo es el único que impera, siempre estamos pensando "tengo que hacer esto, lo otro, aquello", estos pensamientos nos aceleraran y dejamos de lado escuchar a alguien que nos necesita. Ser un hombro o un oído en muchos momentos es valiosísimo.

Felicidades.

Gracias Etelsaga por tus palabras y decirte también que más bien te echaba un poco de menos por aquí. El hecho de que, como dice Climent, ahora sea la moda comprar libros de autoayuda es precisamente porque ahora más que nunca es la persona la que está en crisis, de todas formas yo diría que estos libros nunca o casi nunca han sido tomados por "basura" sino todo lo contrario. Hoy ya son cada vez más los empresarios y personas de otros colectivos de cualquier índole los que buscan información y conocimientos de si mismos en estos libros para poder hacer frente a muchas situaciones que ya nos sobrepasan.

Los cambios sociales tan profundo por los que estamos pasando nos están enseñando que la verdadera crisis en todos los tiempos es la crisis humana, la que nunca hemos sabido,ni podido ni querido superar y es por ello que esta sociedad nos puede y nos seguirá absorviendo hasta hacer de nosotros lo que ya somos: seres imperfectos en un mundo perfecto. Negar que todos necesitamos ayuda en un momento dado viene a dar a entender claramente las carencias que arrastramos y es por ello que nos vemos incapacitados para hacer frente a todo lo que nos afecta.

Con todo esto, lo he comprobado, nos vamos destruyendo desde dentro mismo de nosotros mismos sin que nadie lo tenga que hacer por nosotros, vamos olvidando valores y nos vamos empudreciendo hasta tal punto de que ya nos faltamos a nuestra ética humana y moral sin quererlo tan siquiera aceptarlo y menos aún reconocerlo, quizás, por miedo a vernos tal cual somos...

Un abrazo, amiga.
Teknarit, África.