Ximena Rivas Escritor activo
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| Tema: EL EXORCISTA ULTIMA PARTE Mar Ene 05, 2010 12:26 pm | |
| Según manifestaciones de Blatty, en el caso de posesión de 1949 no hubo asesinatos ni muertes, si bien los dos sacerdotes que intervinieron sufrieron graves lesiones, y uno de ellos, durante varias semanas, tuvo que levantar el cáliz con una sola mano al decir misa. También era cierto que el muchacho poseso era, capaz de recitar como un loro varias palabras, e incluso frases en latín, y que siempre sufría furiosos ataques cuando el exorcista decia palabras con las que empieza el primero de los severos conjuros del ritual católico del exorcismo, pero este fenómeno puede atribuirse a la agudizada acción intelectual inconsciente, a veces cincuenta veces superior a la normal y que, como dijo Jung, es una posible concomitancia de ciertas formas de histerismo. La furia era provocada por el tono súbitamente fuerte y autoritario que la Iglesia católica recomienda que se utilice en sus Instrucciones a los exorcistas, para hacer los conjuros.El exorcista exigía frecuentemente a la “inteligencia extraña” que dominaba el cuerpo y mente del muchacho, una respuesta en latín a ciertas preguntas ordenadas por el ritual, como, por ejemplo: “¿Cómo te llamas? ¿Cuándo te marcharás?,” etcétera, y, en cierta ocasión, el “ente demoníaco,” protestó diciendo: “Yo hablo la lengua de las personas.” Curiosamente, una declaración idéntica a ésta se produjo en dos casos más de auténtica posesión, y fue explicada por los propios “entes poseedores” como debido a la falta, en el cuerpo de sus anfitriones, de las formaciones musculares, en el aparato físico de la fonación, que se desarrollan con el empleo del lenguaje, y en estos dos casos a los que me estoy refiriendo, el poseso podía hablar indistintamente en inglés, francés, alemán y latín, que son precisamente los idiomas que conocen y hablan correctamente los jesuitas recién salidos de su Instituto. Entre los fenómenos paranormales que se produjeron en el caso de Mount Rainier tenemos la levitación de una mesilla de noche que se encontraba junto a la cama del poseso en el hospital. Esta levitación pudo ser bien observada por el profesor de Física de la Universidad de Washington. También aparecían repetidamente marcas, sefíales, letras y palabras, que surgían de una manera espontánea y sin causa aparente, en distintas partes de la piel del poseso. Muchas veces eran palabras claramente diseñadas en simples caracteres rojos, por lo general, de poco más de 51 milímetros de altura; en otras ocasiones eran símbolos, y, a veces, representaciones pictóricas. Una de las palabras más significativas que aparecieron era spite, que en castellano significa odio. Uno de los símbolos era una flecha, que apuntaba directamente a los órganos sexuales masculinos del poseso. Y entre los dibujos, clarísimos, apareció una imagen de una cara satánica. De entre toda esta variedad de marcas, las que aparecían más frecuentemente y que alarmaban a los que cuidaban al poseso, eran unas largas rayas, que emergían con fuerza y acababan por romper la piel del muchacho, con la correspondiente salida de sangre, dando la extraña sensación de que el chico había sido arañado con unas místeríosas púas de una pequeña horca invisible, o quizá por una garra satánica.Estas señales, que aparecían en el cuerpo del muchacho, pudieron ser observadas repetidamente y con gran claridad, porque el muchacho sólo llevaba puestos unos calzoncillos, y el resto del cuerpo, desnudo. No había tampoco cubrecamas, las manos permanecían a la vista de todo el mundo y él estaba aislado, por lo cual nada ni nadie podía hacer aquellas marcas. En cierta ocasión apareció una de las marcas en la cara interna de un muslo, y desde aquí se extendió hasta el tobillo. El muchacho sangró entonces abundantemente. El fenómeno se produjo a tan sólo unos centímetros de distancia del exorcista, sus ayudantes y demás científicos que le observaban. La duración de estas señales variaba, permaneciendo grabadas sobre su piel, en una ocasión, durante más de cuatro horas, la palabra spite. Tanto en la novela como en la película, Blatty cambió la levitación de la mesilla de noche del hospital por la levitación de la propia cama de la posesa. Otros fenómenos paranormales tomados del caso real fueron las raspaduras en la pared, los ruidos misteriosos en la habitación, es decir, los clásicos Poltergeist, las manifestaciones menores de la telecinesia, tales como un cajón que salía de su armario y caía al suelo; las levitaciones y vuelos de varios objetos y muebles por la habitación; las misteriosas marcas que aparecían impresas en la propia carne del poseso; la transformación de la voz en cavernosa y gutural, con inflexiones satánicas; extrañas habilidades psíquicas del poseso, hiperdinarnismo o superfuerza paranormal; las metamorfosis y rugido propios de una bestia salvaje; los increíbles salivazos que, con potencia e inaudita puntería, dirigía a los exorcistas, incluso con los ojos vendados; los fenómenos de tipo de percepción extrasensorial, clarividencia, precognición, etc.Blatty tomó de otros casos de posesión el fenómeno de la transformación de la cara, de la horrible lengua pastosa y alargada, característicos de cierto tipo de trastornos histéricos, el terrible frío en la habitación, las sacudidas en la misma, el agrietamiento del techo, etc., así como unos cuantos fenómenos más de tipo paranormal, de menor importancia y algo ambiguos. El fenómeno de la vuelta de la cabeza sobre el cuello fue extremadamente acentuado en la película, en que giró 180 grados. No ocurrió en el caso de Mount Rainier, pero sí en otros casos de posesión e histerismo. En efecto, se han observado casos en los que el poseso fue capaz de realizar las más increíbles contorsiones, llegando al extremo de doblarse hacia atrás, hacerse una auténtica bola y tocar los pies con la cabeza; y todo ello sin lanzar ningún grito de dolor, como si fuera 1a cosa más normal del mundo. En la película, la posesa reacciona como los endemoniados. También son auténticos las descripciones de los ritos de la misa negra y los demás aspectos del libro relacionados con el satanismo y la posesión diabólica. Incluso hay en la obra una prueba de la existencia del poder del Mal y la intervención del mismo en los actos humanos, de una inteligencia maligna inconcebible; la escena de la masturbación de la chica con un crucifijo es una acción que tanto en la obra literaria como en la vida real, hace que una persona atea busque una interpretación religiosa del acto. Blatty cree en la posesión demoníaca, y respecto a ello ha declarado personalmente que un 97 ó 98% de los casos llamados fácilmente de posesión, no son más que trastornos psíquicos, para los cuales la ciencia tiene una explicación satisfactoria. Sin embargo, queda un 2 o 3% que son casos reales de posesión diabólica. Opina que se ha adelantado muy poco en el estudio de estos fenómenos: “Psiquiátricamente no se sabe hoy más de lo que se sabía en 1921 sobre el fenómeno de las posesiones demoníacas, su naturaleza y las causas por las que se producen.” Estos fenómenos son tributarios no sólo de la psiquiatría, sino también de la psicología y, muy principalmente, de la parapsicología, puesto que en ellos se producen precisamente fenómenos paranormales. LA MALDICIÓN DE EL EXORCISTA Aunque pueda parecer increíble, una aparente maldición se cierne sobre las personas que en algún momento y de alguna forma han tenido algo que ver con el tema de El exorcista. El propio Blatty ha confesado que ya cuando escribía los últimos capítulos de la novela vivió una interminable serie de extrañas y misteriosas experiencias que le hicieron dudar de su integridad mental. En gran parte atribuye a autosugestión lo ocurrido, si bien reconoce que le han pasado ciertas cosas para las cuales no encuentra una explicación racional y cree que son verdaderas manifestaciones de “entes desconocidos.”También al equipo que filmaba El exorcista le currieron unos sucesos extraños que, por una serie de motivos comerciales, no les han permitido hacer públicos. Por ejemplo, la noche en que se inició el rodaje de la pelícuua, inexplicablemente empezaron a arder los estudios cinematográficos de la Warner en Hollywood. Quizá fue una coincidencia, lo mismo que el hecho de que Jack MeGowran, actor que interpretaba un importante personaje en la película y que murió, al fin, en ella, acabó muriendo en realidad poco después de haber finalizado el rodaje de la película. Otra “coincidencia”: el jesuita Tom Bermingham, consejero técnico de la película, tuvo que ser hospitalizado urgentemente, ya que le apareció un tumor en su brazo y hubo que extirpárselo. La joven Linda Blair que estaba encinta, fue violentamente derribada por su caballo favorito. Además de correr gran riesgo físico, perdió el hijo, lo cual le causó el consiguiente trauma, que dejó ciertas secuelas en su equilibrio psicofísico. Por otra parte, en la versión teatral de la obra estrenada en el “Teatro Comedy” del West End, en Londres, el papel de posesa lo interpretaba la bella actriz Mary Ure, la cual murio la misma noche del estreno, después de la representación, en misteriosas circunstancias, no aclaradas todavía. La actriz representaba el papel de una posesa en la que había penetrado el espíritu de un muerto. Durante la representación se tiraba al suelo, se desvanecía unos segundos, volvía en sí ya posesa; tanto por su voz como por sus gestos, se veía que dentro de ella se hallaba otro espíritu que gritaba, aullaba, se transformaba en una bestia salvaje. La noche del estreno, los espectadores del “Teatro Comedy” se estremecieron al oírla hablar con aquella voz tan diabólicamente maligna, de ultratumba. Según dijeron los críticos, “jamás había salido antes de su garganta un tono de voz semejante,” opinión en la que coincidieron sus mismos compañeros, quienes la felicitaron por haber “vivido” tan extraordinariamente su papel de posesa demoníaca. A la mañana siguiente, a eso de las once y media, fueron a buscarla a su apartamento y la encontraron muerta. Estaba tendida en la cama, con síntomas de haber vomitado. Su rostro había perdido toda su belleza y mostraba una horrible mueca. Llamado el médico, la examinó y certificó que había muerto por asfixia a causa de los vómitos, que le sobrevendrían cuando dormía. Sea como fuere, los forenses no han dicho por ahora su última palabra. Su muerte es un enigma, y sabemos extraoficialmente que se encuentran ante uno de los casos más difíciles de determinación del origen de la muerte.Sea como fuere, lo cierto es que Mary Ure se retiró a su casa á las tres y media de la madrugada, y ya nadie más la volvió a ver con vida. Según parece, la muerte le sobrevino tras un violento ataque de “extraños vómitos”, cuyos restos fueron encontrados junto a ella, y todavía no hay una explicación oficial y plausible que aclare tan misteriosa muerte. ¿Quizás estaba realmente posesa? FIN | |
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POLUXNORIO Escritor activo
Cantidad de envíos : 316 Fecha de nacimiento : 03/06/1972 Edad : 52 Localización : Colombia Fecha de inscripción : 18/11/2009
| Tema: Re: EL EXORCISTA ULTIMA PARTE Miér Ene 06, 2010 2:02 am | |
| Fascinante. La verdad no conocía tantos detalles posteriores a la película pero pienso en lo personal, que manipular tanto esas fuerzas extrañas, aunque sólo fuese una película, tiene sus riesgos. Un diez para el artículo completo. | |
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