Sentir que la mañana rezumaba savia nueva, que después de aquel momento ya nada podría ser igual, minutos comprimidos que pasarían a ser parte de sus vidas, que jamás se podrían abandonar al olvido...
Todo pasó hace años, y todo volvió a ser hoy esa chispa que te invita a sonreír... y todo, todo por el simple hecho de pulsar un botón, encender un ordenador, abrir un explorador, buscar qué leer y aparecer cómo página: http://www.----------.com/
Reclinada en el sofá María encontró muy interesante esta nueva página, poesía, relatos... ¿qué más podía pedir para intentar distraer su mente y disfrutar de la lectura, unos de los placeres que más le gustaban? No podía pedir más.
Ensimismada leyó varios poemas, cuánto talento hay en el mundo pensó... cuánto arte, cuántos sentimientos a flor de piel dejaban ver aquellas palabras.
Al azar eligió algunos textos de temática variada, se guardó el enlace para continuar la lectura al día siguiente. Cada día después de llegar del trabajo, se relajaba abriendo su ordenador y leyendo los nuevos textos que estaban colgados.
La dinámica se repitió hasta por una semana, cuando sin pensar mucho se fijó en un poema, que a su parecer era extraordinario, se sintió íntimamente ligada a él, porque tranquilamente podía haber sido ella la mano que lo llevase al papel, pensando esto se dijo:
- ¿y por qué no?
- ¿por qué no participar también de esta página?
- ¿por qué no compartir un trocito de mí con todas estas personas que tanto me están aportando?
Preguntas que la hicieron sentirse atrevida por momentos, pero por otros no tanto... tal así que cerró drásticamente el ordenador y pensó:
- nada, ¿pero, qué me estoy preguntando? nada.
Esa tarde si bien no volvió a leer nada de la página, sí que no dejó de pensar en esas preguntas.
Llegó la noche, se sentía mal, algo le faltaba, daba vueltas a un lado y otro de la cama, esas preguntas hechas en la tarde, volvieron a repetirse en su mente...
Se levantó agitada, corrió por papel y bolígrafo, lo había decidido iba a escribir lo que pasaba por su mente, lo que le dictaba el corazón, el alma y todos los sentidos...
Llevó todo a la cama y en una posición no muy ideal para la escritura se dejó llevar, dejó que su mente se despertara, dejó que el bolígrafo la descubriera, y que el papel fuera cómplice de todo. Escribió después de mucho tiempo unos versos, a juzgar por ella incompletos, pero no importó, se relajó tanto que casi automáticamente puso sobre la mesilla de noche el bolígrafo y papel, para abandonarse a los brazos de Morfeo.
Por la mañana nada mas sonar el despertador, tomó el papel para releer lo que había escrito, se sintió extraña, casi no podía creer que esos versos hubiesen salido de ella, no los reconocía como propios, era una escritura extraña, inusual, pensó incluso en una especie de “posesión” “algo” que de alguna forma la había llevado a escribir esos versos, algo que no podía descifrar, para nada vio en ese momento que estuviese incompleto lo escrito, así que preparó todo para marchar al trabajo, y dejando el papel nuevamente en la mesilla, pensó:
- Cuando regrese no seré meramente lectora, voy a intentar hacer algo más...
Llegó del trabajo y después de almorzar se sentó delante de la pantalla, estaba decidida, se iba a registrar y colgar lo que su alma le había dictado. Dicho, pensado y hecho, su texto quedó en la web de esa página.
Una vez conectada empezó a leer nuevos textos, a dejar comentarios de opinión sobre lo que leía, se sintió bien de formar parte de todo ese maravilloso mundo, en estas lecturas se paró en un texto peculiar del mismo autor que en definitiva, había sido “culpable” del hecho de haberla animado a escribir, nuevamente quedó perpleja, parecía una parte de su vida plasmada en boca de otro. Decidió añadir este autor a favoritos, leer cada nueva cosa que él escribiese, no perderse nada, leer lo que ya anteriormente tenía publicado, por cierto bastante.
Día tras día, María se paseaba sobre la misma hora por la web, leía bastantes textos, poesías, etc... Dejaba comentarios, fue haciendo amistades, iba dejando un poco de ella en la misma y se traía a su vez un poco de esa misma “ella” que dejaba al leer los textos de este autor, siempre enigmáticos y siempre con el sello que a ella sonaba a su propio “yo”.
Pasaron algunas semanas y esto la fue inquietando cada vez más, ya no sólo le parecían casualidades, semejanzas, etc... Allí pasaba algo, era como si esa persona la hubiese conocido, se limitaba a escribir en torno a ella, a sus forma de ser, a hechos acontecidos años atrás, aparecían rasgos autobiográficos, incluso con fechas y demás datos que era prácticamente imposible que hubiesen podido suceder a otra persona, o que salieran de la imaginación de cualquier otra.
Con lo leído prácticamente veía su vida, ella estaba allí...
Llegó el día en el que no pudo más, la curiosidad era muchísima, quería saber de esos dedos que escribían así, de esa persona que parecía conocerla, o que conocía a alguien tan real como ella, así que... envió un mensaje privado, con lo propio de su carácter y la forma tan aventurera que la caracterizaba, escribió algo tan breve como:
- “soy yo”
Después de enviar esto casi que un poco se arrepintió:
- ¿María y por qué has escrito sólo eso?
De esta, me toman por loca seguro... jajajaja pensaba mientras reía... “Bueno, mañana veremos, veremos...”
Al día siguiente nada más llegar e incluso antes del almuerzo, abrió rápidamente la página web para leer el correo, ¡¡ Bingo!! Allí estaba la respuesta...
Respuesta que la haría volver años atrás y que nunca imaginaría encontrar allí, mensaje muy simple, cortó, que decía:
- “ Si eres tú, ya sabes dónde encontrarme, no ha pasado el tiempo, mira tu reloj cuando sean las diez de la mañana y ve allí...”
Al leer esto, se conmovió... “mira tu reloj cuando sean las diez de la mañana”, sólo una persona había dicho eso a ella, sólo una persona en toda su vida, esa que...
Emocionada, no contestó el mensaje, abrió un documento de texto en el ordenador y escribió... Escribió lo que su cuerpo sentía en ese momento, se traslado siete años atrás, a las emociones vividas, a los recuerdos e intentó plasmarlos, sin darle importancia a la forma, ni a otros parámetros, sólo y exclusivamente plasmar lo que sentía.
Lo colgó en la web, y a los pocos minutos recibía otro mensaje, aún mas escueto:
- “si quieres será mañana”
¿Mañana? No podía dar crédito a lo que leía... mañana...
Sí, mañana. Definitivamente será mañana...
A la mañana siguiente, justo a las diez, miró su reloj, decidida salió al lugar, parecía una locura,
llegó aquel trozo de su vida, aquel pequeño rincón de los dos, tanto vivido... tanto pasado...
y ¿qué encontraría?
En principio nada, así que decidió recostar su espalda sobre la corteza del roble, relajarse y pensar que no era realidad lo que estaba pasando, cerró sus ojos unos segundos, volvió a abrirlos, miró las ramas que se balanceaban al compás del viento y vio un papel prendido de una de ellas, saltó y lo atrapó en un brinco, se sentó y leyó:
- “Siento que la mañana rezuma savia nueva, que aunque en aquel momento ya nada pudo ser igual, después de este momento tampoco nada será igual... porque esta vez sí, esta vez estamos los dos...y para no olvidarlo, dedicame una de tus mejores sonrisas”
María sintió una mano en su hombro, inevitablemente esta vez sí, esta vez esos minutos no los abandonaría al olvido, a pesar de todo, él nunca la abandonó y era en ese preciso momento que se dio cuenta... Cuando tras girarse vio su sonrisa, ella igualmente se la devolvió, porque todo volvió a ser hoy esa “chispa” que te invita a sonreír...