2012 -2-

II
Cannabrio salio de Castengandolfo turbado, algo sabian, algo en manuscritos coptos hablaba del 2012 como el “Gran Cambio” subio en su austero automobil fiat, la carretera de regreso a Roma estaba casi vacia por ser día de trabajo, por lo cual el calcúlo de llegada a la ciudad sería rondando la tarde, el jesuita sabia que los datos que podria compartir eran limitados, habia que trabajar el truco de dar información, para sacar más información, al fin y al cabo siempre habia sido así con los americanos, sin embargo está vez habia la impresión de que lo que el embajador Macintosh queria era algo un poco inusual, el papa le habia dado instrucciones precisas, para permitir el acceso al archivo, si la informació era fiable, y si la santa sede podía de cierta manera salir ganando con la información, habia rumores, solo rumores que llegaban al santo padre, que llegaban a los cardenales. ¿Podia la iglesia guiarse por rumores? En este caso si, sobre todo si tenia que ver con un descubrimiento cientifico que podría cambiar la historia de la humanidad, en ese caso sabia que habia mucho en juego, la iglesia catolica no iba muy bien con los cambios.
Curva.
Descontrol...
El Fiat casi sale de la carretera Cannabrio tuvo que hacer un esfuerzo para no chocar contra un arbol, el pequeño auto respondio bien, el joven cardenal sabia del esfuerzo que conllevaba tomar datos mentales para buscar soluciones, -Fue demasiada mi abstracción.- penso, mientras por un momento el miedo cruzo por su mente, y múrmuro algo que hacia tiempo no salia de su boca:
Creo en un señor padre todo poderoso
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible e invisible
cre en un señor jesucristo hijo unico de Dios
nacido del padre antes de todos los siglos
Dios de dios, luz de luz, Dios verdadero de dios verdadero
Engendrado no creado... Se habia olvidado del credo ahora era más cientifico que sacerdote, más humano, que guía... -No puedo fallar a mi misión.- se dijo mientras haciendo un esfuerzo, más grande de lo que el mismo hubiese imaginado prosguio:
De la misma naturaleza que el padre
por quien todo fue hecho
que por nosotros los hombres
y nuestra salvación... Recordaba, ¡Lo hacia! y eso ante los momentos aciagos que estaban por venir lo hiso sentir confortado de una manera casi olvidada, pero conocida por el.

No era la primera vez que se encontraba en el Vaticano, Malcom Macintosh cada vez que visitaba la santa sede encontraba algo nuevo, un descubrimiento en alguna pared, en el piso, la cara de los visitantes o simplemente en el rostro de los religiosos o religiosas que trabajaban ahi, Macintosh sabia que en toda su carrera, era la primera vez que se encontraba en una situación que requería su atención y las habilidades adquiridas en la escuela de diplomacia del Departamento de Estado, estaba en el Vaticano como un castigo impuesto hacia el por las autoridades de la diplomacia de los Estados Unidos, por un incidente confuso. El asistente del cardenal lo condujo por pasillos con cuadros en las paredes representando a sacerdotes, sillas antiguas cada dos cuadros, y camáras de vigilancia en los costados al final llegaron a una pequeña sala de estar, donde aparecia El embajador de los Estados Unidos ante la Santa Sede, se movio nervioso en la silla, mientras Filipo Cannabrio, cardenal jefe de asuntos cientificos del Estado Vaticano, terminaba de leer el informe en una mano mientras que con la otra mantenia sujetando fuertemente la cruz que tenia en el pecho. -¿Que tan real es este informe señor embajador?- preguntó el cardenal, mientras se restregaba los ojos en señal más de nerviosismo que de cansancio. -Tan real como el aire que estamos respirando.- contesto el embajador forzando una sonrisa, la tarde caía sobre las colinas de Roma, la tensión entre los dos hombres estaba enmarcada por la incertidumbre y las dos fuertes personalidades encontradas de los dos funcionarios.
El embajador rompio el silencio, -Como comprendera esta información iba a ser trasladada de todas formas a ustedes.- Claro que con la premisa del momento hemos decidido transmitirles esta información de manera... inmediata.- Una sonrisa del sacerdote jesuita más condescendiente que hipocrita surgio, Juntando las llemas de los dedos y poniendo los codos en el escritorio, mirando a los ojos al luterano embajador estadounidense exclamó con voz pausada: ¿Que necesita de la santa iglesia señor embajador?

Muchas gracias amigo, por tus hermosas palabras

Buen cambio para esta parte, donde transcurre con calma, un lenguaje mas fluido, y con la descripcion justa de las emopciones del cardenal...la intensidad sigue, aun cuando con relacion al capitulo anterior baja, pero es obvio, pues en los capituos siguientes retomará fuerza...el miedo empieza a entrar en acción y tambien en parte el misterio y eso que induce al lector a saber que va a pasar...manejas muy bien aquello...la narrativa sigue impecable, y bueno, a esperar entonces los capitulos siguientes, hasta aquí amigo, todo bien...

Un abrazo,

Ignacio

Gracias Ignacio, sos muy amable, gracias por los comentarios, ya leeré algo tuyo y comentare, que se me encontrare con momentos de esparcimiento gloriosos.
Gracias amigo.