El Beso, evangelio de la Caye, parte 22

EL BESO, PARTE 22


Zerat alargó la mano hacia Judas, entregándole una bolsita de cuero, mientras caminaban y Judas la tomó preguntando de que se trataba.
-Es tu pago por este servicio.
-No es un servicio, es un cometido. Tu y yo tenemos un trato, te entrego a Jesús para que pueda demostrar su soberanía sobre los judíos.
-Es la ley, y se debe cumplir.
-Pero Jesús no es ningún delincuente, esto es una maniobra política y tu lo sabes. Es por el bien del pueblo judío.
-Judas, te falta inteligencia para conocer verdaderamente la política. Aunque eres consciente de que el fin justifica los medios, no lo eres tanto de que los acontecimientos pueden desviarse.
-Yo se que cuando Caifás escuche a Jesús, se convencerá de su poder. No tendrá mas remedio que reconocer que es el Mesias. Los milagros pueden ser fruto de la superstición del pueblo, pueden ser manipulados o malinterpretados, pero la palabra de sabiduría de Jesús está fuera de toda duda.
-Recuerda, Judas, que Caifás se indignó mucho cuando Jesús la emprendió a golpes con los puestos del templo.
Caifás es un hombre de ley, religioso y celoso de la palabra escrita. Armar aquel alboroto en el templo no fue una de las mejores actitudes de tu Rabino. Y mas tarde, asegurar que si se destruía, Él lo volvería a construir en tres días. Actuó como un chiflado.

-Lo que pasa es que muchas veces no alcanzamos a comprenderlo. Jesús a veces habla en sentido figurado.

Judas agachó su cabeza, sintiendo vergüenza, puesto que aquel detalle del templo, era algo que él todavía no conseguía entender. Jesús tenía un temperamento felino. Pese a su gran bondad, cuando algo le indignaba, parecía reaccionar de forma fiera y completamente desproporcionada. Eso sería un gran problema a la hora de demostrar su origen Divino. De un Mesías se esperaban actitudes mas moderadas y místicas. Ese era el conflicto, pero por mas que intentaba “corregirlo” a veces, pareciera que Jesús se cavara su propia tumba... ¿O acaso su cometido consistía también en romper esquemas, en no encajar con lo que se esperaba de Él? Seguramente, pensó Judas. Jesús era perfecto, tanto en sus aciertos como en sus errores. Dios lo inspiraba siempre.

-Patrañas, excusas. ¿O me vas a decir que no soy lo suficientemente inteligente como para entenderlo?
-Tu lo has dicho, Zerat, no yo. De cualquier forma, Jesús sabrá como explicar las cosas, una vez que esté frente al sanedrín. Deseo que me mantengas al corriente y sobre todo, que nadie dañe al “Hijo del hombre”. Quedamos en eso. Confío en tu palabra.

Zerat le miró desafiante, al sentenciar:

-Con el contenido de la bolsa que te he dado, queda mi palabra a salvo. Yo soy un hombre de ley.

Zerat pronunció esas palabras para dejar claro que la suerte del Rabino era algo de lo que, a partir del beso, ya no tendría responsabilidad. Era importante que Judas entendiera que podía suceder cualquier cosa. Sabía las ganas que Caifás tenía de crucificar a Jesús por su rebeldía y su forma de hacer las cosas. Representaba una amenaza demasiado peligrosa para dejarle vivir. Puesto que tenía la facultad de arrastras a las masas a su favor. Estaba convencido de que no era el hijo de Dios. Jesús no respondía para nada al Mesías que Caifás esperaba. Como iba a ser... el humilde hijo de un carpintero. Pero ¿Estamos locos o que? Se trataba tan solo de un impostor, muy inteligente, pero impostor y sacrílego.

Por eso mismo, Zerat le entregó el importe que se daba según la ley, por facilitar la detención de un vulgar delincuente. Las cosas no eran como Judas pensaba, pero éste ya estaba pisando otra realidad muy distinta. Ajeno completamente a las razones y explicaciones del escriba.

* * *

Judas ya no escuchaba a Zerat. Habían caminado conversando hasta llegar a menos de tres pasos de Jesús. La inminencia del beso le erizaba la piel. Su boca era un remolino fresco de ansiedad, anhelo, curiosidad y deseo. Ya las últimas palabras de Zerat no anidaron en su conciencia. La bolsa que contenía 30 monedas de plata, colgaba de su cinturón. Pero ya no existía para él. Ni Zerat, ni los guardias, ni sus dudas, ni su cuerpo, nada, solo aquellos preciosos ojos que ahora le miraban con amor, declarándole que estaban dispuestos a entregarle todo lo que su Alma anhelaba.

Dejó atrás a los miembros del templo para caminar los escasos metros que le separaban de su gran amor, sintiendo una felicidad indescriptible, que le hacía temblar de emoción ante aquella maravillosa perspectiva.

Sonrió, mirando al Maestro y le dijo:
-Maestro, llegó el momento.
-Judas, ¿Venderás a tu Maestro con un beso?...
-Un beso que ya no puede esperar mas, Rabino.
-Sea, pues.
Judas inclinó su cabeza, a la vez que envolvía con sus brazos el cuello del Señor. Este, cerró los ojos en actitud de entrega total, mientras su enamorado posaba sus labios en los de Él.
Era el momento crucial, pese a no querer precipitarse, necesitaba degustar aquel manjar con vehemencia, así que cuando Jesús cerró sus ojos, acercó sus labios con gran emoción. ¿Cómo sería un beso del Hijo del hombre?, mas aún... ¿Cómo sería un beso del hombre que amaba con todo su corazón?. Jamás sus labios se posaron en los labios de nadie antes... era algo que anhelaba hacer tan solo con su amado. Aunque ni se atrevía a esperar que sucediera, soñaba cada día con algo así, desde que le conoció. Nunca se había enamorado antes de nadie, solo conoció el amor en aquel mundo de manos de su Maestro. Apuntaba muy alto, a lo mas alto del firmamento. Y allí lograría llegar en breves minutos... los que durase aquel gesto. Ya estaba viviendo su sueño, por fin.

CONTINUARÁ...

Bien Caye, excelente este relato, hay un pequeño cambio en él, aqui el lenguaje utilizado es mas directo, más preciso, sin muchos adornos, sino mas bien, directo al grano...existe un ritmo mas acelerado que el de las anteriores entregas...tal vez producto del desenlace, uno muy esperado que es finalmente lo que lleva el titulo de la serie y que le imprimes mayor velocidad al relato para que el lector, que está esperando y que por lo demás intuye que viene...un buen preámbulo, para esa parte final, me gustó aquello...el amor de Judas al maximo, inocente en muchos casos, en buenas cuentas, él solo cumplía lo que creía bien...buen comienzo, excelente el puente hacia el desenlace y éste, cortito, intenso y preciso, para que darle más...es la idea central y que la desarrollas en breves letras...bello Caye...

Un abrazo,

Ignacio

Caye: este relato ha ido de menos a más... a la cumbre, a la cima..
Es increible tu obra amiga...
Está demás todo lo que te pueda decir, Cayetana.
Es un placer leer cada una de las entregas de este "El Beso".
Genial, maravillosa obra...que invita a seguirla, sin vislumbrar el final, sin querer
un final, creo.
Un abrazo, amiga-