El Beso, evangelio de la Caye, parte 20

EL BESO, PARTE 20

-Si, soy Uno contigo, soy el Creador de este Universo de Megadóm... la Vía Lactea, un inmenso plan de desarrollo de millones de dioses creados desde el”Manuscrito de la Libertad”, ideado por mi hermano Lucifer...

...Y sin embargo aquí estoy. Lleno de terror, completamente desesperado y desconectado de mi origen, de mi poder y de Ti, Appa. Me siento arrepentido, todo podría salir mal, todo podría desvanecerse y eso sería fatal para tu creación. El TODO quedaría desierto, un inmenso cementerio de frustración. Como si jamás hubiera existido NADA. Nada. Esta nada me pesa, me atormenta, me aflige y no te siento, Appa, no siento tu consuelo. Sé que igual no soy digno, mas es tan inmenso mi sufrimiento... Además, no puedo saber la envergadura del dolor que puedo causar a mis amados hermanos e hijos. Ellos no entienden, duermen...

De nada ha servido demostrar mi poder y mi cariño, de nada... Como los amo y cuanto dolor les puedo causar... Appa, ayúdame a pasar por este momento. No sé si lo conseguiré, no, no lo sé.

Ya está todo desencadenado, los acontecimientos no tienen retorno. Ahora siento el dolor de todas mis criaturas por los siglos de los siglos. CUANTO DOLOR, APENAS PUEDO CARGAR CON ÉL.

Diciendo esto, Jesús empezó a temblar y de sus poros salieron hilos de sangre. Se la miró y con un gallo en la voz, continuó, esta vez, gritando.

-¡Esta es la señal de que no se puede sufrir más. Estoy rozando los límites del dolor emocional. Tristeza, soledad, aislamiento, remordimiento, terror. Me ahogo, Appa, me siento incapaz de seguir, de conseguirlo!.

Se hincó de rodillas empezando a llorar. Estuvo un rato en absoluta conexión con el dolor de su pecho, de su garganta, de su espalda, de toda su piel. El Ser mas Grande de la Creación del Padre Celestial estaba abatido. Echo un ovillo, convertido en esos instantes en el más insignificante de los humanos. Viviéndolo todo desde la más cristalina conciencia. Un trago amargo. Un Cáliz que, pese a haber rogado no probar... estaba degustando por voluntad de su Padre en los Cielos.

Mansamente, amorosamente. Igual no servía de nada, igual todo se desvanecía, pero debía intentarlo, era mucho lo que había en juego: EL TODO.

Las sombras de la noche lo envolvían, mas no pudieron borrar el blanco inmaculado de su túnica y ese brillo que desprendía. De seda virgen, sin costuras, un regalo de su amigo José de Arimatea, prestigioso fariseo de la orden. Un fariseo que creía en su origen Divino, uno de los pocos que lo seguían en sus enseñanzas y con el que había conversado largamente sobre las escrituras y sus profetas. El mismo que le avisó tantas veces de los planes arrestarlo y ponerlo a disposición de los romanos de Caifás, para advertirle y salvarlo del aprisionamiento. Sentía su amor por Él como un peso aplastante. ¡Cuanta desilusión brotaría de su alma!, Como del alma de todos sus seguidores. No podía culparles, estaban instruidos a rechazar todo lo que no fuera “normal”. Desconocían el inmenso poder de la boca para transmitir incluso las vibraciones más ancestrales. El intercambio de información y de sentimiento que generaba un beso. Era peligroso practicarlo a la ligera, por ello en los originales mandamientos se advertía de ello, pero en aquellos momentos no podía hacerles entender el verdadero valor del gesto. Un gesto que, cuando se hacía con la suficiente conciencia podría ahorrar siglos de aprendizaje y experiencias a los que lo intercambiaban. Se necesitarían muchos siglos para que esta tan joven humanidad pudiera percibir ese contacto como algo distinto a un pecado. Lo consideraban el Mesías y el Mesías no podía pecar. Cuán lejos estaban, pobres, del conocimiento que se necesitaba para trascender y aceptar tan inocente, imprescindible y eficaz contacto.

Tanto Judas como Él precisaban de esa practica para sellar dos energías que permanecían enfrentadas por su oposición: La luz y la oscuridad. Inseparables y opuestas, que, en ese beso encontrarían un camino de vuelta a la reconciliación, en los tiempos del amanecer Solar. El amanecer de los Hijos de la Raza. Humanos conscientes de su origen Divino que se habían formado sorprendentemente en aquel caos. Y que, llegada la hora, volverían a encontrarse para intercambiar la Luz, ampliarla y transmitirla a todo el planeta.

Mientras Él brillaría durante una Era completa, como el enviado de Dios para salvar el mundo, Judas permanecería en su oscuridad, rechazado y maldecido por todos. Pero unido a la Luz con un hilo ligero e irrompible, en ese gesto trascendente. Era demasiado importante como para detenerse ahora. Las cosas no se podían hacer de otro modo. Para que todo resultara, su momento de dolor tenía que ser genuino, sin ventaja ni trampa por su parte. Entendía, si... Jesús entendía porqué el Padre no le mostraba ningún contacto en ese momento crucial. Pero eso no aliviaba su dolor.

Cuando más afligido se sentía, cuando ya todo le daba igual, cuando, justamente estaba asimilando y aceptando su suerte y su desaparición de la existencia, sintió una enorme mano sobre su hombro.

-Emmanuel, hermano amado. Estamos aquí.

Jesús no se había percatado de la llegada de la nave. Levantó su cabeza y contempló con agradecimiento a su hermano Oscar. A su lado estaba Ambrita, completamente desconcertada por no ser capaz de unirse a Él en ese sufrimiento que ella desconocía. Tanto ella como Oscar, habían sido creados en el Universo del Padre. Sus cuerpos eran idénticos en proporción de los 4 elementos, por ello eran perfectos, al igual que los planetas donde se desarrollaron. Nunca tuvieron “libre albedrío” pues no necesitaron tomar decisiones, no había otra opción que avanzar. Su evolución era dirigida y marcada por el conocimiento y la comunicación conjunta del resto del Universo. Nunca se sintió sola ni ajena a nada. Paz, Equilibrio y Armonía eran las únicas sensaciones que conocía. Pero por segunda vez en aquella noche, hubiera dado toda su evolución, sus miles de Eones de evolución al servicio, por poder empatizarse con esos dos seres: Judas y Jesús.

Desde su estado permanente de equilibrio,... ¿Cómo comprenderle, como ayudarle?... Descubrió por primera vez, maravillándose, que las emociones pueden ser contagiosas, y quedó paralizada al sentir una lágrima correr por su mejilla. Nuevamente, la condición femenina demostraba su capacidad de empalizarse incluso ante experiencias desconocidas.

Oscar, sin embargo, como naturaleza masculina, estaba mas preocupado por transmitirle a Jesús su entereza, su energía Crística para nutrirle y prepararle para las difíciles horas que le esperaban a continuación.

Permanecieron así unos minutos, los suficientes como para que Jesús pudiera incorporarse, les abrazara a los dos y tomara una respiración profunda. Un saludo, levantando la palma en señal de conexión y comprensión absoluta, y un “Hasta siempre”

Cuando los Seres saben de su unión, no son necesarias las palabras. Las miradas pasaban de uno a otro en señal de comprensión. Ambrita, sin embargo no pudo reprimir unas palabras que, para Jesús fueron de un grandísimo valor:

-Lo siento, te amo, gracias.-

Con ellas, Jesús se sintió de nuevo conectado con la fuente. Capaz de continuar su destino. Sereno, aliviado y con un nuevo estado de conciencia mucho mas elevado si cabe.

Jesús descubrió lo útil que es el dolor emocional para recuperar la felicidad y la unión perdidas. Entregarse a ese dolor, rendirse ante él, había sido el desencadenante de la mas profunda sanación de un despertar a otro estado mas elevado de conciencia.

Le quedaba el otro dolor, el físico que, al igual que el emocional, debía alcanzar las cotas mas elevadas alcanzadas por cualquier humano, por los siglos de los siglos. Además su piel estaba mucho mas sensible por la experiencia vivida: el desangrado. El estallido de los vasos sanguíneos. Añadiendo mas dolor físico, si cabe a la pasión que le aguardaba.

¿Qué le depararía aquel otro sufrimiento?. ¿Acaso no estaba todo perdido? ¿Acaso fuera posible su alzamiento, la consecución de su Cuerpo de Luz? Instrumento necesario para transportar a todas sus criaturas al seno del Padre. Sin mancha, sin pecado, sin culpa. Toda se la había bebido él, TODA.

Si, la esperanza se hizo nido en su alma. Sonrió y dejó que se alejaran. Una luz les aspiró hacia la nave y esta se alejó, desapareciendo de los cielos, dejando tan solo las estrellas de la noche.

Jesús ya estaba preparado para ese Beso. Judas no tardaría en llegar.


CONTINUARÁ...

Ay, Mateo, cariño, me temo que si, que todavía falta casi la mitad. Siento que te cueste llevar el hilo, es mi primer intento con algo así y seguro que habrá cosas que se me escapen. Gracias por tu interés y por tu comentario.

Puedo asegurarte que la Biblia cuesta mucho mas de entender y de interpretar y de seguir el hilo. Te lo digo porque a mi me ha sido imposible. En principio tan solo iban a ser 3 partes, pero ya ves, me enreedé y por poco hago otra biblia como bien dices.

Por cierto, cualquier cosa que no comprendas me lo dices y a lo mejor te lo puedo explicar, digo, porque muchas cosas no se ni de donde me vienen.
He de decirte que admiro tu inteligencia y tu paciencia. Con 15 años yo no hubiera leido algo como esto. He hablado de los índigo en algún capítulo y tu pareces ser uno de ellos. Me encanta.

Un abrazo, guapisimo.

Bueno amiga, este capitulo es el análogo a la escena del huerto de la Biblia, en que Jesús duda, como todo ser humano y como muy humano que era él también a pesar de su estirpe y su profetización bíblica como ser superior...el dolor, esta vez emocional, el cansancio de sentir en un momento el abandono de su Padre, esa forma de arrepentimiento en que se enfrenta a su propio pensamiento y sentimiento con respecto a su destino...quizas una tentación mas, humana, parecida a la de los 40 dias en el desierto...expresas de gran forma ese momento, con un alto grado de espiritualidad y muy congruente con lo que vemos del relato en su totalidad...la llegada de Oscar y Ambrita, también en analogía con la conversacion que sostuvo Jesus, segun el relato biblico, con dos seres que entre sueños, vieron los apostoles...un buien capitulo, que anuncia ya lo que viene, el beso y el paso crucial de Jesus al dolor fisico ya anunciado...

Te sigo leyendo...

Un abrazo,

Ignacio

Nachito, de nuevo, muchas gracias por seguirme en esta novela. Me hace muy feliz todo lo que comentas y eres un combustible que ma ayuda a serguir. Por personas como tu, se que este trabajo no es una casualidad, ni el fruto de una imaginación desvvordada, sino algo que está llamado al despertar.

En mi mas profunda ignorancia, jamás hubiera creado algo así de no ser porque entro en otro estado de conciancia a la hora de escribirlo.

El siguiente no se para cuando vandrá... espero, como he hecho durante todo el trayecto, la señal, sutil, pero distinguible de que "El" está cerca. Lo que sí tengo claro es que terminará en esta próxima Semana Santa. La voy a pasar en Andalucía, el lugar donde mas se siente esa energía. Asistiré a las procesiones, acompañada de gente que pasa el año entero centrada en este acontecimiento.

Pero antes de eso quedan 4 o 5 capítulos que espero que pronto salgan a la lulz.

Un abrazo muy fuerte.

Susy, ¿Que te voy a decir, amiga mia?...
Que soy la primera sorprendida en cada entrega, que soy la primera maravillada de como está saliendo y como se está desarrollando. Encuentro en esta novela todo tipo de enseñanzas esotéricas: Chamanismo, critaloterapia, hoponopono, el poder del ahora, la ufología, la llama transmutadora... espiritualidad por todas partes que de alguna manera me hacen comprender el sentido de toda mi trayectoria. Podría decirse que es una síntesis de todo cuanto he experimentado en esta encarnación.

Y si, por supuesto que detrás de cada párrafo hay algo... Milagro, magia, amor, sobre todo. Y unas ganas enormes de transmitir lo que verdaderamente movió a Jesus en su paso por la Tierra.

Seguroq ue las cosas no fueron como las cuento, pero no importa, lo importante es que todo este texto lleva mucho fondo de real, en cuanto al despertar y la ascensión del seh humano se refiere.

Te mando un imnenso "BEso" donde poder compartir e intercambiar nuestros mas ancestrales conocimientos y nuestro mas profundo cariño.

Te amo, preciosa. Gracias por estar ahí.