AGUJETAS DE COLOR DE ROSA
“Una tarde calurosa, además de irritante, después de tener que soportar las cargas emocionales del patrón, además de tener que sonreírle en lugar de decirle “¡te aborrezco idiota, te mereces lo que te sucede!.
Tan solo quiero un helado, pero es tan difícil hacer algo tan sencillo, la simpleza de ve hecha añicos cuando el molesto mocoso de alguien cree que es divertido jalarte el traje, si pudiera agarraría al pequeño demonio y le rompería el cuello.”
Nuestro amigo Leonard había tenido un difícil día en el trabajo, ni siquiera un helado le sabía bien.
-¡que putas pasa hoy, ni siquiera el jodido helado sabe bien!
Tomando el helado lo arrojo a la basura, el mismo niño que le estuviera jalando el traje para divertirse ahora solo lo miraba con temor, Leonard también lo miro, el infante quiso correr a los crasos de su madre, pero no podía, quedo absorto ante el odio y cansancio en el alma de Leonard, este solo hiso un gesto repulsivo con la lengua y se alejo de ahí.
Decidido a relajarse aun que sea por unos minutos se sentó en una banca del parque, las risas de los niños eran como un taladro para el, pero no podía hacer nada, a si que solo se dedicaba a imaginar como ellos se caían mientras jugaban su “estúpido juego de atraparse”, pensaba Leonard, podía imaginar como la niña con zapatillas rosas con adornos de hilitos color plata en un movimiento brusco jalaba de mas al niño de la camisa azul, este caía y se rompía el cuello, pensar en esto era lo único que mantenía feliz y tranquilo a Leonard.
Los viento de abril acariciaban las copas de los arboles, haciendo que ideas vagas llegaran hacia Leonard, por un momento cayo en somnolencia, pudo apreciar como cuando niño gustaba de molestar a las aves, romper las cosas de los demás, incluso como le gustaba insultarlos en su mente, se sentía el dueño del mundo.
-los niños son despreciables, me gustaría tomarlos y mandarlos a todos al fondo de la tierra, al infierno de ser posible.
Un golpe en su pie izquierda hiso que despertara exaltado, aun en su letargo no podía aclarar la escena, “¿una pelota”, trataba de que alguna idea lucida le llegara, pero le dolía la cabeza de solo pensarlo, una vos que parecía salida del mismo nido de ideas absurdas que podía a ver creado el todo poderoso, le hablo con suavidad, incluso parecía que mostraba alguna especie de cariño.
Unos zapatos azules, adornados de unas gordas agujetas color rosa, un vestidito de flores adornado con un moño en la parte del cuello, un cuellito blanco que portaba un collar con una figurilla de “hello kitie”: una niña le estaba hablando al hombre que mas le odiaba en todo el parque.
-lo siento señor, no quería molestarlo.
Leonard ya despierto, ve con horror lo que para el era un demonio salido de la tierra, trata de controlar el miedo que le da la presencia de la dulce niña, “nunca les muestres debilidad”, se decía cada ves que los veía con sus alegres ropas de colores, olía su olor a tierra con dulce y un toque de soda o escuchaba esos zapatos chillones que tanto disfrutaban.
La niña le sonrió, un diente de enfrente le faltaba a la niña, la mueca era adorable y hasta carismática, un toque que solo se puede ver en un niño pequeño.
-yo tengo 7 años, ¿y tu?.
Leonard miro profundamente a la niña, su ira iba en aumento, debía controlarse, si tenia otro de sus ataques, el menos en publico, iría a prisión.
-mira niña, no quiero nada que ver contigo, así que toma tu pelota, vete a jugar con el niño genio que se esta comiendo ese insecto y crece como todas los demás, arruinando la vida de otros.
La niña pareció no comprender todas las palabras de Leonard, per “toma la pelota” fue lo único que necesitaba entender, la niña se dio vuelta y le dedico otra risa mocha.
Un pasillo de escuela adornado con las voces de decenas de niños, gritando y gruñendo como animales salvajes, apenas iluminado por una mísera bombilla, un calor un tanto tenue reunido por todos esos pequeños cuerpos asfixiaban a Leonard, la bombilla tintineaba cada ves que un niño rugía, parecía que tomaba fotografías, cada movimiento tomado para la posteridad, en cada rostro podía notarse odio, envidia y deseos asesinos.
Un niños al que no se le ve el rostro es acribillado por otro mas grande, mientras todos los demás apoyaban aquella violencia, Leonard miraba absorto ante tanta maldad, por un instante pareció que el niño golpeado escupía sangre.
Leonard despertó como todas las mañanas: triste, agotado, con deseos de que toda su vida no fuere mas que un triste invento de alguien, pero siempre volvia a caer en su oscura realidad.
Dos semanas habían pasado desde que se topo con esa niña de las agujetas rosas, el miedo se sembraba en toda la ciudad.
“reporte de ultima hora: otro cuerpo de un infante fue encontrado mutilado cerca del parque, a unos tres cuadras del lugar, esta mañana la niña lucia encotnro el cuerpo mientras jugaba con su perro, cerca de unos grandes arbustos, la policía cree que el niño fue asesinado entre las 9 y 12 de las noche, aun nose tiene mas….”
-¡es horrible!, ¿Cómo alguien puede hacer algo así?.
Linda Gutiérrez, una compañera de trabajo de Leonard leía mientras tomaba su desayuno.
-ojala encuentren a ese cuelguen, no mejor que lo despellejen vivo, ¿tu que piensas Leonard?.
Leonard simplemente asintió con la cabeza, pero en realidad lo que decía era: “uno menos, uno menos”.
En la cafetería tomaría esta ves su descanso, con mucha suerte se aparecería un niño, para ahora su buena fortuna, el era un hombre con muy poca, así que después de pedir un capuchino doble, se sentó en la mesa mas alejada de la algarabía , se relajo y se dedico a oír la suave tonada de una canción de jazz.
-¡un elefante se columpiaba…sobreeee la tela de una araaaaña, como veian que resistían, fueron a llamar a otro elefanteeee!
De nueva cuenta esa sensación de picazón y dolor le llego al cerebro, sentía que pájaros carpintero le perforaban el cráneo y picoteaban su cerebro.
-hola de nuevo señor.
La niña de las agujetas rosa había vuelto a aparecer, esta ves cuando hablaba parecía que silbaba, ya había perdido otro diente.
-mi mami esta comprando un café, va a platicar con mi tía un ratoooooote, ¿quiere platicar conmigo?.
Leonard no dijo nada solo dio otro sorbo a su café, tratando de escuchar el saxofón de la tonada, cuando solo podía oír el silbido de la nariz de la niña, causado por que el aire no pasaba bien debido a un moco.
-sabes, un niño de mi escueeeela, me dijo que le gusto, pero el no a mi, me pidió un beso.
Leonard solo pensaba en tomar a la niña por las orejas y arrojarla a la freidora, la niña bailaba de un lado a otro, se paraba en un solo pie, luego en el otro, mientras jugaba con sus manos.
-¿te puedo dar un beso?.
Leonardo ya no aguanto mas, tomo a la niña de la mano y llego hasta donde creía estaba su madre, la dejo a una lado, aquella mujer ni siquiera noto a su hija, cuando Leonard salió huyendo del lugar la niña se despidió agitando su manita.
De nuevo se encontraba en aquel pasillo, de nuevo los gritos de demonios y no niños, gritaban y reclamaban la sangre de aquel infante, una persona mayor, igual de sombría, una mujer con la ropa tan dura como el cartón, levanto al niño que golpeaba al ya casi muerto infante.
-estas en serios problemas Leonard, esta ves será expulsado.
Mientras se bañaba Leonard recordaba como era ese niño que casi mato a aquel inocente niño que no hiso mas que reírse cuando Leonard eructo.
-animales, no son mas que animales.
Un quinto niño ya había caído en la garras de aquel implacable asesino, se mantenía estricta vigilancia en el parque, se vigilaba todo el tiempo a los adultos, que hacían y que no hacían cerca de los niños, pero no había dado resultados, siempre en algún descuido, otro inocente era asesinado.
Leonard tuvo que ir al parque una semana después, “otro menos, otro menos”, mientras caminaba por las calles estrechas que daban rumbo al parque podía recordar como al niño que había golpeado era sacado en camilla, como seguía escupiendo sangre y dientes, sus labios ahora eran simples pedazos de carne sanguinolentos, seguía pensando en como el había casi matado aquel niño, arruinado su vida para siempre, tiempo después el niño murió de un ataque de nervios, ya nunca confió en nadie.
Por fin había llegado a su objetivo, cerca de la banca del parque solían jugar los niños grandes, unos 14 años de edad en promedio, pero ahora solo pocos se atreverían, aquellos que se sintieran valientes, o sea, todos los de la ciudad, querían retar al implacable asesino, Leonard espero, quería sentir la emoción una ves mas, solo qu esta ves, quería sentirlo en persona.
Un terrible grito cruso todo el apqrue, hasta hiso que las aves dejaran sus nidos, espraciendo porquería por todos lados, Leonard sinti algo en el pecho, algo que no había sentido desde que aquel niño casi muriera en sus manos: miedo por alguien mas.
Corrió lo mas rápido que pudo, lo que encontró entre las sombras y matices de lo que parecía ser el retrato de la mente de un psicópata, lo destrozo, lo sorprendió, por primera ves tuvo compasión de un niño.
Un policía forcejeaba con una niña, la cual no se distinguía su rostro, pero un terrible dolor le llego a Leonard, se podía distinguir por una ligera grita en la copa de un árbol que dejaba pasar la luz de uno de los faro, unos zapatos azules con agujetas rosas, en tan solo un segundo ya tenia su mano lista para atestar un golpe hacia que el hombre funesto que apenas unos minutos atrás fuera su héroe, un golpe seco acompañado de un crujido, anunciaban que le había roto la nariz, sangrando y gritando de dolor se alejo lo mas que pudo hacia la callejuela, lo único que alcanzo a decir entre ahogos de dolor.
-¡no lo entiende, ella….!
Fue lo ultimo que dijo en su existencia, una patrulla lo mato al instante aplastando sus piernas y después su cráneo, una horrible masa quedo esparcido por todo el pavimento, embarrando a la patrulla y parte de una estatua.
En los diarios del día siguiente decían que el asesino había sido a aquel policía arrollado, cuando lo encontraron un día viendo una revista de pornografía que mostraba a niñas de 14 años teniendo relaciones, casi lo despidieron, pero gracias a influencias no había sido posible, por siempre aquel hombre seria conocido como un pedófilo asesino, esa noche habían encontrado otro cuerpo mutilado cerca del area, pero ante evidencias que la policía no tuvo, y usted si querido lector, juzgue la escena.
En el momento en que aquel hombre fuera arrollado, Leonard abraso a la niña para que no lo viera, la rodeo en sus Brazos, y ahí se enamoró de ella, con el tiempo la niña crecería y se volvería mujer, y ahora el quería ser el hombre que estuviera ahí cuando apsara, en el momento que la abraso pudo notar algo en su cintura, una especie de navaja, pudo sentir la humedad en ella, pudo sentir como el liquido se coagulaba en el vestido, el liquido atravesó el vestido y pudo notar un olor que ya había conocido antes, cuando aquel niño escupiera todos sus dientes, miro hacia abajo y pudo apreciar como als agujetas color rosa, ahora eran de un color mechoso, un tanto opaco, pero vivazmente rojo, quizás sangre seca, solo eso podría dar esa tonalidad.
-gracias.
Aquella niña se levanto de puntitas y le dio un beso en la mejilla, cerca de los labios, una ves mas le sonrió la pequeña, esta ves su sonrisa ocultaba algo maligno, los dientes faltantes hacia que pareciera un espectro de hallowen, algún ser infernal, no se, ni tampoco Leonard se preocupa ahora, pues esa niña, ahora su esposa, guardara con el secreto de lo que es odiar y amar a un niño, de una forma un tanto peculiar.
Reporte de un posible caso de una rara enfermedad que impide el crecimiento normal de las hormonas del cuerpo, caso 5551.
INFORMACION REUNIDA DE VARIOS TESTIGO OCULARES DE AMBOS SUJETO.
LA PEQUEÑA FUE SOMETIDA A TRATAMIENTO MEDICO GOZA DE UNA VIDA NORMAL, SE SIGUE VIGILANDO