De repente Cedric, se deja llevar por su rabia interna, al ver el cuerpo de la joven casi inerte en el suelo, y en un movimiento rápido y audaz, se planta frente a Elizabeth, en plan amenazador, con los ojos rojos de ira, pero para cuando se dispone a agarrarla, esta ya ha desaparecido, y se ha colocado tras él, inmovilizándolo ágilmente.
-Deja de atormentarte Cedie... –le susurra ahora en el oído en un tono casi sensual –Debemos alimentarnos. No tenemos alternativa...
-¡Siempre hay una alternativa!
-¿Ratas? –le responde ella irónica, haciendo una mueca de asco con la boca –No te sacian suficiente, querido. Mírate, estás muy débil...
Elizabeth desaparece de repente, dejando inmóvil a Cedric, con la cara llena de tristeza y de rábia, contemplando el rostro de la joven tendida en el suelo, mientras la risa irónica de su compañera, termina de difuminarse en el camerino. El sabe, que en el fondo, ella tiene razón. Es un vampiro y ella lo convirtió. Debe alimentarse, y el dolor de resistirse a la víctima que ha traído Elizabeth, es casi comparable a la pena de saber que deberá arrebatarle la vida. El olor a sangre humana, ciega su mente, impulsa su cuerpo, acelera su corazón, y lo castiga cruelmente sin penitencia. Es fácil perder el control... Su boca se hace agua... Sus ojos se vuelven de un rojo amenazador... Y por fin la presa, sucumbe ante el cazador...
CONTINUARA...