¿PUEDES CAMBIAR A LAS PERSONAS QUE TE RODEAN?
En mi opinión, esta frase que he encontrado, o que me ha encontrado, que aparenta ser solamente un juego de palabras que se contradicen, encierra en su aparente simpleza una lección que bien aplicada puede marcar un antes y un después en la relaciones.
NO PUEDES CAMBIAR A LAS PERSONAS QUE TE RODEAN, PERO PUEDES CAMBIAR A LAS PERSONAS QUE TE RODEAN.
Te recomiendo una parada antes de seguir leyendo, un tiempo para la reflexión, para que encuentres con claridad el significado que le quiso dar quien la escribió y que, si la comprendes, le dediques otro tiempo para que pienses en las personas que te rodean, sobre todo esas que no son de tu agrado, y compruebes el lugar que les das en tu vida y cuánto y cómo eso te perjudica.
Hay otra versión de la frase, una matización por si aún no has descubierto el sentido: NO PUEDES CAMBIAR A LAS PERSONAS QUE TE RODEAN –no puedes cambiar su modo de ser y actuar-, PERO PUEDES CAMBIAR LAS PERSONAS QUE TE RODEAN –pero puedes quitarlas y poner otras distintas en su lugar-. No puedes cambiar a quien está a tu lado, pero puedes eliminar a quien no quieres tener a tu lado. Puedes ser selectivo y cambiar el entorno social indeseado.
Los orientales, con más sutileza y poesía dicen: “Es imposible evitar que los pájaros vuelen sobre tu cabeza, pero puedes evitar que hagan nidos en tu cabeza”. También dicen: “Si no puedes cambiar tu entorno, cambia de entorno. No es culpa del árbol que el sol no brille en tu rostro, es tu culpa por pararte en su sombra”.
La frase del título tiene dos tiempos: el primero de la comprensión y el segundo de la aplicación. La segunda parece más complicada que la primera. Somos capaces de detectar a esas personas, pero… ¿somos capaces de sacarlas de nuestra vida?
Es posible que algunas de las que detectemos que no nos convienen sean inevitables en nuestra vida. En este caso parece que sólo queda la opción de conseguir que no nos afecten, no darles el poder de que nos perjudiquen y afecten. O sea, no tomárselo como algo personal.
Darse cuenta del perjuicio que nos causa algo o alguien no tiene utilidad si después no hacemos lo que corresponda para resolverlo y evitarlo. Darse cuenta es un primer paso que, obligatoriamente, debería continuar con lo siguiente, que es la acción.
Cambiar hábitos, compañías, pensamientos, actitudes… es nuestra responsabilidad desde el momento exacto en que somos conscientes. Hasta que uno se da cuenta se puede amparar en la excusa del desconocimiento, pero cuando ya lo sabe… uno se queda sin excusas.
Eliminar todo lo que resta y añadir todo lo que suma. Así se puede resumir cómo debería ser a partir de ahora.
Esto merece atención, decisiones y acción.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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