TÚ TAMBIÉN PUEDES SER UN GANADOR
En mi opinión, el concepto que uno tiene de ganador –o de triunfador- es algo que conviene revisar y actualizar, porque no hacerlo así y dejarse gobernar por el concepto que nos han inculcado otros –eso de que sólo es ganador el que consigue triunfar en TODOS los aspectos de la vida sobresaliendo por encima de todos los demás-, nos puede llevar a una innecesaria frustración.
Conviene partir de la base de que el 99% de las personas somos mediocres (de calidad media, de poco mérito) y esa es una realidad que no se puede negar. Sólo unos pocos son excepcionales… y no somos nosotros precisamente, así que conviene hacerse cargo de lo que cada uno es y rebajar el nivel ilusorio de pretensiones hasta llegar y quedarse con lo que es adecuado y posible a nuestras circunstancias.
Y a partir de ahí, valorar cada pequeño gran logro, cada pequeño gran éxito, y cada una de esas pequeñas grandes cosas que se minusvaloran pero que realmente son importantes.
“Un ganador es cualquiera que haga lo que le guste. ¡Sea lo que fuere! Y un perdedor se puede considerar el que malgasta su tiempo haciendo lo que no le gusta”. Esto lo aclara perfectamente.
La felicidad es un asunto personal. El éxito social no reemplaza a una vida plenamente realizada. VIVIR es lo que importa. Y saber valorar lo que uno es, o uno tiene, es una buena base sobre la que asentar el concepto personal que uno tenga de sí mismo y de su vida.
Todo esto lleva a la propuesta de que tal vez haya una necesidad de redefinir el concepto de éxito personal, o de eliminar el fracaso del vocabulario íntimo, o disponer y recolocarlo todo dentro de uno y tirar muchos reproches y deshacerse de una excesiva auto-exigencia.
Mientras más difíciles nos pongamos las condiciones para conseguir el bienestar propio, menos posibilidades tendremos de alcanzarlo.
¿Realmente es tan importante eso a lo que le adjudicamos tanta importancia?
¿Por qué no nos conformamos –de momento- con lo que somos o tenemos hoy? Hacerlo así facilita el modo de arrancar hacia el siguiente paso, porque la actitud va a ser otra más positiva.
Uno ha de sentirse ganador para sí mismo, sin necesidad de explicar o demostrar algo a los demás. Ese es el principio de la felicidad. Recuerda que jamás podrás complacer a todos los otros, por tanto deja de poner la mirada en eso.
Aún en el caso de que cumplieses todas las condiciones del modelo estándar de ganador, si no lo eres para ti, si no lo sientes plenamente dentro de ti, te sentirás un perdedor. Si no haces lo que te hace feliz a ti entonces sí te podrás empezar a considerar un perdedor sean cuales sean tus logros.
Tú también puedes ser un ganador. Decide en qué aspectos quieres lograrlo. Define tus objetivos en la vida. Concreta con qué te sientes satisfecho y sé cuidadoso al marcar esto. Rebajar el nivel de exigencia facilita alcanzar el éxito. Ser realista y honesto es el mejor de los inicios para una vida de paz y de íntimo triunfo.
Replantearse la vida actual y el resto de la vida, el modo en que uno va a encararla, puede ser la mejor decisión de toda la vida.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales