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| Tema: Vicencio Foximilino Capítulo V b (Novela) Dom Mar 30, 2008 3:50 pm | |
| Capítulo V Desenmascarando al malvado Fidelius Castrador. Fidelius - A ver, dígame, dígame exactamente, estoy dispuesto a escuchar una transacción en esto. Bien, ¿qué día es hoy?, martes. ¿A qué hora usted quiere que yo llegue el jueves?
Vicencio - Porque tú tienes... o sea, Fidelolandia tiene apartada su presentación ante el pleno para el jueves.
Fidelius - Sí, sí, la hora exacta ahí, ahí estaban... El jueves debe ser.
Vicencio - Hacia la 1:00 de la tarde.
Fidelius - No, el jueves tengo que participar en una mesa redonda y tengo que hacer el discurso por la mañana.
Vicencio - Porque tú tienes discurso por la mañana hacia la 1:00 de la tarde.
Fidelius - Más o menos. Yo le ayudo en todo, no le molesto en nada, ni voy a las comidas, ni siquiera a la reunión... Bueno, esa reunión ya la tendríamos que discutir.
Vicencio - Ahí te va, ahí te va, déjame terminar.
Fidelius - Sí.
Vicencio - Que puedas venir el jueves y que participes en la sesión y hagas tu presentación, como está reservado el espacio para Fidelolandia a la 1:00. Después tenemos un almuerzo, un almuerzo que ofrece el gobernador del estado a los Reyes que estarán; inclusive te ofrezco y te invito a que estuvieras en ese almuerzo, inclusive que te sientes a mi lado, y que terminado el evento y la participación, digamos, ya te regresaras, y así.
Fidelius - ¿A la isla de Fidelolandia?
Vicencio - No, bueno, pues a lo mejor, tú buscarás.
Fidelius - ¿A dónde? ¿O al Hotel? Dígame.
Vicencio - A la isla de Fidelolandia, o a donde tú gustaras ir.
Fidelius - Correcto.
Vicencio - Y que me dejaras libre, y es la petición que te hago, el viernes, para que no me compliques el viernes.
Fidelius - Usted no quiere que yo le complique el viernes. Muy bien, es que usted parece que no leyó una línea en que yo le digo que voy con espíritu constructivo, a cooperar en el éxito de la conferencia.
Vicencio - Sí, sí leí esas líneas...
Fidelius - Si mi palabra no le dio el efecto... yo comprendo las demás cosas, de las cuales no vamos a hablar, y lo que puede pasar. Casi adiviné que usted me iba a llamar para decirme algo parecido a eso. Pero muy bien, yo con toda franqueza se lo digo: estoy dispuesto a cooperar con usted. Estoy dispuesto a cooperar con usted y a hacer lo que usted está solicitando.
Vicencio - Podemos hacerlo de esta manera.
Fidelius - Sí, repítamelo, por favor.
Vicencio - A ver, llegar el jueves por la mañana, a la hora que tú gustes.
Fidelius - Sí, jueves por la mañana, pronunciar el discurso.
Vicencio - Sí, pronunciar el discurso en el pleno; participar en la comida de todos los Reyes y donde yo te invito, inclusive, a estar sentado mi lado.
Fidelius - Muy bien, muchas gracias.
Vicencio - Y por la tarde, pues salir a la hora que a ti te convenga.
Fidelius - Sí, muy bien. Déjeme ver el horario, allí hay una hora de diferencia, la hora en que yo tengo que moverme.
Vicencio - Tenemos una hora de diferencia.
Fidelius - Si acaso tuviera que llegar un poquito más temprano, digamos, porque ya yo sé dónde ocasiono el mayor daño (je, je, je), pero tal vez pudiera estar allí al amanecer.
Vicencio - ¿Del día jueves?
Fidelius - Porque la hora es la 1:00 y allí estaban negociando la hora del turno, tal vez yo hable antes; tal vez, pero estoy preparado para esa hora más o menos, ya que hay 30 oradores. Yo salí perjudicado, porque fue a última hora, y se lo confieso, que he tomado la decisión a última hora. Usted me reprochaba que un amigo debe decirlo ¿o no?. En primer lugar tengo dos cosas: tengo los riesgos y, además, no había tomado la decisión. Esa es la verdad.
Vicencio - Sí, sí, lo entiendo, lo entiendo.
Fidelius - Pero decidí, en un momento dado, que era conveniente, como se lo expliqué en mi carta. Yo le ruego que usted, cuando pueda, la vuelva a leer.
Vicencio - Aquí la tengo enfrente mío.
Fidelius - ¿Y usted tiene por ahí al Secretario General de la ORU cerca, está cenando con él?
Vicencio - Se acaba de ir hace 15 minutos. Se fue al hotel y mañana él va a allá a Monterrey.
Fidelius - ¡Qué lástima que yo no pueda escucharlo a él cuando hable!, porque creo que habla al principio.
Vicencio - A ver, Fidelius, tú... tú... Sí, yo sé que...
Fidelius - Bueno, si usted me consiguiera que, por ejemplo, yo usara el turno 10, si me consigue un turno...
Vicencio - A ver, espérame.
Fidelius - Sí.
Vicencio - Yo tengo una participación el jueves, arranca la ceremonia de inauguración a las 9:00 de la mañana.
Fidelius - A las 9:00, muy bien.
Vicencio - A esa hora me supongo que va a hablar el Secretario General de la ORU y voy a hablar yo.
Fidelius - Sí, yo quisiera escucharlo a él, porque él fue el que me invitó.
Vicencio - No hay problema en que vengas a eso.
Fidelius - Usted es el Rey del reino anfitrión; no es el reino de la Mentira, es el de la Desilusión.
Vicencio - No hay problema en que vengas a eso, que llegues temprano y que participes desde la inauguración; desde las 9:00 de la mañana que empezamos, ahí va a hablar él, hablo yo y, efectivamente, tu lugar es como el lugar número 10.
Fidelius - No, el lugar mío es el número 30; pero si usted me consigue el 10, es decir, después que hablen los principales allí, creo que encabeza el rey Chavezón como rey de los 77, algunos más, si usted me consigue el turno 10 ó 12...
Vicencio - ¿Pero tú quieres que te cambie ahí, digamos, de la 1:00 de la tarde hacia un poco antes?
Fidelius - Hable con Kafé-Anaan, hable con Kafé-Anaan y plantéele su problema, él va a entender que el mundo tiene dueños y que eso es muy serio.
Vicencio - Puedo hablar con Kafé-Anaan, je, je, ja, je.
Fidelius - Hable con Kafé-Anaan, je, je, je, ¿comprende?
Vicencio - Sí, sí, puedo hablar con él, cómo no.
Fidelius - Entonces yo lo complazco mucho más a usted, me aparezco allí y hablo. Casi sería mejor que llegara un poco a media noche o a una hora de esas, y durmiera un poco y fuera para allá.
Vicencio - Tú no más me avisas a qué hora vas... Tú me avisas a qué hora, así yo te tengo una residencia, un lugar donde llegar, si llegas muy temprano.
Fidelius - Bueno, yo tenía un hotelito ahí, unos cuartos, porque es que no estaba decidido si iba.
Vicencio - Sí, es que no hay cuartos, ese es el problema, que no hay habitaciones.
Fidelius - No, pero la delegación nuestra tiene 20 cuartos allí y algunos de ellos los podemos mandar para otros puntos, una casa de huéspedes.
Vicencio - Sí, incluso nos acomodamos: tú tienes amigos ahí en Monterrey que a la mera hora te pueden instalar. Eso no es problema. Tú tienes que llegar de madrugada...
Fidelius - Mire, yo lo puedo complacer más completo. ¿Tengo que llegar de madrugada?
Vicencio - Sí. ¿A qué le llamas madrugada, 5:00 o 6:00 de la mañana?
Fidelius - No, yo prefería sobre las 10:00 de la noche o algo así, una hora determinada.
Vicencio - ¡Ah!, llegar por la noche del miércoles.
Fidelius - Sí, sí, sin que nadie me vea. Nos vemos por la mañana allí, que me vean por allí por la mañana.
Vicencio - Ponlo más cargado hacia la noche y vemos cómo nos acomodamos, o sea, más hacia la medianoche o la madrugada.
Fidelius - Bien.
Vicencio - Y llegas, te instalas y participas desde las 9:00 de la mañana.
Fidelius - Me instalo y estoy allí a las 8:30. Fíjese.
Vicencio - Sí. Correcto, correcto.
Fidelius - Entonces usted me garantiza con Kafé-Anaan y le explica los problemas; si no, tendría que hablar y explicarle, porque es que a mí me invitan los Reinos Unidos por medio de su secretario general el Señor Kafé-Anaan.
Vicencio - No, no hay problema en eso. Yo...
Fidelius - Usted como anfitrión fue muy amable al enviarme la invitación, pero son los Reinos Unidos los que me invitan. Y se lo dije a usted aquí, fue lo primero que le dije tan pronto empezamos las conversaciones, que tenía la invitación.
Vicencio - Bien, por eso. Entonces, vamos a seguir pensando así, de esa manera. Después terminamos...
Fidelius - Correcto. Entonces yo lo complazco a usted, yo me voy más temprano. Si yo tengo unas ganas de estar aquí tremendas, tengo mucho trabajo y muchas cosas con las que estoy entusiasmado.
Vicencio - Fidelius, ¿te puedo pedir otro favor?
Fidelius - Dígame.
Vicencio - Que estando en casa a mí me serviría muchísimo que no hubiera declaraciones sobre el tema de la Embajada o de las relaciones entre los reinos de la Desilusión y Fidelolandia o de ese evento que vivimos en estos días pasados con la embajada.
Fidelius - No tengo ninguna necesidad de hacer declaraciones allí.
Vicencio - ¡Qué bueno!
Fidelius - Dígame, ¿en qué más puedo servirlo?
Vicencio - Pues básicamente no agredir al reino de la Mentira o al Rey Bushcapleitos. También es amigo mío y me está ayudando a darle trabajo a mis súbditos, preferiría circunscribirnos...
Fidelius - Oigame, su Majestad, yo soy un individuo que llevo como 43 años en política y sé las cosas que hago y las que debo hacer. No le quepa la menor duda de eso, no dude que yo sé decir la verdad con decencia y con la elegancia necesaria. No albergue el menor temor, que no voy a soltar ninguna bomba allí. Aunque la verdad es que estoy en desacuerdo con el consenso ese que han propuesto ahí. No, yo me voy a limitar a exponer mis ideas básicas y fundamentales, y lo haré con todo el respeto del mundo. Yo no voy a tomar aquello como una tribuna para agitar ni mucho menos: voy a decir mi verdad. Y puedo no ir, y la digo desde aquí, la digo mañana por la mañana, así que para mí no es...
Vicencio - Es que tú me ofreces en tu carta, precisamente eso: participación constructiva, para que sea una verdadera aportación a la discusión, al debate y a la solución de los problemas que todos tenemos en el mundo.
Fidelius - Sí, su Majestad, usted debe tomar en cuenta, incluso, que cuando yo hago un viaje de estos lo hago con bastante riesgo.
Vicencio - Sí, eso lo entiendo.
Fidelius - Debe saberlo. Y a muchos lugares no he ido: no fui a la Cumbre allá en Perulandia, pero yo tengo un concepto mucho más elevado de la importancia de esta conferencia y un concepto mucho más elevado del Reino de la Desilusión; me parecía, incluso, que lo estaría lastimando, en realidad, a usted o a sus súbditos. Yo no voy allí ni a agitar ni a organizar manifestaciones. Nada. Tengo en cuenta que usted es el Rey de ese reino y que un deseo suyo, por muchos que sean los derechos que tengo, debo tomarlo en cuenta.
Y me alegro que usted haya pensado en una fórmula decorosa, en que yo esté allí a la hora, y escuche al Secretario General de los Reinos Unidos. Y si usted pudiera, con la ayuda del Secretario General de los Reinos Unidos, garantizarme que yo tome un turno al principio, sin que esperemos tanto tiempo allí, mientras más tiempo entonces más.., y hablo en el turno entre el 10 y el 15, después que empiece la lista de oradores, aparte de su discurso, entonces nosotros hablamos con un compañero que estará allí, le daremos instrucciones, que ya le habían dado hoy instrucciones de que gestionara un más temprano turno, entonces yo quedo libre para ocasionarle a usted las menores molestias.
Vicencio - Sí. Oye, Fidelius, de cualquier manera está la invitación a que me acompañes a la comida, que eso sería como a la 1:00 de la tarde ó 1:30 y acabando de comer, entonces puedes salir.
Fidelius - Siempre y cuando usted no me ponga mole con guajolote y mucha comida ahí, porque en el avión viajar hacia acá muy lleno...
Vicencio - No, hay cabrito que es muy rico.
Fidelius - ¿Hay un cabrito?, je,je,je.
Vicencio - Sí, señor, un cabrito excelente.
Fidelius - Je,je,je. Bueno, muy bien.
Vicencio - Entonces, ¿podemos quedar con ese acuerdo, Fidelius?
Fidelius - Podemos quedar con ese acuerdo y quedamos amigos, como amigos y caballeros.
Vicencio - Sí, te lo agradezco muchísimo y nada más me vas a dar la hora de tu llegada, para poder recibirte y llevarte a acomodar.
Fidelius - Le daré la hora de mi llegada. Bueno, si quiere llego hasta más temprano y con eso salvamos mucho. ¿A qué hora se va a acostar mañana?
Vicencio - ¿Mañana?
Fidelius - Sí.
Vicencio - ¿Mañana qué es, miércoles? Mañana me voy acostar temprano, como buen ranchero.
Fidelius - Como buen ranchero. Yo soy al revés, yo suelo hacerlo como buen trasnochador. Dígame, ¿cuál es la hora que más le conviene?
Vicencio - Mira, como tú estás señalando, 10:00, 11:00, 12:00 de la noche, para que te instales y puedas descansar y estar al otro día en la mañana...
Fidelius - Muy bien, de acuerdo.
Vicencio - Entonces, ya no más que la Embajada me de la hora exacta para recibirte allí como se debe.
Fidelius - Sí, mañana le dará la hora exacta.
Vicencio - Con la Embajada hablamos sobre eso.
Fidelius - Sí, como siempre, le agradezco mucho esa deferencia, ese honor, si va allí, creo que ayudaría mucho a...
Vicencio - Me acompañas a la comida y de ahí te regresas.
Fidelius - Y de ahí cumplo sus órdenes: me regreso.
Vicencio - Fidelius, te agradezco muchísimo.
Fidelius - Muy bien, su Majestad.
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