ORIGEN DE LOS EXPERIMENTOS
CON PIRÁMIDES
por José Alvarez López
Cuando alguien se propone realizar una tarea artesanal logra más pronto los resultados esperados, si no recurre al método científico. Los métodos empíricos son más directos para obtención de un objetivo dado que los métodos científicos, que comienzan inevitablemente con dilaciones y planteos que de ninguna manera se dirigen al fin perseguido.
Conocía el tema de la “Energía de las Pirámides” por las numerosas publicaciones efectuadas por diversos autores, pero al que consideraba una de las tantas supersticiones populares en torno al tema de las pirámides. Hasta que durante un Audiovisual que yo exponía y proyectaba en el “Teatro Córdoba” (de mi ciudad de Córdoba-Argentina) se produjo un entredicho entre asistentes a raíz de una pregunta que se me formuló acerca de mi opinión sobre el afilado de las hojas de afeitar en las pirámides.
Yo dije no tener opinión por no haber efectuado experiencias al respecto, pero el demandante “sí” había hecho tales experiencias. Lo que provocó la risa de otro asistente. El experimentador del experimento preguntó por el motivo de su risa. El aludido contestó con toda naturalidad que se reía de lo que él decía, pues una hoja de afeitar no podía afilarse con simplemente colocarla en una pirámide de cartón. El afectado le preguntó entonces: “¿Ha hecho usted experiencias sobre esto?” Como contestara negativamente, el experimentador respondió: “Entonces no tiene derecho a reírse porque yo sí las he hecho”.
Me conmovió la fundamentación galileana de esta afirmación y expliqué al público asistente que iba a iniciar investigaciones sobre el tema, promesa que cumplí. Tres años después había completado una serie de experimentos de laboratorio que permitieron medir con precisión la “Energía de las Pirámides”, en relación a numerosos procesos físicos, químicos, físicoquímicos y bioquímicos.
Estos experimentos y medidas son hasta ahora los únicos que se han realizado con total ajuste a los requerimientos de una investigación auténticamente científica. Por ello, con todo derecho, me he permitido afirmar que: “La Bioquímica dentro de una pirámide de las proporciones de la Gran Pirámide obedece a leyes diferentes de la Bioquímica corriente”. Investigué un total de cincuenta fenómenos y encontré una media docena de procesos afectados por el comportamiento piramidal. Es así que se efectuaron mediciones dentro y fuera de pirámides.
Mencionaré primero los negativos, como corresponde a una actitud científica. De la rotación del plano de polarización lumínica, con resultados negativos; de las variaciones de viscosidad en conductores macroscópicos, con resultado negativo; de la variación de los potenciales de contacto de diversas cuplas, con resultados negativos; del “número Hittorf”, con resultados negativos; de la conductividad electrónica de numerosos compuestos químicos, con resultados negativos; del potencial de polarización electrónico, igualmente negativo.
Pero obtuve resultados positivos en relación a la acción enzimática, a la tensión superficial, a la viscosidad de tubos capilares, a la velocidad de precipitación coloidal, al “efecto Hall” en conductores electrolíticos. Todos estos experimentos fueron efectuados con medidas de alta precisión, por ello me permito afirmar que dentro de la bibliografía que conocemos son los únicos experimentos científicos efectuados hasta ahora, en torno a la Energía de las Pirámides.
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Debemos, eso sí, en atención a la exactitud informativa, considerar científicos a los experimentos del profesor norteamericano Tiller, de la Universidad de Stanford, quien realizó fotografías con el microscopio electrónico con hojas de afeitar totalmente deterioradas, antes y después de la permanencia de una semana en una pirámide de plástico, encontrando que en la segunda serie de microfotografías los filos de las hojas aparecían totalmente recuperados.
Hay ensayos de experimentos caseros sobre pirámides de plástico, cartón o madera, con el fin de lograr el consabido afilado de las hojas de afeitar. La estadística dirigida por mí es aprobatoria, pues sobre un total de cincuenta experimentos controlados mediante colaboradores que prestaron interés en el caso, se obtuvieron 45 resultados positivos y 5 negativos.
Los resultados obtenidos con máquinas de afeitar de la modalidad moderna no han sido tan encomiásticos, habiéndose logrado un 30% de fracasos. Pero se obtuvo éxito con estas hojas fijas de las maquinitas modernas colocando dos de ellas en posición paralela dentro de la pirámide: una gastada y otra sin uso. Por “inducción” la máquina usada recuperó su filo.
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El descubridor de la propiedad de afilar hojas de afeitar, de una pirámide de cartón, fue el ingeniero checoslovaco Karel Dbral quien llegó a este descubrimiento tratando de desoxidar objetos metálicos en el interior de pirámides, tarea en la que obtuvo excelentes resultados.
En cuanto al origen del interés en las pirámides del Ingeniero Dbral se debió, según él mismo constata, a publicaciones efectuadas hacia 1940 por un francés llamado Bovis quien observó que en las pirámides egipcias las alimañas muertas en su interior (roedores, murciélagos, insectos, etc.) aparecían perfectamente momificadas. De regreso a Francia construyó una pirámide de madera de 60 cm de altura y con ella logró la momificación de un gato muerto que colocó en su interior.
Hacia 1960 obtuvo Dbral una patente de invención para un método de afilar hojas de afeitar utilizando pirámides. Esta patente le permitió vender al Ejército Rojo un millón de pequeñas pirámides de plástico que los soldados llevaban en sus mochilas para afilar las hojas de afeitar. Pero recién hacia 1970, diez años después, se tuvo conocimiento en Occidente d este interés suscitado de tras de la “Cortina de Hierro”.
Desde entonces son cientos de millones las personas que se interesan en diversos países por el tema de la “Energía de las Pirámides”. Habiéndose constituido en una importante industria la fabricación de pirámides de diversos tamaños que llegan a los mercados de consumo.
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